SIN LÍMITES
10 FIASCOS DE LA CIENCIA
1 LA TRANSMUTACIÓN DE LOS METALES
Los antiguos alquimistas creían que era posible transformar unos metales en otros y se empeñaban en conseguir oro a partir del plomo, por ejemplo. De forma curiosa, en los albores de la revolución científica muchas grandes mentes que contribuyeron a ella aún confiaban en lograr la hazaña, a pesar de los reiterados fracasos a lo largo de los siglos. Entre los sabios del siglo XVII que se dedicaban más o menos abiertamente a la alquimia se encontraban Robert Boyle, el llamado padre de la química, y el mismísimo Isaac Newton, quien consagró más tiempo a la ciencia oscura que al resto de sus investigaciones. Durante la Ilustración, la práctica de la alquimia decayó y fue poco a poco sustituida por los postulados de la química moderna, que partía de la imposibilidad de transformar unos elementos en otros por medios químicos. El advenimiento de la teoría atómica dio el soporte definitivo para explicar el funcionamiento de la nueva disciplina y terminó dándole el tiro de gracia al sueño de la transmutación.
Pero el descubrimiento de la radiactividad y la energía nuclear han demostrado que la idea de los alquimistas puede hacerse realidad en ciertas condiciones. Los aceleradores de partículas, por ejemplo, transmutan elementos rutinariamente. De hecho, todos los de la naturaleza son consecuencia de la trasmutación de otros, sea en el corazón de las estrellas, por desintegración radiactiva u otros métodos. El problema es que fabricar oro artificial de este modo es económicamente inviable y no tiene
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