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Cómo enfrentarnos a la reina del cielo
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Libro electrónico74 páginas2 horas

Cómo enfrentarnos a la reina del cielo

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En esta obra, Cómo enfrentarnos a la Reina del Cielo, C. Peter Wagner y Héctor Torres se unen para desenmascarar a esta deidad, y mostrarnos quién es, qué está haciendo para ganar adeptos y cómo podemos nosotros contrarrestar su nefasta influencia.
IdiomaEspañol
EditorialThomas Nelson
Fecha de lanzamiento8 abr 2014
ISBN9780718024185
Cómo enfrentarnos a la reina del cielo
Autor

Héctor P. Torres

HÉCTOR P. TORRES es el Presidente y fundador del ministerio Hispano Internacional. Es miembro de la Coalición Internacional de Apóstoles (ICA) y miembro fundador de La Coalición Apostólica de Colombia (CAC). Recibió su doctorado en Filosofía en Relaciones Cristianas Internacionales de la Universidad Visión Internacional en California, EE.UU. Es el autor de libros de gran éxito como Derribemos fortalezas, Liderazgo: Ministerio y batalla, entre otros. Héctor y su esposa Myriam viven en Gilbert, Arizona, EE.UU.

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Cómo enfrentarnos a la reina del cielo - Héctor P. Torres

PREFACIO

¿Q uién es esta deidad adorada bajo varios nombres y considerada patrona de muchos pueblos asirios, babilonios y fenicios y a la cual se refiere el profeta Jeremías (7.10; 44.17-29)? La Reina del Cielo probablemente se refiere a Astarot o Istar, diosa del amor y la fertilidad identificada con la luna cuya adoración Moisés prohibió estrictamente (Deuteronomio 4.19; 17.3).

Durante los tiempos del apóstol Pablo se le conocía como Diana de los Efesios. Este era el nombre latino de la divinidad más celebre de Asia Menor. Conocida también como Artemisa, era una deidad lunar y encarnaba varias diosas orientales que, bajo el sincretismo de la época, asumían diferentes nombres según la región donde se le adorase.

Las tortas de sacrificio mencionadas en estos pasajes eran similares a las que los griegos ofrecían a Artemisa. Tenían la forma de una luna creciente o de una luna llena y eran ofrecidas durante el mes de Munychion, mes dedicado a la adoración de la luna.

El culto o la idolatría de la diosa madre de Babilonia llamada Semiramis se propagó a todas las regiones de la tierra tras la confusión de los idiomas en Babel. Los chinos la llamaban Shingmoo. Para los germanos era Hertha, para los egipcios era Isis. En la India se le conocía como Indrani; en el Japón, como Amaterasu.

Los pueblos que emigraron al nuevo continente llevaron consigo la idolatría a la Reina del Cielo y como tal la veneraban. Los aztecas la veneraban bajo el nombre de Xochiquétzal, los chibchas como Bachue y los muiscas como Hiutaca. Cada pueblo le conocía con un nombre diferente y con frecuencia la deidad tomaba las facciones y el color de la piel del pueblo que le adoraba.

Durante el proceso de «evangelización» de los indígenas del nuevo continente, se procuró el sincretismo que la Iglesia Cristiana hacía más de mil años había adoptado. Bajo el nombre de María la madre de Jesús se había continuado la idolatría a la Reina del Cielo. Los misioneros en su afán por la evangelización de las tribus, simplemente adaptaron las deidades de los nativos y con APARICIONES de dudoso origen «bautizaron» la deidad con un nombre cristiano; mezclaron la idolatría de estos con un nombre aceptable a todos y le continuaron adorando bajo un nuevo disfraz. De allí surge la veneración a las diferentes «vírgenes» en todo el continente iberoamericano con sus diferentes nombres, títulos, facciones, color de piel y vestimentas.

Hoy día aún se venera esta deidad en todas las naciones del globo terráqueo. En nuestro continente se le identifica como María la madre de Dios, aunque asume diferentes títulos y tiene diferentes semblantes. La vemos en el culto a la Virgen De Guadalupe, a la Virgen de Chiquinquirá, a la Virgen de la Caridad del Cobre, a la Virgen de Coromoto y muchos otros más. Bajo el nombre de Nuestra Señora asume diferentes títulos como Nuestra Señora la Reina del Cielo, Nuestra Señora del Cielo Reina De Los Ángeles o Nuestra Señora de la Asunción. Similarmente a las de los babilonios, asirios y fenicios, estas deidades han sido consagradas como patronas de diferentes ciudades, regiones y naciones de nuestro continente.

En este libro, Cómo enfrentar a la Reina del Cielo, el Dr. C. Peter Wagner nos remonta a la ciudad de Éfeso durante los tiempos de los apóstoles Pablo y Juan, y nos revela cómo después de entablar un conflicto espiritual en los más altos niveles logran destronar a la Reina del Cielo, entonces conocida como Diana. Wagner nos muestra también cómo una iglesia apóstata reestableció más tarde la autoridad de esta deidad en la ciudad de Éfeso.

Con gozo presento este manual que será una gran herramienta para la evangelización del mundo hispanohablante.

Héctor P. Torres

Ministerio Hispano Internacional

Centro Mundial de Oración

Colorado Springs, CO USA

INTRODUCCIÓN

El cuerpo de Cristo ha llegado a un sitio nunca antes conocido en la historia de la Iglesia. Incluso el libro de los Hechos no registra los tipos de ministerio tan asombrosos que ahora estamos viendo en muchas partes del mundo.

Pareciera como si Habacuc 1.5 se estuviese haciendo realidad en nuestros días.

Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis.

¿No deberíamos esperarlo? Después de todo, Jesús dijo: «El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre» (Juan 14.12).

Vivimos en tiempos de una gran cosecha de almas que el mundo jamás había visto; de casi todas las naciones se reciben informes sorprendentes del despliegue de poder sobrenatural; el cuerpo de Cristo está mucho más unificado de lo que ha estado en milenios; hay más personas que oran y oran al unísono que nunca antes, y vivimos en la primera generación que puede ver la luz al final del túnel de la Gran Comisión. ¡Qué tiempo tan extraordinario para ser cristiano!

LA DÉCADA DE LA GUERRA ESPIRITUAL

Nunca antes había Dios encomendado a su Iglesia el nivel de guerra espiritual que se está librando en todos los continentes desde la década de los noventa. Incluso, hace veinte años, ni siquiera teníamos el vocabulario para describir lo que es común y corriente en estos días. Hoy encontramos en nuestro vocabulario términos como guerra espiritual a nivel estratégico, cartografía o mapeo espiritual, arrepentimiento identificativo y evangelismo basado en

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