Su interés por los ángeles era la consecuencia natural de su curiosidad y su interés por los estudios científicos de la naturaleza. Había nacido en Londres, en el año 1527, y era hijo de un caballero servidor de Enrique VIII. El rey, que ya era un hombre maduro cuando John nació, siempre había sentido una marcada preferencia por él, pues le recordaba al muchacho que había sido él mismo en tiempos de su juventud.
John Dee mostró desde temprano gran vocación por el estudio. Cuando no estaba estudiando algún antiguo texto, se encontraba tratando de desentrañar algún tema angélico. A la temprana edad de quince años, abandonó la corte en la que era tan popular y se dedicó de lleno a los libros. Apenas dormía cuatro horas diarias y el resto lo consagraba a incrementar su sabiduría.
En poco tiempo, adquirió una vasta cultura. Sus conocimientos de física le permitieron construir, para una representación de una obra de Aristófanes, un escarabajo volador, lo cual en el siglo XVI constituía un logro más que considerable. Trece años más tarde de este hecho, que causó tanto revuelo entre sus contemporáneos, John Dee se dedicó por entero a los ángeles.
Luego del suceso del escarabajo había comenzado a traducir al inglés a Euclides y se dedicó a comentar sus textos. Si bien en Cambridge sus ideas sobre el famoso mate mático no tuvieron repercusión, los duques de Mantua y de Medina se interesaron