SIN LÍMITES
INTRODUCCIÓN 1450–1750 CAZA DE BRUJAS
La brujería es una creencia ancestral en que ciertos individuos pueden hacer maleficios, es decir, causar mágicamente daños contra personas, animales y cosechas. La brujomanía, en cambio, aparece en forma de psicosis colectiva como resultado de rumores, propaganda y adoctrinamiento. Se trata de una mezcla peligrosa de creencias populares y demonología erudita en donde entran en juego los supuestos poderes del demonio. Ese fue el caldo de cultivo de una caza de brujas que empezó cuando la Edad Media estaba agonizando y surgía con fuerza una Europa moderna: la del floreciente Renacimiento.
Entonces, ¿por qué se relaciona esa persecución con la Edad Media? Por una parte, porque ya existía una Inquisición medieval que se fundó en 1184 en la zona de Languedoc para luchar contra la herejía de los cátaros, considerados, entre otras acusaciones, adoradores del diablo. Y porque, hasta hace poco, historiadores como Joseph Hansen expusieron la idea de que esta Inquisición, tras haber exterminado a cátaros y valdenses, se volcó sobre las brujas para no quedarse sin trabajo.
La investigación reciente ha demostrado algo totalmente distinto. Todos los datos sobre la sangrienta caza de brujas medieval en el sur de Francia se remontan a un libro de divulgación escrito por el novelista francés Étienne-Léon de Lamothe-Langon en 1829. Está demostrado que las fuentes medievales presentadas por él jamás existieron, sino que las inventó él mismo para ponerle sabor a su relato. A raíz de esta revelación, la cronología de las persecuciones y ejecuciones se
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