En 1992 el Ejército del Aire desclasificaba los expedientes OVNI: más de ochenta informes relacionados con el avistamiento de no identificados y de sus supuestos tripulantes, reportados por los soldados de los diferentes ejércitos. La documentación, los testimonios y la cantidad de casos, unidos a los que a día de hoy todavía no se han desclasificado, abrió una nueva dimensión de la investigación de este fenómeno. Este ha tenido su eco en tiempos recientes con la desclasificación por parte del ejército estadounidense de las célebres grabaciones realizadas por sus pilotos más cualificados, en las que como ya hemos comentado, algo extraño y tecnológicamente muy evolucionado, literalmente se ríe de ellos haciendo maniobras imposibles en pleno vuelo y a velocidades inasumibles por el ser humano. Sin embargo, en España, los ufólogos insisten en que los archivos más importantes, por la proximidad con los núcleos rurales y la facilidad de acceso que tienen los testigos, están en manos de la Guardia Civil.
Pero, ¿ha habido sucesos en los que los propios miembros de la Guardia Civil han sido testigos de avistamientos OVNI? La respuesta nos la ofrece el protagonista de nuestra primea historia: miembro de la Benemérita con más de treinta años de servicio. Y reconozco que me conmueve su valentía al tiempo que me aterra su testimonio, porque es evidente que no se lo inventa. Si lo que le ocurrió es tal y como lo cuenta, es una evidencia más, quizás muy contundente, de que los ovnis –sea cual sea su procedencia– no solo están