SIN LÍMITES
LA CÓRDOBA CALIFAL
La escritora alemana Hroswitha de Gandersheim, una religiosa benedictina del siglo x, la llamó “ornamento del mundo”. Aunque sabía de la grandeza de ciudades como Bagdad, Damasco y Constantinopla, consideró la Córdoba califal incomparable. ¿Cómo llegó la capital de Al-Ándalus a convertirse en el principal foco cultural de Occidente?
La cita visigoda
Tras la muerte de Mahoma, los musulmanes protagonizaron una expansión fulgurante, en la que destruyeron el Imperio persa y arrebataron al bizantino gran parte de sus dominios. En 711 le tocó el turno al reino visigodo de Hispania, un estado en el que la monarquía electiva favorecía los conflictos sucesorios. Un año antes, con la muerte del rey Witiza, su territorio había quedado dividido entre dos rivales. Agila II, de sangre real, dominaba el norte y el este de la península, mientras Rodrigo, antiguo gobernador provincial, controlaba el sur. Para destronar a este último, el obispo de Toledo, hermanastro de Witiza, solicitó la ayuda de los árabes del norte de África. Imaginaba el obispo que llegarían y se marcharían tras alcanzar la victoria, pero aprovecharon las circunstancias para quedarse y establecer una provincia bajo la autoridad del califato de Damasco. Aunque la dinastía de los omeyas disfrutaba entonces de un imperio que se extendía de Pakistán a la península ibérica, sus días en el poder estaban contados. En 750, los abasíes protagonizaron una revuelta que masacró a la familia
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