MEMORIAS DE UNA ACTRIZ EN EL GULAG
Tamara Petkévich
Errata Naturae y Periférica, traducción de Alexandra Rybalko Tokarenko, 704 pp., 28 €
Tamara Petkévich (San Petersburgo, 1920-2017) nació en el seno de la familia de un afiliado al Partido Bolchevique. En Kirguistán, donde estudiaba Medicina, ella y su marido fueron detenidos, acusados de actividades contrarrevolucionarias y condenados a siete años de gulag. Al principio cumplió su pena en campos de Kirguistán; más adelante, en el norte de Rusia, en la República de Komi. Allí nació su hijo. Durante su estancia en el gulag, ingresó en una compañía de teatro de prisioneros e hizo de esta «profesión accidental» su destino, incluso después de su liberación.
En los años cincuenta, trabajó en varios teatros de provincias. Tras su rehabilitación, en 1957, regresó al fin a su ciudad natal dos años después. En 1962 ingresó en el Instituto de Teatro, Música y Cinematografía de Leningrado, en el departamento de Teatro. Se graduó en 1967 y trabajó en la Casa de Arte Aficionado de Leningrado como jefa del departamento de Repertorio. En los años sesenta comenzó a escribir sus memorias, que se publicaron en 1993, con gran éxito. Tras múltiples reediciones, se convirtieron también en una pieza de teatro y en un documental que la directora
Marina Razbezhkina dirigió en 2001. Su obra se ha traducido a numerosas lenguas y Aleksander Kwasniewski otorgó a su autora la Orden al Mérito de la República de Polonia por la valía de su testimonio. Ahora, por cortesía de editorial Errata Naturae y editorial Periférica, les ofrecemos un fragmento del capítulo VIII de Memorias de una actriz en el Gulag, traducido por Alexandra Rybalko Tokarenko.
De pequeña solía divertirme saltando a la pata coja de un cuadrado a otro, dibujados con tiza en la acera. Ahora, escoltada por un guardia armado, me movía entre cuadrados construidos en los confines del Estado y vallados por una alambrada. A lo primero lo llamaban jugar a la rayuela; a