En julio del 1935, dos años después de la llegada al poder de Hitler, se llevó a cabo una reunión, presidida por el Reichsführer (jefe de las SS) Heinrich Himmler, a la que asistieron un grupo de eruditos nazis estrechamente relacionados con las temidas SS y con la vertiente más ocultista del partido nazi. Entre los presentes destacaba un individuo al que muchos consideraban un ser extravagante, Hermann Wirth, profesor germano-holandés obsesionado con el estudio de la prehistoria alemana y el folclore del germanismo primitivo. Tras varias horas de encendido debate se creó la Ahnenerbe o Sociedad de Estudios para la Historia Antigua del Espíritu, vinculada a la SS, de la que Wirth sería su primer presidente, mientras que el Consejo de Administración pasó a estar controlado por el todopoderoso Reichsführer, que no tardó mucho tiempo en utilizar este centro de investigación para propagar las principales tesis nacionalsocialistas, especialmente aquellas de corte racial y antisemita.
El primer grupo de investigación estuvo dedicado al estudio del antiguo alfabeto rúnico, pero con el paso de los meses la Ahnenerbe creció y pasó a contar con un total de 43 departamentos dedicados a todo tipo de disciplinas y extrañas creencias, como la geografía sagrada, folclore, danzas populares, canciones tradicionales, leyendas, lingüística, ciencias paranormales y el que más nos interesa, el de arqueología germánica, dedicado a la búsqueda de las huellas más remotas de la raza aria y, muy probablemente, al intento de comprobar la existencia histórica y el recorrido de los principales objetos de poder por considerarlos unos valiosos talismanes portadores de poderes mágicos. Entre las reliquias y objetos de culto que despertaron el interés de los aventureros de Hitler destacaron algunos como el Grial, la Lanza del Destino o la Espada de Turingia pero, por encima de todas ellas, sintieron devoción por el Arca de la Alianza, cuyo lugar de reposo se pudo buscar en España en la célebre Operación Trompetas de Jericó.
EL ARCA DE LA ALIANZA EN ESPAÑA
Durante esos años de terror, los investigadores nazis, asociados a los círculos esotéricos del Tercer Reich, analizaron todas las referencias que el Antiguo Testamento ofrecía sobre el más venerado objeto de culto de la religión yahvista para tratar de encontrar una pista que los llevase hasta su morada definitiva. Aunque hoy en día nos pueda resultar absurdo, debemos reconocer que desde el siglo XIX se habían generalizado una serie de libros de corte esotérico e investigaciones propuestas por todo tipo de iluminados, farsantes y cazatesoros que habían caído bajo el influjo de este objeto milenario.
Pues bien, la pista que puso a los nazis tras el rastro del Arca de la Alianza apareció después de
