De fútbol y de hombres
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Antonio Damasio nos ilustra: "No somos máquinas pensantes que sentimos, somos máquinas sentimentales que pensamos". Por lo que creo en la "Ley de la Atracción" de los futbolistas fuera de serie como Messi, Cristiano, Xavi Hernández, Iniesta… Analizo la teoría del "fútbol pornográfico", sus improvisaciones, sus inspiraciones y la necesidad de reconocimientos... Se deben concretar los "Cánones, tendencias y alternativas" para un fútbol en progreso. Si los equipos de fútbol no se humanizan, el espectáculo deportivo acabará siendo una competición de máquinas programadas sin ideas ni pensamientos. Sin conciencia…
"Quod natura non dat, Salmantica non praestat" (Lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta). Otra vez España fue campeona del "Europeo 2012", con mi personal homenaje al amigo, al profesional, Vicente del Bosque como máximo representante. Cuando escribo, rejuvenezco. Pero es verdad lo señalado por La Rochefoucauld: "Los viejos empiezan a dar buenos consejos cuando ya no pueden dar malos ejemplos".
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De fútbol y de hombres - Manuel Rodríguez García
1. Prefacio
«El misterio del fútbol reside en la inagotable variedad
de los hombres, y es por la diferencia que de ello resulta
que la maravilla se renovará siempre».
(Vladimir Dimitrijevic, «La vida es un balón redondo»).
Ese es mi compromiso personal. Desarrollar pensamientos e ideas sobre todos aquellos aspectos relacionados con el fútbol y sus hombres. Es decir, con los hombres y mujeres que juegan, o gestionan, aspectos diversos del fútbol; cualquiera que sea el estilo, tipos y maneras de jugarlo. Porque, siempre, he enarbolado la idea específica de que el fútbol no es uno, ni exclusivo, y no le pertenece ni siquiera al que obtiene mejores resultados por más que su estilo haya resultado ganador en un período dilatado de tiempo.
Nunca, hasta la fecha, hubo un equipo triunfador por siempre y en todo momento. A Dios gracias… Porque si hubiera sido así, el progreso del fútbol habría resultado más limitado. Es lo que tienen las dictaduras políticas, las ideas y los movimientos exclusivistas por cuanto los modelos se enquistan y las soluciones no vuelven a aparecer hasta que aquellos se pudren y revientan. Justo ahí se genera un nuevo porvenir… Un equipo profesional, una selección, un jugador en concreto, no prevalecerán siempre si se acomodan y no evolucionan. La vida y el fútbol; el fútbol y la vida son así gracias a sus hombres…
En mi libro «Evidencias y paradojas del fútbol» quedaba constancia de mi vocación permanente en estos asuntos del fútbol: «El cerebro es un continente pequeño- pesa menos de kilo y medio - pero encierra la mayor complejidad del universo». (José Antonio Marina). En nuestras refriegas diarias no nos damos cuenta que la posible diferencia entre Messi y Ronaldo no son sus estructuras físicas o técnicas. Sus cualidades fundamentales son mentales y, después, sus posibles diferencias serán hormonales. ¿Hormonales? (…) «Las personas con los «productos químicos cerebrales» idóneos (serotonina, dopamina, o compuestos relacionados) tendrán éxito, mientras aquellas personas cuyo funcionamiento químico no sea del todo correcto, sufrirán fallos de atención, no estarán motivadas o serán violentas» (E. Jensen, «Cerebro y aprendizaje»). Pero, por supuesto, en nuestro afán de escribir sobre materias del fútbol poco tratadas, poco formalizadas o poco pensadas, yo me he liado la manta a la cabeza y ese afán me llena intelectualmente. Gracias a J. A. Marina volví a autoafirmarme («El cerebro infantil: La gran oportunidad): «Hay una ley general de nuestro cerebro: Lo que no se usa, se pierde». Por lo que quiero seguir pensando y transmitiendo ideas de fútbol todavía durante muchos lustros…
En «La vida es un balón redondo», Vladimir Dimitrijevic me cautivó con sus recuerdos y sentimientos de fútbol. Leyendo sus precisiones, encontré muchas ideas parecidas a como yo las viví. Lógicamente, salvando las diferencias que origina el contexto geográfico y temporal. «El misterio del fútbol reside en la inagotable variedad de los hombres, y es por la diferencia que de ello resulta que la maravilla se renovará siempre (…) ¿Por qué el ser humano se siente atraído por la regla, el orden, la claridad? Yo respondo: ¿Por qué Dios organizó, en siete días, el reparto de los elementos y de las criaturas? Se me podría citar el Libro: ¡porque eso es bueno! Pero pensemos en términos futbolísticos. En general, los ojos ponen orden en el caos, ante todo en el caos de la primera infancia. Canalizan la potencia muscular, la potencia destructiva u oscura. Ellos introducen las reglas, las dificultades. Ciertos actos están prohibidos. El fútbol colma a la gente de certezas, y ante todo de la convicción de que en la vida hay cosas que no se hacen. Durante noventa minutos, los hombres reencuentran el orden».
Haré una síntesis elemental donde podremos encontrar algunas muestras de esas sensibilidades a las que me apego, como Dimitrijevic: «Al niño le gusta que le impongan reglas, renuncia a intentar transgredirlas de igual modo (…) Los niños se expresan a veces con mucha poesía, no porque eso les parezca poético, sino porque han encontrado el sentido. La gente que va al partido ya no encuentra sentido en el mundo que les rodea. Cuanto más caótico es este mundo, más se buscan leyes estrictas… Es por ello que estoy de parte del árbitro que decide, que impone, que no organiza un referéndum antes de determinar si hay fuera de juego o no, si el gol es válido o no. Algunos dicen que hay que introducir cámaras por todas partes, vigilantes tras cada banderín de corner. ¿Por qué no comisiones de la ONU, grupos de expertos, unos cuántos abogados neoyorquinos y los tanques de la «comunidad internacional» para corregir un error voluntario o involuntario (humano) del árbitro? (…) ¡Aceptar el error humano, rebelarse dignamente contra la justicia sin el perdón de las máquinas o de los hombres-máquina!».
Estamos en un momento difícil para expresar ideas altruistas de fútbol. Tampoco es tiempo de idealizar situaciones que se considerarán posturas cursis en un negocio o industria que mueve cifras tan significativas, al fin y al cabo es lo que menos me importa del fútbol por cuanto lo económico es lo que menos me gratificó, de siempre. Por eso, intento que no me arrastre el sensacionalismo, desprecio los adjetivos superlativos sobre «el mejor jugador», «el mejor gol», «la mejor estadística», «el mejor récord», etcétera. Hemos entrado en el «fútbol propaganda» que intenta llenar espacios porque los medios viven y conviven con el espectáculo paralelo que sostiene su propio negocio. Incluso, lo que más me repele es cuando hablamos de los futbolistas como «dioses»; «extraterrestres»; «galácticos»; «sobrenaturales»; o personajes de la Capilla Sixtina… Mi absoluta independencia me permite abominar de tanta fantasía creada ficticiamente…
«El mito y el poema épico nacen de la tensión que existe entre la injusticia, el error humano que a menudo conlleva la pasión, y el gesto. Un gesto de saludo, de disculpa, o de admiración. Como cuando el guardameta felicita al que le ha marcado el gol, o cuando se aplaude en el corazón, silenciosamente, una proeza (…) Todos los entrenadores y los educadores deberían hacer leer a Homero y a Píndaro a esas almas juveniles, ávidas de notoriedad… El hombre de hoy ya no quiere vivir en una sociedad heroica; como ha escogido la pseudodemocracia, que le hace vivir en una especie de indiferencia, va al partido. La gente pequeña tiene sus victorias, ciertamente ilusorias, pues mañana las olvidará, las desechará». (V.Dimitrijevic). Por tanto, aparecerán muchas reflexiones que refuercen el papel de las personas y no solo de los especialistas en fútbol. Además de las oportunas reflexiones para entender el fútbol en su conjunto: las tácticas, las tendencias, las alternativas y las evoluciones, y aquellas cuestiones que mejoren el juego. Poniendo la lupa, incluso, en detalles futbolísticos que se olvidan de tanto practicar un determinado modelo de juego, de tanto fijarse en la letra gorda olvidándose de los detalles, tan importantes en este juego.
«Llegó un momento en el que se quiso desembarazar al juego de su aspecto tribal, y por ello se inventó el fuera de juego, que impide que todo el mundo pueda ir al mismo sitio al mismo tiempo, o que pueda aglutinarse en el área chica. Se quería evitar el rugby y esos reagrupamientos que tienen indiscutiblemente una gran belleza plástica, una gran virilidad, pero que tienen al mismo tiempo algo de enloquecido y telúrico. El fútbol prohíbe eso: si ustedes van todos al mismo sitio, su adversario les rodeará… Mientras que si usted tiene eso que gira, que circula, y que yo llamaría el mecanismo de relojería de un equipo, su concordancia interior, constatará fácilmente que cada giro se bonifica. La mecánica orgánica es algo absolutamente particular: de repente se tiene un buen equipo, el Áyax por ejemplo, formado por jugadores que habían jugado cinco años juntos antes de convertirse en estrellas. Hay eso que se llama la predisposición innata: ya no es un mecanismo, ha devenido orgánico», como escribiera Dimitrijevic.
Es mi quinto libro publicado. Otros están en camino, incluso alguno a medio pergeñar. Pero en esta ocasión puse el acento en otras visiones posibles del fútbol y sus interpretaciones diversas: Las zonas de influencia de un partido ampliando la visión no solo táctica, qué significa saber de fútbol y dominar tanto el tiempo, el espacio y el engaño manejando la tripa como pelota; pero también otras herramientas mentales cada vez más necesarias: ¡Hay que ganar como sea…! Me entra, de vez en cuando el «ataque de entrenador» y le pongo lupa a las diversas acciones técnicas de esos hombres jóvenes que son los futbolistas practicando un juego que los espectadores, directivos y periodistas llegan a creerse que se trata de una ciencia exacta… Igual que creen que la táctica es posible clonarla. Yo encontré algunas relaciones impensadas, atrevidas, quizás sorprendentes para los que manejan informaciones más recientes: El fútbol de las tres CES; tres partidos en uno; fútbol con, o sin, preliminares; y otras ideas sobre la ley de la posesión, etcétera.
Y tampoco me olvido de que toda actividad humana requiere de una específica inteligencia, la que nos demostró Guardiola durante cuatro años al frente del Barcelona. Sin renunciar a las que expresan otros entrenadores, otros futbolistas, que parecen convivir de manera natural con la Ley de la Atracción. Al hablar de los hombres del fútbol, somos muy críticos con la crítica, también con la idea denigrante de algunos que llegan a considerar a los futbolistas como máquinas, olvidándose del necesario respeto a sus incertidumbres particulares, sin razonar que los genes altruistas conviven con los genes egoístas, y todos ellos se pueden compartir. Incluso aceptando que, por más millonarios que sean, las gentes del fútbol necesitan de reconocimientos públicos. Hasta analizamos la curiosa teoría de un posible «fútbol pornográfico». Afortunadamente el fútbol no es una ciencia exacta y queda margen para interpretar sus múltiples decisiones. con la dificultad típica de un fútbol donde privan las improvisaciones, poniendo también mensajes de fútbol en «e-mail» y «sms», así como la constatación de ciertas inspiraciones de fútbol muy atractivas.
El fútbol fluye si los hombres fluyen. Y serán felices, y competirán a tope, y se relacionarán entre sí, y nos harán felices con sus expresiones futbolísticas. Quizás por eso surge «el misterio del fútbol» que cita Vladimir Dimitrijevic en «La vida es un balón redondo». Pero, con todo, hombres fuertes o menos dotados, inteligentes o menos despiertos, a la hora de la elección para jugar el partido de fútbol se clasificarán en porteros, defensas, centrocampistas y delanteros… Todos ellos podrán sufrir el síndrome de Pigmalión, igual que podemos detectar a los futbolistas cometa; o dejando constancia de aquel hombre que se liberó del entrenador, o sea, la renuncia de Guardiola a seguir entrenando al F.C. Barcelona. ¿Otro misterio no resuelto del fútbol?
Lógicamente, coincidiendo con el tiempo en que se jugaba el Europeo 2012 de Polonia y Ucrania, era oportuno significar algunos aspectos del desarrollo de dicho campeonato, incidiendo en esas visiones singulares que el fútbol es capaz de aportar a través de las expresiones de sus hombres futbolistas. Lo que ocurre es que me apetecía asociar a Vicente del Bosque, Seleccionador español, con el ambiente universitario salmantino así como con el personaje histórico del Lazarillo de Tormes, a través de sus dichos, refranes y mensajes seculares. Lógicamente, hablando de personas, el dicho salmantino «Quod natura non dat, Salmantica non prestaet» presidió todo el Europeo y mis visiones futbolísticas. Las leyendas salmantinas están ahí para homenajear al seleccionador salmantino.
Y como leí al escritor y periodista Enric González, con el que comparto muchas ideas futbolísticas además de gustarme su forma de escribir, prefiero sus reflexiones para que, con pocas palabras, exprese mi propio estado de ánimo sobre esta materia: «Cuando se escribe sobre fútbol se escribe sobre personas. Sobre los héroes de la cancha, mimados y zarandeados, adorados y vilipendiados, sometidos a presiones tan brutales como absurdas, y sobre la masa anónima de la grada, que vuelca en el deporte pulsiones complejísimas: desde la voluntad de pertenencia a la sublimación de la propia existencia a través de héroes en calzón corto. Se puede hacer buena literatura con una jugada o un gol, y la hacen semanalmente los mejores cronistas deportivos, pero se trata de argumentos con poco recorrido. Incluso los cronistas deportivos recurren a la personalización: la tentación es irresistible».
Reconozco que fue un atrevimiento dedicarle seis capítulos a desmenuzar ideas sobre los «Cánones, tendencias y alternativas» del fútbol quizás contra corriente de lo generalmente aceptado. Lo mismo que ocurre cuando quieres interpretar decisiones de hombres que piensan a la velocidad de la luz. De ahí que le pida a la crítica deportiva una mayor ponderación, un mayor rigor, al fin y al cabo ellos no llegan a las 180 pulsaciones por minuto. Las incertidumbres, las improvisaciones, las admiraciones, los rechazos, los reconocimientos, las sorpresas, etc., todo forma parte de este juego sorprendente. El fútbol y sus hombres nos deleitan como las cometas que manejábamos de niños pero es que son muchas las reflexiones necesarias para entender a todos los participantes: árbitros, entrenadores, periodistas, directivos, aficionados y a los máximos protagonistas del partido: porteros, defensas, centrocampistas y delanteros. Todos ellos sufren, de vez en cuando, del síndrome de Pigmalión…
Por tanto, en la misma senda que ya tracé en 2009 con mi libro «La Ignorática y el fútbol», en este nuevo he procurado ampliar otras visiones, aflorando nuevos enfoques, investigando sobre hechos y personas, sopesando otras cuestiones que en otro momento parecían ser intocables. Sin olvidar que el fútbol son sus hombres… Así de sencillo.
2. De fútbol
«Protagonismo con la pelota antes que especulación.
Estar en el campo rival antes que en el propio.
Más tiempo en posesión de la pelota antes
que intentando recuperarla.
Utilizar el reglamento para que el juego
sea mejor y no para tratar de obtener ventajas.
Y, en la medida que se pueda, anticipación
de todas las líneas en el desarrollo del juego».
(Marcelo Bielsa, sobre su estilo de fútbol
a practicar por el Athletic de Bilbao).
Hay muchos antecedentes históricos, algunos ya están plasmados en mis libros anteriores aunque todos ellos no dejan de ser anecdóticos sobre todo cuando se trata de pontificar sobre el origen del fútbol actual por cuanto cada civilización, cada país, tratará siempre de arrimar el ascua a su propia sardina… En este caso, a modo de ilustración, me llama la atención que en Florencia sigan rememorando el «Calcio histórico», jugado «in costume» (con traje) o «in livrea» (con librea), allí donde aseguran que nació, a orillas del río Arno y que después se exportó al Támesis, recibiendo el nombre de «foot-ball». Si en los capítulos finales dedico mis reflexiones particulares sobre el «Europeo 2012» y a la Selección Española que resultó campeona, no me olvido que el otro finalista fue Italia, mi reconocimiento máximo para ambos.
Ya los griegos solían divertirse con una especie de batalla donde la disputa se centraba en una bola que manejaban con los pies, y luchaban, saltaban, corrían… Para después pasarlo a los romanos, seguramente los legionarios lo llevaron a la colonia de Florentia. Aquella diversión típica de los militares romanos dio lugar al «calcio» jugado en la ciudad del lirio, como un modo también de entrenar a los jóvenes lozanos y resueltos de aquella sociedad. La competición se nos sigue mostrando como brutal, brusca, viril, con un permanente «cuerpo a cuerpo»… A la vista de la pugna, con reglas actuales, no habría suficientes tarjetas, ni amarillas ni rojas, para que un árbitro pusiera orden y sensatez. Tal como hoy entendemos el fútbol, quizás sea de algodón comparado con la muestra que se puede ver en Florencia, representación histórica de un fútbol ya pasado. Todavía algunos espectadores seguirán pensando: «¡Esto sí que es un fútbol de hombres…!»
La historia relata que durante el descanso del trabajo, o en las fiestas de barrio, se practicaba a diario en Florencia. Mientras que los nobles, lo jugaban con partidos bien organizados y pomposos. Seguramente sería una buena opción, ésta del «Calcio florentino», para jugarla entre empleados y jefes de las empresas, para observar los comportamientos de unos y otros. Aquel jefe que saliera más maltratado de la contienda, seguramente significaría que sus colaboradores no estaban demasiado de acuerdo con su trato durante la tarea diaria. Es otra técnica posible, como la que dicen de los japoneses cuando ponen un «punching ball» con la cara de los jefes en los lugares donde los empleados toman su café diario. Y las empresas, en función del mejor o peor deterioro de las caras, toman buena nota y, oportunamente, deciden cambiar a los directivos más «golpeados». A mayor deterioro de las caras del «punching ball», menor confianza de las empresas en dichos jefes…En realidad, es lo que ocurre ahora mismo con los entrenadores y las aficiones, solo basta con la agresión verbal implantada ya hace un tiempo: «¡Míster, vete ya…!
Se relata de un partido muy famoso jugado en febrero de 1530, cuando los florentinos decidieron jugar dicha competición de Carnaval, a pesar del asedio de la ciudad, con lo que se rompían las leyes de los invasores, era una manera de protesta. Este fútbol se jugó hasta 1739, después cayó en desuso. Pero en 1898, con la difusión del fútbol inglés, se recuperó la tradición. En la actualidad, fascina por su tipismo, su colorido y su movimiento de masas celebrándose el evento en la «Piazza Santa Croce», mezclándose aspectos del pasado lejano y evocando la historia con la proverbial combatividad y agresividad de los 27 miembros de cada equipo. Por San Juan Bautista, cada año en junio, se dedica una muestra del «calcio» dedicado al patrón de Florencia. El día 24 de junio se celebran los partidos fundamentales del «calcio con librea», con desfiles muy coloridos y figurantes vestidos del siglo XVI. A pesar del desfile de ropas y celebrarse el día del patrón, en aquel panorama festivo también aparece un coche ambulancia para prevenir a los protagonistas que dan y reciben múltiples golpes con el resultado de diversas roturas de cejas y dientes…
Los partidos tienen un interés histórico, sin duda, y son vistos por mucha gente en amplios graderíos. Por cada gol, llamado «caccia», se lanzan culebrinas y se muestran celebraciones mil. Es una muestra que nada tiene que ver con el fútbol moderno, ni siquiera con aquel que se practicaba antes de la separación formal con el rugby. En el Renacimiento pasó a ser un juego aristocrático, a cargo de los miembros más jóvenes de las familias más poderosas de Florencia, practicándose por entonces sobre una superficie de terreno llano, de unos 80 x 40 metros. En la exhibición de la Piazza Santa Croce, cubierta de arena, entre dos formaciones de hombres jóvenes, atléticos, llamados «calicanti», hasta un total de 54 jugadores (27x27), se utilizan tanto las manos como los pies, siendo el juego una mezcolanza de lucha greco-romana, lucha libre, incluso de rugby.
De alguna manera, las normas habían sido más bien simbólicas hasta que, en 1580, el Conde Giovanni Bardi, publicó las primeras reglas oficiales, si bien no eran rigurosas en ningún caso, ya que el principal objetivo seguía siendo el de agarrar la pelota - por entonces, consistía en un amasijo de trapos, crines de caballo o plumas, embutidas en una pieza de cuero cosido - y marcar el mayor número posible de «caccie» (goles) a la formación contraria, así como evitar que los adversarios los marcaran. En este aspecto, es fácil identificar los objetivos de antaño con los actuales. Resultaba vencedor el equipo que había obtenido el mayor número de puntos o de «caccie» en los 50 minutos de duración del partido de «Calcio». Todos los «calcianti» estaban alineados en cuatro líneas, manteniendo una cierta semejanza con el orden de las divisiones de combatientes de las unidades de la antigua Legión Romana.
Quiero imaginarme que los entrenadores contemporáneos italianos copiaron en alguna ocasión estas formaciones para distinguirse en aquel fútbol defensivo tan notable de los italianos y con el que triunfaron en ocasiones, aquel «catenaccio» cuya filosofía consistía en marcar un gol al contrario y defenderlo durante todo el partido cerrando a cal y canto su propia portería. En aquel fútbol antiguo, los centrocampistas recibían el nombre de «datori» traseros; las dos líneas formadas por los defensa se conocían como «datori» delanteros y «sconciatori», mientras que los delanteros de ataque, que estaban situados para poder marcar el «caccia», se llamaban «innanzi» o «corridori», ya que eran los componentes de las líneas más rápidas. Como consecuencia de la enorme atracción que este juego ejercía entre la aristocracia, así como entre los miembros más prominentes del Vaticano, incluidos los papas Clemente VII, León IX y Urbano VIII, quienes sentían una enorme atracción por este juego y, además, lo habían practicado regularmente durante su juventud, el «Calcio» llegó a causar tal impacto que sobrepasó las fronteras italianas, impulsando el posterior nacimiento del fútbol.
A día de hoy, tanto la estética - los «calcianti» siguen ataviados a la usanza del siglo XVI – como las reglas, han permanecido prácticamente invariables, casi todo está permitido con la condición de que el partido sea un acontecimiento singular, arrebatador y espectacular, constituido por 50 minutos de luchas continuas, ataques, jugadores que sobrevuelan el campo y entrelazan sus cuerpos, en un asombroso despliegue de habilidad con sus uniformes renacentistas. Todos y cada uno de los «caccie» se anunciaban con un impresionante cañonazo. En total, se llevan a cabo tres partidos a lo largo de la segunda quincena de Junio o en los primeros días de Julio, si bien el 24 de Junio, día del patrón de la capital de Toscana, es una fecha fija, que no admite variaciones. Los repetidos partidos son juegan tradicionalmente por los cuatro equipos que representan a los barrios históricos de Florencia: Equipo Verde (barrio de San Giovanni/Baptisterio); Equipo Rojo (barrio de Santa Maria Novella); Equipo Azul (barrio de Santa Croce) y Equipo Blanco (barrio de Santo Spirito/Oltrarno).
Cada partido está precedido de un largo cortejo formado por 500 personas pertenecientes a los clubes de los correspondientes equipos, también ellos vestidos con trajes renacentistas igual que los jugadores. La cabecera del cortejo está presidida por los llamados «nobles», quienes van montados a caballo. La marcha parte a las 16 h., de «Piazza Santa Maria Novella», en medio de solemnes fanfarrias de trompetas y redobles de tambor, y termina en «Piazza Santa Croce», tras haber hecho un largo recorrido por el centro histórico de Florencia: «Via de Banchi, Via Rondinelli, Via Tornabuoni, Via Strozzi, Piazza della Repubblica, Via degli Speziali, Via Calzaiuoli, Piazza della Signoria, Via della Ninna y Via de Neri». Cuando finaliza el partido, el equipo ganador recibe una enorme cantidad de chuletas de la mejor res de raza «Chianina» blanca existente en los mercados de Florencia. Por lo tanto, al partido le sucede un fabuloso banquete ¡compuesto fundamentalmente de deliciosas «bistecche alla fiorentina»!
Esta sublimación de un fútbol existente todavía aunque de manera muy exclusiva y folclórica, en una ciudad concreta, y practicado de una forma singular e histórica, respetando los momentos ancestrales del fútbol al menos en la versión señalada, nos lleva también a desear el fútbol del futuro, su evolución, sus nuevas formas, sus nuevos futbolistas y entrenadores con sus específicas vestimentas. No hace tanto que veíamos a los jugadores vistiendo unos pantalones de deporte muy cortos que han sido sustituidos por unas «calzonas» que sobrepasan las rodillas. Claro que sería difícil, hoy en día, aceptar un partido de fútbol con 22 jugadores vestidos a la antigua usanza… Es posible que algunas de las costumbres o decisiones de entonces hayan devenido, en algún aspecto, hacia el conjunto de reglas actuales.
Pero mi pretensión era reflexionar sobre aspectos del fútbol poco tratados a diario o incluso desconocidos. En cualquier caso, yo me quedaría con lo más estético, lo más atractivo, lo más sugerente, lo que nos lleve a una evolución del hecho deportivo… Después de haber publicado cuatro libros anteriores a éste, reitero que a mi me interesa el fútbol a través de las personas, de las cualidades de sus entrenadores y jugadores, de las actuaciones de los directivos, de las formas y maneras de transmitir de los medios de comunicación, de las manifestaciones de los aficionados, etcétera.. Esta constante la he ido plasmando con el máximo respeto en citadas publicaciones. Y es bueno recordar aquí algunos antecedentes que refuercen dicho estado de situación. La reseña anterior del fútbol florentino no deja de ser una muestra histórica, referencial, de un fútbol con antecedentes llamativos y, seguramente, con un desarrollo ficticio que ya no tiene nada que ver con los que se plantean para este momento en el siglo XXI.
En su consecuencia, transcribo lo que ya aventuré en «La Ignorática y el Fútbol»: «Cuando quiero hablar de fútbol, o recordar, cuando deseo compartir ideas o discrepar de algún aspecto del juego, me invento mi propio foro de discusión recurriendo a mi amigo virtual Pieduro, con el que me comunico perfectamente. Son técnicas muy particulares como imaginarme un entorno favorable, unas pantallas mentales donde transporto la discusión con mi «otro yo»… En realidad, me he creado esa burbuja porque cada vez resulta más difícil establecer una conversación coherente sobre fútbol». Y también señalé: «… se sigue manteniendo la idea de que «en el fútbol ya está todo inventado» mientras que nosotros discrepamos de esa idea paralizante». Y dejaba, allá por 2009, esta provocación: «Yo, que he criticado mucho a los entrenadores de fútbol porque no se atreven a escribir un mero artículo o un libro con sus ideas básicas, por pura coherencia me he decidido a agrupar los distintos artículos publicados, eso sí intentando prenderlos en un hilo conductor…» Todavía Pieduro, personaje imaginario de fútbol, aquel que conocí de niño en las viñetas de la revista humorística Jaimito, aquel personaje creado por Alamar, me ayuda en mis devaneos mentales.
Posteriormente me atreví con mi «Apología del fútbol» donde amplié diversos conceptos, encadenados, según iban avanzando las competiciones hasta el verano de 2010. En todo caso, aventurábamos situaciones como éstas: «El fútbol tiene que volver a sus principios, al menos en lo de ilusionarnos a cambio de nada, aspirando a la máxima diversión domingo a domingo para que los aficionados estén orgullosos de sus niños futbolistas». Incluso comprometimos una definición propia de lo que entendemos que es el fútbol: «Este juego tan sencillo, ocupando un rectángulo en torno a los 7.000 m2., dos porterías que son defendidas por porteros especialistas y veinte hombres distribuidos de manera táctica que tratan de marcar goles metiendo el balón entre los palos de las porterías, tiene un imán que condiciona a todos los participantes, la pelota. Esa esfera que, en el momento actual, ya no se sabe muy bien si es de cuero o de qué material resistente, que pesa entre 396 y 453 gramos… La pelota obedece a algunos jugadores más que a otros, los virgueros saben encontrar los puntos de contacto adecuados para que la redonda se dirija a donde ellos quieren, domándola, acariciándola, llevándola por los mejores caminos posibles y subyugando a miles de espectadores en partidos altamente competitivos, cada vez más».
Mi tercer libro «Futbolandia: Ensoñaciones, realidades y virguerías del fútbol» comprendió tres libros en uno, haciendo caso por una parte a las ensoñaciones del fútbol, también a sus realidades, culminando con las virguerías de sus futbolistas; o lo que es lo mismo sus específicas habilidades en jugadas singulares. Ya escribimos por entonces: «La visión del fenómeno futbolístico es muy variada. El fútbol empieza en un balón. Sin él, es imposible que el juego se inicie y discurra. Una pelota que rueda, un campo de tierra y un tropel de muchachos que corren para hacerse amigos de ella. Todo ello es suficiente para formar una de las reuniones más saludables de la tierra. Unos con más apego que otros, con más habilidad, con más aplomo, con más seguridad, con más gusto por el manejo sutil…»
Y signifiqué otras apreciaciones: «En el origen del fútbol siempre surgieron dos protagonistas que, en la disputa del balón, se convierten en antagonistas al menos hasta que acaba la disputa del partido». Para continuar: «Y la contienda deportiva crece, está ahí, los espectadores se suman formando la masa, rodean a los actuantes y toman posiciones a favor de los suyos, a los que les transmite ánimos, e intenta intimidar a los que les roban la pelota. Y vas recibiendo fogonazos de fútbol que van archivando en sus memorias… Lo van contando a sus amigos, hacen afición, otros escriben sobre lo mismo en prensa e internet, también acaban retransmitiendo por radio y televisión sus impresiones, el fútbol se propaga a todo el orbe… Y aparecen los negocios colaterales de un fútbol en auge».
Todo ello nos va predisponiendo a una actividad singular, a un deporte de masas cada vez más en auge, aunque mantengo la idea de no incorporar aspectos que no me interesan personalmente, alejados del hecho deportivo, ni siquiera las disputas singulares por las actuaciones arbitrales. «Porque el mundo del fútbol, los equipos, son fundamentalmente personas. Que no se nos olvide. Y el fútbol sin gente no es nada. Por eso ensoñamos con personas, sentimientos, acciones, pasiones, errores, virtudes, grupos, equipos, individualidades… Un balón, unas porterías, un rectángulo de juego, cosas inanimadas que necesitan de actores. Con sentimientos, cualidades humanas y técnicas, sabiendo que cuando juegan es para hacer felices a mucha gente y no para lucrarse en contratos millonarios».
Todo lo dicho me encaminó a la publicación del cuarto libro «Evidencias y paradojas del fútbol»: «… el fútbol se sigue jugando con los pies, aunque los más ortodoxos aseguran que el fútbol sale, previamente, de la cabeza. Yo soy de éstos… «También aventuré que «… los equipos de fútbol precisan de altos y bajos, con talento y más limitados, un equipo de fútbol será siempre una suma de complementariedades…Todos nacemos con una capacidad extraordinaria para la imaginación, la inteligencia, las emociones, la intuición, la espiritualidad y con conciencia física y sensorial. En la mayoría de los casos solo utilizamos una mínima parte de estas facultades, y algunas personas no las aprovechan en absoluto. Hay mucha gente que no ha descubierto su «Elemento» porque no conoce sus propias capacidades».
Por tanto, nuevamente insistiré en innovadoras maneras de ver y concebir el fútbol a través de sus hombres. Estoy dispuesto a escuchar lo que me dijo un antiguo compañero de trabajo, y sin embargo amigo, después de haber leído uno de mis libros: «No creí que el fútbol daba para tanto…». Y es que le siguen sorprendiendo las distintas materias susceptibles de analizar, idear y desarrollar a pesar de que no son tratados comúnmente por la prensa al uso ni autores especializados o generalistas… Sinceramente, cuando uno se pone a la obra, también me ocurre que no dejo de sorprenderme. Hay mucha materia aún por investigar. Del fútbol y de sus hombres…
2.1. La Liga 2011/2012. A modo de prólogo
Rayo Vallecano, Granada y Betis subieron de categoría y completaron los veinte equipos de la Liga 2011/2012 en primera división. Incorporándose tres nuevos entrenadores a la categoría: (Jose Ramón Sandoval, Fabriciano González «Fabri» y Pepe Mel, respectivamente). Hubo sorpresas en la elección de algunos mariscales de campo: Athletic Bilbao (Marcelo Bielsa); Santander (Cuper); Real Sociedad (Philippe Montanier). Y técnicos cualificados como Camacho, Michel, Quique Sánchez Flores, Juanma Lillo, Martín Lasarte y Caparrós (Entrenará al Neuchatel suizo), están sin plaza en el campeonato actual español, después de haber participado en el anterior. Los demás entrenadores repiten, bien en sus equipos anteriores, bien rotando a otros clubes. Por supuesto, desaparecieron de la escena los entrenadores que descendieron a sus equipos. El principal factor para el desarrollo de un fútbol atractivo y sólido en la Liga 2011/2012 es tanto la designación de entrenadores, como la elección de jugadores.
La nueva temporada debiera depararnos nuevos métodos, nuevas ideas, nuevos estilos, así como confirmar tendencias latentes del anterior campeonato. El dibujo táctico ganador, asociado al Barça de Guardiola (1.4.3.3.), tendría nuevos candidatos: Mourinho, Bielsa, Montanier… Por supuesto, con alternancias: 1.4.4.2 clásico o 1.4.2.2.2 de Pellegrini; 1.4.2.3.1 el más usado en la Liga española; y 1.4.1.4.1., desplegado según los momentos. Aparte de los dibujos y formaciones, tendrían que aparecer actitudes con mayor atrevimiento de Unay Emery; Juan Carlos Garrido; Marcelino; Manzano; Pelegrini; Pochetino; Bielsa; etc., pero que sea una constante de todo el campeonato y no ocurra en retazos, no suceda a ratos, no al principio o al final. Eso sí, surgirá alguna sorpresa que nadie prevemos.
El propio Bielsa nos sorprenderá, a días, con su 1.3.4.3., pero hasta el propio Mel pudiera hacerlo con su Betis. Es fundamental que la Liga se iguale por arriba, que se aproximen las puntuaciones con los dos líderes habituales; y globalmente. Me defraudaría una nueva monopolización del discurso futbolístico entre Guardiola y Mourinho; entre Barcelona y Real Madrid. Igual que no aceptaría, una vez más, el ambiente de refriega permanente de pasados meses. Por las manifestaciones de Mourinho se deduce que se adelantará la hora de los partidos en España para que tengan más audiencia en Asia, como ocurre con la Premier: «Tendremos más tiempo de recuperación».
Es casi un honor que, en estos últimos días, Pelé haya dicho: «España es ahora la referencia para Brasil». Añadiendo algunas claves «La diferencia de España está en la inteligencia de sus centrocampistas, de cómo interpretan el juego Xavi o Iniesta». Precisamente cuando en Brasil están preparando ya el Mundial 2014. Insistiendo Pelé: «Ya dije antes del Mundial de Sudáfrica que España es comparable con el Brasil del 70 por su juego, su fútbol, la alegría que transmite… El fútbol fue justo con ellos. Brasil, sin embargo, sigue siendo un país exportador de jugadores y España no llega a tanto. A lo mejor por eso los éxitos de nuestra Selección. Por tanto, esta tendencia hay que continuarla y que perdure en las categorías inferiores españolas. Ganar es la mejor fórmula para continuar el modelo. En el verano, fueron campeonas en Europa las Selecciones Sub 19 y Sub 21.
La Liga de Fútbol Profesional (LFP) ha acordado «proteger la viabilidad y sostenibilidad de la Liga y Clubes». Se aprobó el «Reglamento de Control Económico» aplicable a los clubes. Deberán preverse, más adelante, sanciones económicas, deportivas, prohibición de fichar jugadores, multas, pérdida de puntos y descensos de categoría. También se pretende cobrar un canon a las emisoras de radio sin impedir el derecho a la información. Por tanto, lo económico priva sobre lo deportivo. La Liga aprobó un fondo de garantía para los impagos a jugadores en clubes concursales, mientras que el sindicato no lo acepta por insuficiente. Luis Rubiales, presidente de AFE: «El fútbol de Primera y Segunda… ha pasado de ingresar 930 millones en 2004 a 1.620 millones en 2010…» Rubiales aceptaría un hipotético tope salarial, en torno a un 70% del presupuesto. Según Rubiales: «Somos la Liga peor pagadora de Europa, al nivel de Chipre o Rumania».
También «Europa estudia compensar a los clubes por ceder jugadores a las Selecciones». Se discutirá en el Parlamento europeo cómo suprimen este antiquísimo «derecho de pernada». La Administración española, sin embargo, en boca de Albert Soler, secretario de Estado para el Deporte, repite: «El Estado no va a pagar más la mala gestión de los clubes» pero asegura que «el partido en abierto no se toca» (Una evidente usurpación de derechos). Por el contrario, sigue pendiente una enmienda a la Ley Concursal al objeto de que los clubes no puedan eludir sanciones deportivas y la utilicen con un pernicioso espíritu defraudador.
El fútbol español ya señala algunas tendencias imparables, respecto a los planteamientos de los equipos grandes: «Al inicio de la temporada 2011/2012 el Real Madrid bate récord de ingresos: 450 millones de euros». Hasta el 30 de junio se declaró un beneficio antes de impuestos de más de 40 millones de euros. El Barcelona cerró el ejercicio con 9,3 millones de euros de pérdidas, y mayores ingresos que el Real Madrid, 473 millones, reclamando en los juzgados al anterior presidente por casi 50 millones, y reconocimiento de errores anteriores en fichajes como Zlatan Ibrahimovic, Chygrynsky, Martín Cáceres, Henrique, etc.
Al menos en el inicio del campeonato, hasta cuatro equipos de la clase media alta se han quedado sin patrocinadores en sus camisetas: Valencia, Villarreal, Atlético y Sevilla. Un nuevo síntoma de deterioro económico. No estoy tan seguro si también marcará tendencia el Manchester United al contratar a un sacerdote para el staff técnico a fin de educar sexualmente a sus jugadores tras los escándalos de Rooney y Giggs. El propio sacerdote, John Boyers, declaraba: «Mi tarea es prepararlos para la vida adulta, explicándoles conceptos como la amistad, el sexo, las novatadas, el racismo y el luto». Pues amén…
Carlos Boyero, crítico de cine, reconocía: «Estoy hasta los genitales de rumores sobre fichajes, aunque entiendo que el periodismo deportivo también tiene que ganarse la vida en verano…». El mantenimiento excesivo de una expectativa acaba por saturar