Tula, menos conocida por su nombre en náhuatl Tollan Xicohcotitlan, asentada en el valle por donde pasa el río que le da nombre, al sur del actual estado mexicano de Hidalgo, es la capital de la antigua civilización mesoamericana de los toltecas. Es aquí donde se erigen las estatuas de cuatro colosos atlantes. El doctor Jiménez del Oso (1941-2005) los presentaba así en su olvidado documental Tula, de la serie El Otro México (ver cuadro): “Estos son los presuntos ‘guerreros de otros mundos’. Los guardianes de piedra, que pierden la mirada en horizontes que el hombre de hoy ya no puede contemplar. Fueron colocados ahí como homenaje o como advertencia, sustentando la cubierta de un templo desaparecido, firmes, impasibles, ajenos a la expectación que despiertan…”. Pero, ¿a quiénes representan estas gigantescas estatuas?
¿DIOSES EN EL EXILIO?
Es en “El Mensaje de los Dioses” (1973) –cuyo título en la versión original alemana es “Mi mundo en imágenes”–, secuela del clásico “Recuerdos del futuro” (1968), donde Erich von Däniken (MÁS ALLÁ, 374) se mostraba más explícito al formular su teoría de los Ancient Aliens: “En ‘mi mundo’, astronautas alienígenas visitaron hace miles de años nuestro planeta, y los hombres de aquella remota antigüedad los tuvieron por ‘dioses’. Estos dictaron toda la ‘verdad’ a quienes, de algún modo, vieron capaces de ‘escribirla’ y les impusieron el deber de transmitir esa verdad a las futuras generaciones…”.
Según Däniken, en un remoto pasado, seres extraterrestres visitaron nuestro planeta, dejándonos vestigio de su recuerdo en numerosos monumentos en piedra. Uno de estos lugares que inmortaliza la llegada de estos “dioses” es