La gestión tradicional de la forma de comunicar, con su eficacia y beneficios, responde a modelos de mentalidades que, analizados desde la perspectiva de su historia, han ido cambiando de la mano de la transformación de las reflexiones sobre lo humano.
Los hombres siempre se preguntaron si la mente humana es lo suficientemente inteligente y fuerte como para que, ante accidentes sociales y naturales, pueda reconstruir el mundo desde el control dé lo racional o si, por el contrario, debemos dejar que simplemente se precipiten y que sus consecuencias desaparezcan por la llegada de nuevas crisis.
La velocidad a la que hoy circula la información y con la que se imponen contenidos da muestra de lo segundo, configurando con ello entornos enigmáticos y, a la vez, evanescentes, que ponen en duda las herramientas y estrategias disponibles para