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Cáncer. Grupo Cardinal
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Libro electrónico352 páginas2 horas

Cáncer. Grupo Cardinal

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¿Quiere saber qué le deparan el 2017 y el 2018? Este libro contiene las previsiones llevadas a cabo por Costanza Caraglio y Chiara Bertrand, a través de las cuales podrá descubrir las grandes líneas de su destino en todos los terrenos (vida sentimental, profesión, dinero, salud…). Además, se incluye un capítulo en el que podrá conocer el nombre de personajes famosos con su mismo signo del zodiaco. Esta obra, indispensable para todos los aficionados a la astrología, le explicará las características generales de Cáncer, la influencia de los planetas en su personalidad, el papel de las casas y del ascendente. Encontrará, asimismo, valiosas indicaciones sobre el modo de construir una ficha astrológica personal, las profesiones que más le convienen y sus relaciones con los demás signos.
IdiomaEspañol
EditorialParkstone International
Fecha de lanzamiento10 ago 2025
ISBN9781683250272
Cáncer. Grupo Cardinal

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    Cáncer. Grupo Cardinal - Costanza Caraglio

    Introducción

    Cuando el editor me propuso colaborar en la nueva colección de astrología y me preguntó por qué signos querría encargarme, reaccioné instintivamente escogiendo los cuatro primeros. Más tarde comprendí con claridad el motivo de esa elección, que al principio era inconsciente.

    Elegí Aries, como explico en el volumen correspondiente, por ese amor-odio que siempre he sentido hacia el primer signo: en él se sitúa mi Nodo Lunar Norte, la indicación del camino que debo recorrer para mi evolución espiritual. Tauro despertó en mí admiración por su sólida estabilidad en cualquier circunstancia. Géminis me atrajo por su encanto e inteligencia, rasgos que anhelo, puesto que mi Casa V —la de la creatividad— recae precisamente en ese signo. Y escogí Cáncer por una razón que desvelo en estas páginas:

    Mi vida, como la de tantos, no ha sido un lecho de rosas, sino un sendero de espinas, marcado durante años por la carencia de un afecto profundo y auténtico. A través de Cáncer, sin embargo, descubrí la inmensa capacidad de amor que existe en el ser humano, sobre todo hacia la familia, sea cual fuere su forma. Además, la cúspide de mi Casa VII —la de la unión— se halla en Cáncer, y esa configuración resulta decisiva en mi destino.

    Antes de adentrarnos en las cualidades de este signo, conviene desterrar ciertas leyendas que lo rodean: se dice que los cáncer son débiles, introvertidos y excesivamente complejos. En parte puede haber verdad, pero solo en mínima medida. Al igual que ocurre con todos los signos, el Cáncer puro —el que concentral mayoría de planetas y el Ascendente en ese signo— es prácticamente inexistente, y cada combinación astrológica arroja matices muy diversos.

    En mi trabajo tuve la oportunidad de observar a un Cáncer casi puro —con Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte y Plutón repartidos entre la Casa XII y la Casa I en conjunción con el Ascendente— y comprobé rasgos extraordinarios: una generosidad sin límites (quizá influida por la Casa XII), una dulzura envolvente y a la vez una gran sensibilidad, siempre al borde de la lágrima. Como los gatos, necesita ser acariciado en la dirección adecuada, pues de lo contrario retrocede. Su indecisión entre avanzar o retroceder es constante, y anhela que alguien lo rescate de las dudas para no tomar él mismo las riendas.

    No quisiera parecer irrespetuosa con todos los cáncer del mundo, pero mi gata (pura Cáncer y ya mayor, de quince años) ejemplifica a la perfección esa indecisión: a veces la veo titubear, sin saber si dormir o ir a comer. Asimismo, una querida amiga mía, también Cáncer, recibe de su marido el apelativo de mamá por ese amor maternal sin límites; sin embargo, si no se siente comprendida, se convierte en hielo.

    Para ilustrar aún más la naturaleza de Cáncer —su necesidad de amor materno, su memoria prodigiosa y su intensa sensibilidad— rescato esta evocadora cita de Marcel Proust en En busca del tiempo perdido:

    «Mi único consuelo al subir a la cama era que mi madre viniera a darme un beso en cuanto me metía entre las sábanas. Pero ese buenas noches duraba tan poco, volvía a bajar con tanta rapidez, que el instante en que la oía subir era para mí un momento doloroso…»

    Confiemos en que este análisis nos ayude a comprender mejor la riqueza emocional y el profundo afecto que caracterizan al nativo de Cáncer.

    — COSTANZA CARAGLIO

    Primera parte

    DEDICADO A TODOS

    LOS CÁNCER

    por Costanza Caraglio

    Mitología y simbolismo

    Una de las claves para comprender la astrología es el conocimiento del mito y su interpretación en clave moderna. El mito encierra siempre una verdad de orden moral y espiritual, revestida de alegorías que el astrólogo debe descifrar. A través del mito podemos abordar nuestros miedos, virtudes y defectos; podemos reconocer los arquetipos que conforman la naturaleza humana y que se reflejan en el significado de los signos zodiacales y de los planetas de un tema astral. Como señaló C. G. Jung, el mito es la expresión del inconsciente colectivo, resultado de milenios de experiencia humana acumulada.

    La astrología nos narra, mediante la metáfora mitológica y la sucesión de los signos, la historia de la humanidad y nos indica el camino que aún nos resta por recorrer. ¿Qué es, en efecto, la mitología —con sus personajes, ritos e historias metafísicas— sino el mundo entero dentro de nosotros: lo que fuimos, ¿lo que somos y lo que llegaremos a ser?

    Los mitos asociados al signo de Cáncer son particularmente complejos, al igual que el propio signo. Uno de los más célebres es el segundo trabajo de Heracles: la matanza de la Hidra de Lerna. Tras obligar a la monstruosa serpiente de nueve cabezas a salir de su guarida, Heracles intentó degollarla, por cada cabeza que cortaba surgían dos nuevas. Con la ayuda de Yolaos, incendió el bosque y quemó las heridas para evitar que volvieran a crecer. Entonces Hera, enemiga de Heracles, envió al gigantesco cangrejo Karkinos para apoyar a la Hidra. Heracles aplastó al cangrejo y, tras vencer definitivamente al monstruo, Hera lo colocó en el cielo como constelación: Cáncer.

    Otro mito revelador es el de Narciso. Hijo de la ninfa Liríope, Narciso recibió del adivino Tiresias el enigmático oráculo: «Vivirá mientras no se conozca». Némesis, ofendida porque Narciso desdeñaba a la ninfa Eco, atrajo al joven hacia el espejo de una fuente para que se enamorara de su imagen. Narciso, cautivo de su reflejo, murió sin separarse de la orilla y se transformó en la flor que hoy lleva su nombre. En este relato hallamos la tendencia del Cáncer al ensimismamiento, no tanto por amor propio como por su dificultad para abrirse a los demás y compartir emociones recíprocas.

    Para entender la psicología del nacido bajo Cáncer, resultan esenciales los mitos lunares, pues la Luna gobierna este signo. Destaca el de Selene y Endimión: la diosa de la Luna, enamorada del pastor Endimión, pidió a Zeus que su amado cayera en un sueño eterno y así conservar su belleza juvenil. Cada noche Selene acudía a besarle y abrazarle, sin obtener respuesta. Aquí vemos el modo de amar del Cáncer: intenso pero temeroso del contacto directo, refugiado en relaciones asimétricas.

    La Luna, señora del sueño y de los enamorados, brilla en la oscuridad hasta desvanecerse con la llegada del día. De igual manera, los nativos de Cáncer prefieren los medios tonos y la penumbra antes que la crudeza de la luz solar.

    Una antigua costumbre china ilustra la fuerza de la Luna para unir corazones separados: se toma un espejo redondo y se deja que refleje la luna llena; luego se rompe en dos mitades, que cada amante guarda consigo para mantenerse fiel.

    También conviene recordar el mito de Ártemis (Diana) como símbolo de fertilidad. No en vano, Cáncer representa el agua primordial y la energía vital. Bajo la influencia lunar, el cabello cortado en fase creciente crece más denso, las cosechas prosperan mejor si se siembran con Luna creciente, y el vino permanece estable cuando se embotella con Luna menguante. La perla, piedra de Cáncer, vive en el agua y, según la medicina tradicional india, su polvo rejuvenece el organismo; aún hoy se emplea en cosmética y medicina natural.

    El influjo lunar regula las mareas y también las emociones del Cáncer: por ello a este nativo se le dice «lunático». Muchos cáncer experimentan cambios de humor en cuestión de segundos.

    El concepto de fertilidad evoca el arquetipo de la Gran Madre: refugio, contención y protección. El hombre Cáncer expresa este arquetipo con una forma de amar profunda y protectora, a menudo compleja por la dependencia inconsciente de la figura materna.

    Finalmente, el glifo de Cáncer muestra este simbolismo en su forma: evoca el Yin y el Yang inseparables —energías lunar y solar—, sugiere un cierre al exterior y, a la vez, remite a dos espermatozoides que representan el origen de la vida, el líquido amniótico y la nutrición.

    Para cerrar, comparto una breve poesía de Vladimir Mayakovski, «Noche de luna», que evoca con delicadeza esta unión mística de luna y materia:

    Estará la luna. / Ya está un poco —mira cómo cuelga— / llena de aire. / Y Dios, sin duda, / con una maravillosa cuchara de plata / remueve la sopa de peces de las estrellas.

    Psicología y Características del Signo

    La personalidad

    Regidos por la Luna, que halla su domicilio en Cáncer, los nativos de este signo poseen un temperamento mutable, rico en fantasía y a veces excesivamente sensible. Receptivos y vulnerables, se hirieron con facilidad ante la torpeza o la indiferencia ajenas, lo que les lleva a establecer simpatías y antipatías de manera instintiva. No toleran el abuso de poder ni la arrogancia, y prefieren mantenerse al margen antes que someterse a entornos que choquen con su modo de ser.

    Su inteligencia es profundamente intuitiva, aunque en ocasiones carecen de la determinación necesaria para aprovechar oportunidades brillantes. Una cierta pereza latente y una timidez innata pueden hacerles titubear, pero cuando logran emerger de su caparazón ofrecen frutos sorprendentes y, en ocasiones, visiones geniales.

    Cáncer es un signo enigmático y fascinante precisamente por la complejidad de su mundo interior, tan rico y, a la vez, tan difícil de exteriorizar, que los hace incomprensibles para quien no se esfuerza en conocerlos profundamente. C. G. Jung asoció este signo con el arquetipo materno, una designación que confirma su afectividad envolvente y protectora. No conocen sacrificios imposibles, pero si se sienten minusvalorados o incomprendidos, pueden desplegar una inesperada agresividad y rebelión.

    Detestan verse presionados a tomar decisiones urgentes; su indecisión congénita bloquea su capacidad de elección inmediata. La necesidad primaria del nativo de Cáncer es hallar siempre a la Madre —aquella que sabe amar, comprender y perdonar— en cuyos brazos puede ahogar su sed de ternura, como evoca magistralmente Proust.

    Su introversión es la nota distintiva que los diferencia claramente de los demás signos. Necesitan volver constantemente a sus raíces, sean familiares o arquetípicas, pues en ellas hallan la seguridad y el refugio frente a las complicaciones de la vida. Esto dificulta su autonomía: aun

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