Hace aproximadamente un año, una pequeña compañía estadounidense perteneciente al ámbito médico, Geisenger, publicó unos resultados sorprendentes sobre la aplicación de una inteligencia artificial (IA) para estimar el riesgo de muerte a corto plazo de pacientes con ciertas patologías cardíacas, todo ello a partir de su electrocardiograma.
Para ello, entrenaron a una red neuronal con casi dos millones de electrocardiogramas de cerca de 400.000 personas. Al final esta IA, basada en una técnica conocida como , obtuvo unos resultados mejores que los de los cardiólogos. Los médicos, además, no