Primero que nada, nos gustaría que nos hablaras un poco de ti. ¿Quién es Jared Genser?
Soy un abogado internacional de derechos humanos en Washington. Soy conocido por mi trabajo de liberación de presos políticos alrededor del mundo. Eso es algo que he hecho a lo largo de mi carrera, exclusivamente pro bono. También soy director general de una firma de interés público, Perseus Strategies, la cual trabaja en una gran variedad de proyectos con diversos clientes, casi todos en el campo de los derechos humanos. He publicado extensivamente acerca de mi trabajo. Publiqué tres libros sobre derechos humanos y estoy trabajando en el cuarto. También he publicado más de 130 artículos en periódicos alrededor del mundo y he realizado poco más de 15 entrevistas. Más allá de eso, doy clases en escuelas de Derecho: he impartido seminarios en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en la Escuela de Derecho de la Universidad de Michigan y, de for-ma reciente, en el Centro de Derecho de la Universidad de Georgetown.
■ Como abogado, has tenido una gran variedad de clientes muy interesantes. ¿Cuál ha sido el caso más difícil que has tenido y por qué?
El caso más difícil fue defender al Premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo. Comencé a representarlo seis meses antes de que fuera galardonado y fui parte de un grupo de personas que, a nivel global, hicieron campaña para que él ganara. De hecho, fui quien, luego de haber ganado el premio, estuvo hablando con el Comité Noruego del Nobel y quien coordinó la llamada telefónica entre la esposa de Liu Xiaobo y Thorbjørn Jagland, el presidente del Comité Noruego del Nobel, para felicitarla a ella y a su esposo por haber recibido el Premio Nobel. En ese momento Liu Xiaobo ya estaba en prisión con una sentencia de 11 años por cargos de subversión. Supe inmediatamente que, tras haber sido seleccionado, sacarlo de prisión iba a ser muy di-fícil. Sabíamos que las cosas serían muy duras para su esposa también. Estábamos limitados por el poder de nuestra imaginación, porque Liu Xiaobo y su esposa pasaron casi siete años en un arresto domiciliario ilegal, privados casi completamente de cualquier contacto con el mundo exterior, especialmente en los primeros cuatro o cinco años de su detención. Abogué por su liberación durante muchos años. Al final, Liu Xiaobo falleció de cáncer de hígado en un hospital chino, todavía en prisión. Sin lugar a