Y creyendo, después de diez años de asidua investigación, haber reunido datos casi completos sobre la teoría general de estos dos géneros de escritura, sobre el origen, la naturaleza, la forma y el número de sus signos, las reglas de sus combinaciones por medio de aquellos signos que cumplen funciones puramente lógicas o gramaticales». Así iniciaba Jean-François Champollion la carta que escribió el 22 de septiembre de 1822 al secretario permanente de la Academia de Inscripciones y Bellas-Letras de París, M. Dacier, con cuyo escrito y cuatro láminas ilustrativas de su investigación daba por publicados sus fundamentos sobre la escritura y lengua egipcia.
Así pues, hablar de lengua egipcia y escritura jeroglífica es, sin duda, hacer mención al 14 de septiembre de 1822, fecha que se considera la del nacimiento de la Egiptología y, más en concreto, de la filología egipcia. Se trata del momento en el que el erudito francés Jean-François Champollion dio con la clave para entender cómo realmente funcionaba la escritura de los antiguos egipcios gracias al estudio de la piedra Rosetta. Hasta entonces, el gran error que se cometía era que no se entendía la escritura jeroglífica como la forma de anotar una lengua hablada, sino más