AMBAS CIVILIZACIONES CON CONCEPTOS SOCIALES DIAMETRALMENTE OPUESTOS: ROMA, INCAPAZ DE MANTENERSE INMÓVIL DENTRO DE UNAS FRONTERAS DELIMITADAS; CARTAGO, EN CAMBIO, SIEMPRE FUE TÍMIDA EN CUANTO A SU EXPANSIÓN, LIMITADA A LAS INNUMERABLES COLONIAS QUE, COMO SEMILLAS, PLANTABA A LO LARGO DEL MEDITERRÁNEO. Al fin y al cabo, le debía su origen al movimiento colonial de los fenicios que llegaron de Tiro, siglos antes.
Como digo, es inevitable pensar en romanos y cartagineses a la hora de tratar las Guerras Púnicas. Ellos fueron los dos bandos enfrentados en todo momento. Sin embargo, ¿es posible un punto de vista alternativo de aquella rivalidad que cambió el transcurso de la Historia para siempre? Existió otro protagonista involucrado en las Guerras Púnicas, especialmente en la segunda, que en principio puede parecer un simple secundario. Sin embargo, su participación fue fundamental, hasta el punto de que el conflicto nunca se habría desarrollado por los mismos cauces sin su presencia. El gran olvidado: el pueblo íbero.
EL LEGADO DEL PUEBLO ÍBERO
Como autor de novela histórica entiendo que gran parte de mis colegas elijan ambientar sus relatos en torno a Roma o Cartago. No nos engañemos, son civilizaciones fascinantes, grandiosas, que han marcado nuestro devenir hasta la actualidad. Su legado todavía está muy presente. La arquitectura latina nos rodea no solo a nivel de grandes monumentos, como foros, teatros y acueductos, sino también en infinidad de cuestiones cotidianas en las que ni siquiera reparamos. La República y el Imperio romano resultan familiares y están repletos de grandes figuras que han quedado para la posteridad. Cartago, aunque arrollada por el inevitable destino que la Historia reserva a los derrotados, no ha caído en el olvido. ¿Quién puede resistirse a novelar sobre Julio César, Aníbal Barca o Escipión el Africano? No es de extrañar que la mayoría de los libros de ficción histórica estén ambientados en Roma.
Sin embargo, y en contra de lo que solemos pensar, la Historia no es solo cosa de dos. Las Guerras Púnicas no podrían entenderse sin ese tercer grupo de protagonistas que conforman los íberos. Una cultura, sin duda, más modesta en cuanto a grandes obras arquitectónicas y tecnológicas, y
