El 2023 fue un año marcado por la incertidumbre, pero es tarea de los desarrolladores mantener el optimismo y mirar a largo plazo. Porque en el mundo de los ladrillos, las empresas de este rubro juegan su propio partido. “Fue un buen año, con un nivel de actividad satisfactorio en la construcción privada, con muchas obras de todo tipo en marcha en toda la Argentina. En general, esto se explicó por la posibilidad de invertir pesos ociosos en ladrillo para protegerse de la alta inflación y por el costo de construcción históricamente barato en dólares”, plantea Damián Tabakman, presidente de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU).
Esa necesidad de descargar los pesos se sintió en las ventas, que se mantuvieron en los distintos productos que ofrecen las desarrolladoras, lo que parece reforzar la idea de que, para los argentinos, los ladrillos siguen siendo un resguardo seguro: “Para nosotros fue un año muy bueno. Tuvimos un muy buen nivel de ventas motivado por esto y porque muchos aprovecharon un momento en el que las propiedades todavía estaban bajas”, menciona José Ignacio Viñas, director comercial de Consultatio.
La firma de Eduardo Costantini lo vivió especialmente en Puertos, el desarrollo en Escobar de 1.400 hectáreas y 11 barrios, donde las ventas se mantuvieron constantes con excepción de los últimos