“Se ha vinculado injustamente al cardenal Barbarin con la pederastia”
La defensa del religioso francés acusado de ocultar los abusos de un cura pederasta insiste en que los delitos habían prescrito
La defensa del cardenal Philippe Barbarin insistió este jueves en que el religioso, el más alto de la jerarquía eclesiástica francesa en sentarse en el banquillo acusado de silenciar el caso de un cura pederasta, hizo, como los otros cinco acusados de la diócesis de Lyon, “lo que debía hacer”, y lamentó que el religioso se haya convertido “casi en el símbolo mundial de la pederastia”.
“Su nombre está vinculado injustamente a la pederastia desde hace más de dos años. Se han echado toneladas de lodo contra él (…) ¿Se persigue al cardenal Barbarin por sí mismo o como la encarnación de una institución? Desde el principio, este hombre ha sido obligado a encarnar la maldición de la Iglesia en este caso”, sostuvo Jean-Félix Luciani en el último día de audiencias públicas, en el que la defensa acabó de presentar los alegatos finales.
El veredicto será dado a conocer el 7 de marzo, se anunció al término de la sesión. Los tres jueces del tribunal correccional de Lyon deberán decidir hasta entonces si Barbarin y los demás acusados cometieron un delito al no denunciar ante la justicia la información que tenían sobre los actos pederastas del cura Bernard Preynat cuando varias de sus víctimas, todas adultas, les revelaron los hechos, sucedidos antes de 1991. La defensa recibió un espaldarazo el jueves, cuando la fiscalía anunció que no pedirá ninguna condena porque considera que no hay nuevos elementos que varíen su decisión de 2016 de archivar el caso porque había prescrito. Los seis acusados han sido llevados a la justicia por medio de una “citación directa”, un recurso judicial particular de Francia que permite a la víctima, bajo ciertas condiciones, acudir directamente al tribunal. Es lo que hicieron los nueve demandantes, todos víctimas de Preynat desde finales de los años 70 hasta 1990, cuando el sacerdote dirigía un grupo scout de Lyon.
Los acusadores han declarado abiertamente que, más allá de si el juicio acaba con una condena o no, su objetivo era denunciar el silencio con el que durante décadas la Iglesia ocultó a sacerdotes pederastas como Preynat y el peligro potencial que esto ha supuesto para centenares o miles de niños más por el hecho de que estos religiosos, al igual que Preynat, permanecieron en puestos que les permitía el contacto con menores pese a su pasado.
A pesar de que Preynat admitió ante sus superiores en 1991 que había abusado de decenas de menores en las décadas anteriores, la Iglesia lo mantuvo durante 25 años más en puestos que le permitieron un contacto continuo con otros niños, aunque a algunos afectados se les aseguró que había sido apartado de cualquier función con menores.
En 2010, el cardenal Barbarin, que llegó a Lyon en 2002, incluso lo promovió. Solo a finales de 2014, cuando Alexandre Hezez, una antigua víctima de Preynat que descubrió por casualidad que el cura seguía trabajando con niños le detalló los abusos sufridos, Barbarin actuó escribiendo a Roma para pedir “instrucciones”. El Vaticano le ordenó en enero de 2015 retirarlo inmediatamente de cualquier función que implicara contacto con menores pero a la par le instó a “evitar todo escándalo público”. Barbarin decidió apartarlo totalmente de sus tareas, pero su marcha de la parroquia donde estaba no se efectuó hasta el 1 de septiembre, la fecha habitual de cambios de puestos sacerdotales, algo que se ha recriminado duramente al cardenal durante el juicio, ya que significa que Preynat estuvo aún más de siete meses ejerciendo las mismas funciones, incluso dando la comunión a menores.
El cardenal “ha admitido que no supo comprender algunas cosas en su momento, que sin duda debería haber investigado más y hacer más y que no lo hizo… pero jamás fue con voluntad de encubrir nada. Espero que eso haya sido comprendido”, declaró Luciani a periodistas.
La base legal de la defensa de Barbarin y de los demás inculpados, entre ellos un obispo y un arzobispo, es que si bien pudieron cometer errores, jamás fue con voluntad de “encubrir” al sacerdote pederasta. Y que si no denunciaron los hechos es porque la información la recibieron de personas adultas que les habían dicho que sabían que sus casos habían prescrito.
“Tenemos que cambiar”
El obispo auxiliar de Lyon, Emmanuel Gobilliard, protagonizó un momento especial en el último día de audiencias del juicio al darle las gracias a uno de los acusadores, François Devaux, presidente de la asociación Palabra Liberada que reúne a víctimas de curas pederastas y que es la responsable de haber abierto el debate sobre el silenciamiento en la Iglesia católica francesa de esta lacra.
“Gracias por haber liberado la palabra, gracias de haber hecho posible que vaya a haber un juicio contra el cura Preynat, porque sin vosotros probablemente no habría tenido lugar”, dijo Gobilliard en un receso de la última audiencia pública, según recoge en un vídeo el diario local Le Progress. “Me han cambiado. No soy el mismo hombre. Gracias por haber hecho esto por la Iglesia, porque había disfunciones, dificultades, y tenemos que cambiar. Así que gracias. Esto no acaba aquí”, aseguró.
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