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Un ‘cafelito’ en la dieta de las vacas

Una investigación con vacas de Oleta (Álava) concluye que los piensos enriquecidos con café son válidos para el ganado lechero y reducen un 20% las emisiones de metano de estos animales

Vacas Oleta Álva
Varias vacas comen pienso en una granja de Behialde.
Mikel Ormazabal

La mayor explotación de vacuno del País Vasco cuenta con 1.000 cabezas de ganado en Oleta (Álava) que producen cinco millones de litros de leche al año. Durante mes medio, a 150 de estas vacas les cambiaron la dieta y pasaron a servirles el pienso enriquecido con posos de café. La misma fórmula alimenticia se le proporcionó a un rebaño de ovejas. La experiencia fue seguida muy de cerca por científicos de Azti y nutricionistas. El ensayo ha sido un éxito: “Hemos conseguido un nuevo ingrediente seguro, nutritivo, competitivo y respetuoso con el medio ambiente”, afirma el investigador David san Martín. La ingesta de pienso mezclado con los desechos del café no altera la cantidad ni la calidad de la leche que dan estos animales y se consigue una reducción del 20% de las emisiones de metano que generan. “Es un ingrediente que puede revolucionar el futuro de la ganadería”, apunta San Martín.

Cada año se consumen en la Unión Europea 4,67 kilos de café por persona, según los estudios de la Organización Internacional del Café. La mayoría de estos desechos se queman o acaban en vertederos. El aprovechamiento de los posos y de las cápsulas de café es prácticamente nulo, lo que provoca un gran impacto ambiental. Al mismo tiempo, el sector ganadero trata de encontrar nuevos ingredientes, de origen local y nutritivos, que le permitan reducir la dependencia que tienen del mercado exterior, principalmente para proveerse de cereales o de harinas de soja y pescado.

El estudio lo ha dirigido el centro tecnológico Azti, especializado en ciencia marina y alimentación, con la participación de empresas y asociaciones agroganaderas. Y la solución la han encontrado en transformar los posos de café en un aditivo de los piensos que comen las vacas y las ovejas. Es un sustitutivo más barato y sostenible que las materias primas que se emplean en la alimentación de estos rumiantes. Las pruebas han demostrado que incorporar entre un 10% y un 15% de estos posos de café en la dieta de las ovejas y un 10% en las vacas “no ofrece diferencias significativas en la tasa de alimentación o el comportamiento de los animales, tampoco en la cantidad o el contenido de grasa de la leche producida”, afirma el experto del centro tecnológico especializado en el sector marino y la alimentación.

La fórmula nutritiva permite dar solución a dos problemas al mismo tiempo, comenta el investigador San Martín: “Por un lado, se consigue un ingrediente más barato y sostenible para mezclarlo con los piensos que alimentan al sector ganadero. Por otro, damos salida a los restos del café y las cápsulas que genera el sector de la hostelería, que actualmente son tratadas como residuo puro y duro”.

Una vaca lechera come a diario unos ocho kilos de pienso; una oveja, entre tres y seis kilos. En la explotación de vacuno Behialde y en las instalaciones del instituto Neiker, especializado en desarrollo agrario, suministraron la mezcla de pienso y café a las vacas y las ovejas, respectivamente. Los técnicos comprobaron que el desecho del café proporciona fibra y grasa al compuesto final. Su ingesta en una proporción controlada, según los nutrólogos, no presenta diferencias sustanciales sobre la dieta convencional: “Hemos registrado una producción de leche similar con la dieta experimental. No hay diferencias en la cantidad producida ni en la calidad de la leche entre las vacas que han tomado los piensos comerciales y esta nueva dieta. Tampoco se han apreciado en el comportamiento del ganado. Y el panel de expertos que ha catado los productos lácteos que hemos desarrollado con la leche de estas vacas tampoco ha identificado ningún sabor extraño”. Los técnicos de Neiker han comprobado que la emisión de metano de las vacas que han comido pienso con café es un 20% inferior al resto: “Es un ingrediente que tiene un potencial para reducir la metanogénesis en la actividad ganadera”, concluye el responsable del proyecto.

Antes de llevarlo a los comederos del ganado, los posos de café han sido recogidos en cafeterías, restaurantes y hoteles aprovechando la logística que la empresa Ecogras tienen establecida para retirar el aceite usado de estos establecimientos. Los posos se trasladan a una planta de procesado, donde se transforma el desecho en un producto nutritivo. Esto se consigue, explica el investigador de Azti, eliminando la humedad mediante un proceso de secado que impide que se generen microorganismos que puedan afectar a la calidad higiénica del ingrediente. Una vez deshidratado y estabilizado se obtiene una harina fina de café que se mezcla con el pienso y es apta para el consumo del ganado.

La experimentación cuenta con el apoyo de la Unión Europea, que financia cerca del 60% de los 1,5 millones que ha costado el proyecto. El resto se costea con fondos propios de los socios que han participado. Los primeros ensayos arrancaron a finales de 2020 y ahora está en marcha la fase última para comercializar el negocio. En la aventura participan el proveedor tecnológico Riera Nadeu que aporta la maquinaria para el secado, la firma que recicla aceite usado Ecogras y el proveedor de café Euskovazza, además de la asociación agroganadera Uaga. “Estamos en el momento de encontrar inversores dispuestos a hacerse cargo de la construcción de la planta donde se tratarán los posos de café y de gestionar la actividad. Hay bastante interés y creemos que esto se conseguirá en un plazo corto de tiempo, de tal forma que dentro de uno o dos años este nuevo ingrediente estaría en el mercado en Euskadi. Posteriormente, se trataría de replicar el modelo en otras regiones”, pronostica San Martín.

La iniciativa ofrece una solución de economía circular, pues permite poner en valor un subproducto del café que no se recicla. Al mismo tiempo, se aprovechan las cápsulas que tampoco encuentran una salida ecológica en la actualidad. “La parte orgánica de estas cápsulas se ha utilizado para producir biomasa que funciona como combustible en el proceso de secado de los posos. Y la fracción inorgánica, compuesta por plástico y aluminio, se emplea para fabricar contenedores donde se almacenan los posos.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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