SIN LÍMITES
EL CID ¿PALADÍN DE LOS ÁRABES?
A MEDIADOS DEL SIGLO XI, HABÍAN TRANSCURRIDO MÁS DE TRES SIGLOS Y MEDIO DESDE EL DESEMBARCO DE LAS PRIMERAS TROPAS ISLÁMICAS EXTENDIENDO EL IMPERIO DE AL-ÁNDALUS. La península se hallaba entonces polarizada en dos grandes zonas enfrentadas: la árabe y la cristiana. Estos territorios, a su vez, se dividían en varios reinos en permanente conflicto entre ellos, que en ocasiones se aliaban entre sí.
ENTRE MOROS Y CRISTIANOS
El territorio árabe–que se extendía desde el sur para alcanzar el centro y casi todo el este de la península–, había permanecido cohesionado como un solo reino bajo el Califato Omeya de Córdoba hasta el primer tercio del siglo XI. Fue con la muerte del general Almanzor (¿938?-1002) y el posterior conflicto sucesorio, cuando Al-Ándalus terminó atomizándose en pequeños estados independientes denominados taifas (vocablo árabe que significa clanes o facciones). Envueltas en una interminable espiral de guerras intestinales, estas taifas fueron sometidas por los reinos cristianos bajo un régimen arancelario. Como contraprestación, los emires árabes obtuvieron protección por parte del ejército cristiano frente al ataque de las taifas vecinas.
La zona cristiana–que abarcaba una franja norte cuyos límites se sitúan entre el Duero y “el Magno” (1016-1065), cuyo trono había logrado unificar gran parte de los reinos cristianos.
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