SI CREE QUE LOS fabricantes de automóviles europeos se muestran complacientes ante el crecimiento de las marcas chinas, debería hablar con Renault.
La empresa francesa está remodelando todo su proceso de desarrollo de coches nuevos para seguir el ritmo de China. En el país asiático, un coche puede pasar de ser un sueño a salir de la cadena de producción en un tiempo alarmantemente corto. Y, lo que es más importante, llegará al mercado europeo a un coste mucho menor que las alternativas desarrolladas y fabricadas localmente.
La actual generación de Renault Clio y Captur tardó cinco años enempresas automovilísticas chinas que brotan como semillas en tierra recién regada –el agua son las generosas subvenciones del gobierno chino–.