Los padres empujan la protesta
Las familias secundan una huelga estudiantil que impactó con fuerza, aunque de forma desigual Miles de personas apoyan manifestaciones en toda España
María Amate se levanta cada mañana a eso de las siete. Despierta a su hija mayor, Mireia (14 años), y prepara desayunos y ropas hasta que despierta a la pequeña, Celia, que va a cumplir dos años. Sobre las ocho, la mayor sale hacia el instituto desde su casa en Puente de Vallecas, un barrio humilde de Madrid, y María lleva a Celia a la escuela infantil antes de ir al trabajo (es educadora social en un Ayuntamiento). Pero hoy, esta madre de 33 años no hizo nada de eso: se ha tomado el día libre para secundar la primera huelga de padres convocada por la asociación mayoritaria de familias de la escuela pública, Ceapa, y no ha llevado a los hijos al colegio para acompañar el tercer día de paro de alumnos de instituto convocado por el Sindicato de Estudiantes.
Las aulas no se han llegado a vaciar del todo, como se buscaba, pero sí lo suficiente como para elevar un escalón más —el pasado mayo una huelga unió por primera vez a profesores de todas las etapas educativas— la protesta contra los recortes educativos que suman varios miles de millones en los últimos años y contra la reforma del sistema que propone el ministro de Educación, José Ignacio Wert, al que piden la dimisión. Andalucía y La Rioja hablaron de una participación mayoritaria.
A la protesta de los miles de padres y de alumnos que hoy no han ido al colegio o al instituto, se han sumado durante todo el día manifestaciones que han llegado a reunier en toda España a varios miles de personas. Los universitarios han completado la movilización, apoyando las marchas y con encierros en algunas facultades (por ejemplo, en la Complutense y en la Autónoma de Madrid), como continuación de las protestas que protagonizaron la semana pasada.
“Me preocupan los recortes, pero también el cambio hacia un sistema social basado en la competitividad, en el que quien no tiene se queda en la cuneta”, explicaba ayer María Amate sobre su oposición al proyecto de reforma que recupera las reválidas y adelanta la elección hacia la FP.
En la escuela infantil pública de su hija pequeña contaban esta mañana a través del telefonillo que apenas había faltado nadie más. En el instituto de la mayor, sin embargo, el Isabel la Católica, faltó casi el 60% del alumnado. En el barrio de Carabanchel, el colegio público Perú también registró un 60% y en el instituto Emperatriz María de Austria, casi el 90%.
Entre estos últimos estaban la hija de 10 años y el hijo de 14 de Concha Palancar, funcionaria de 49 años que también se ha pedido el día (asuntos propios) para secundar la huelga: “Es posible que el sistema tenga fallos, pero con los recortes y la reforma que proponen no va a mejorar. Tenemos que decir que por este camino no vamos a seguir, que la escuela pública es la única capaz de asegurar la igualdad de oportunidades y que no vamos a renunciar a ella”.
Ayer, en el repaso que hizo este periódico en una veintena de centros de Madrid, Valencia y Barcelona se pudo encontrar de todo, mucha participación y muy poca, pero en casi todos la huelga se notó de algún modo. Así, mientras algunos padres llevaban a sus hijos a clase porque no tenían con quién dejarlos, Juan Carlos Díaz, padre de un niño en el colegio público Amador de los Ríos, decía: “Paso de la huelga. Mi hijo tiene que estudiar”. Ángel Martínez, que llevaba a sus nietos al mismo centro, añadía. “Si hay que recortar gastos, quitarán de todos lados. Esta huelga está mal, al final lo pagan los niños”.
En Valencia, la valoración de los datos de asistencia es en muchos casos del 70%. Algunas clases apenas tienen tres alumnos, por lo que los cursos se han ido agrupando. En Benimaclet, en Valencia capital, los padres de los tres colegios públicos –Max Aub, Carles Salvador y Pare Catalá- han realizado acciones de protesta y talleres en la calle para hacer visible la huelga de alumnos.
Junto a la huelga se han convocado manifestaciones en diferentes ciudades, especialmente por la tarde, y diversos actos de protesta. En Valencia se han producido algunos incidentes, entre ellos, la detención de una persona por impedir el paso de una ambulancia. Horas antes, un grupo de estudiantes cortó durante media hora, entre las 8.00 y las 8.30, la circulación de dos líneas del tranvía que recorren los campus universitarios. Los jóvenes formaron una barricada con contenedores y vallas para impedir la circulación. El tráfico se restableció en media hora, pero se siguen registrando incidentes puntuales al colocarse los estudiantes delante de las vías.
La guerra de cifras de ha sido la habitual —más del 80% según Ceapa, en torno al 23%, según el Ministerio de Educación, y la Junta de Andalucía dijo que el 80% en secundaria—, pero entre el “éxito rotundo” proclamado por la asociación de padres y el “seguimiento minoritario” del que habló la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, hay un número considerable de padres. El suficiente como para decir que algo se rompió ayer, después de varias jornadas de descalificaciones cruzadas, con el paso adelante de miles de familias que quisieron hacer visible su enfado.
Mientras unos pedían el día libre, otros echaban mano de los abuelos —Antonio Pérez y Margarita López, maestros jubilados, se han desplazado hoy desde Guadalajara a Madrid para cuidar a su nieto— o se cubrían unos a otros a través de las asociaciones de padres. Este último ha sido el caso del colegio público Nuestra señora de la Paloma, en el centro de Madrid, donde la asociación de padres y madres se han organizado para hacer turnos y poder cuidar a los niños durante las horas laborales.
En los últimos días, como en los últimos meses, Wert ha defendido que más inversión no significa automáticamente mejores resultados e, incluso, que aun con recortes se puede mejorar el sistema. Así lo espera el ministerio con su reforma, frente a quienes, dijeron en una nota Gomendio, pretenden que nada cambie a pesar de los mediocres resultados de la escuela española.
Los padres que protestan, simplemente, no se lo creen. Amate, habla de los 300 euros que le cuesta su escuela infantil (el precio de estos centros en Madrid ha subido hasta un 175%), de la beca para libros de texto que ha perdido este año —al igual que otro medio millón de familias—, de que su hija está en clase con otros 34 alumnos, 10 más que el año pasado —“mi hija cuenta que casi no puede pasar entre las mesas”, asegura— y de que ha perdido las tutorías.
Ceapa denuncia "un ataque sin precedentes a los derechos del alumnado y de las familias" con unos recortes "salvajes" en la educación pública española. Entre sus reivindicaciones figuran la "destitución fulminante del ministro Wert y de todo su equipo", la retirada "inmediata" del anteproyecto de reforma educativa, la paralización de todas las medidas de ajuste y la "apertura de un verdadero proceso de diálogo". La organización aclara que ha pedido a los profesores que no sean ellos quienes acudan a la huelga. "Han asumido muchos sacrificios y ahora nos toca a nosotros", explica José Luis Pazos, de Ceapa.
La adhesión de las familias a la convocatoria de los estudiantes ha irritado al Gobierno. El ministro de Educación, José Ignacio Wert, ha arremetido en varias ocasiones esta semana contra los padres por sumarse a una protesta que tacha "de extrema izquierda radical" y que "exagera la realidad de los recortes hasta convertirla en una caricatura". El portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, se unió el martes a las críticas al considerar "incomprensible" el apoyo de Ceapa a la huelga y añadió: "Yo cuando iba al instituto, las huelgas las organizaban los de Batasuna". También la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, pidió a las familias que dejaran su discurso "lleno de vaguedades y mentiras" e hicieran "propuestas constructivas". En cambio, esta mañana, el presidente de la Xunta de Galicia, ha asegurado en una entrevista en la cadena SER que "los padres y madres que se movilizan hoy tienen derecho a hacerlo y lo hacen".
Los padres se unen así a la última de las tres jornadas de huelga organizadas por el Sindicato de Estudiantes en toda España, después de dos días de paro en los centros de secundaria. Según el Ministerio de Educación, estos dos días pasados el seguimiento fue del 20%, mientras que los convocantes aseguran que fueron secundados por el 85% ayer y el 70% el martes. Ayer también hubo manifestaciones en toda España en las que participaron miles de estudiantes de instituto.
Con información de Pilar Alvarez.
Pelea dialéctica e incidentes
La semana de protesta educativa convocada por el Sindicato de Estudiantes y la confederación de padres Ceapa se ha saldado con dos incidentes reseñables y con una escalada de confrontación verbal entre los convocantes y el Gobierno y el PP, que les han acusado de extremistas e irresponsables. Ayer, la secretaria de Estado de Educación, Monserrat Gomendio, criticó que las protestas se muestren como una “pretendida lucha antifranquista”, con un “componente político muy importante, a favor del socialismo”, informa Europa Press. Además, agradeció en una nota la actitud de quien no secundó: “En una situación de crisis” como la actual, “no nos podemos permitir varios días de inasistencia al colegio”.
En cuanto a los incidentes, un estudiante fue ayer detenido y liberado poco después en el campus de Blasco Ibáñez, en Valencia, por tratar de impedir el paso de una ambulancia. Pero el percance más reseñable se produjo el martes en Mérida, cuando un grupo de unos 100 jóvenes entró en el recinto del Colegio Salesiano María Auxiliadora, concertado, en el que estudian un millar de alumnos. Unos 10 jóvenes del grupo lograron entrar en el edificio “profiriendo gritos contra la institución, violentando al personal que encontraban a su paso e intentando impedir el normal desenvolvimiento de la actividad académica”, dice la dirección del centro en un comunicado.
“Los adolescentes accedieron al recinto por una puerta abierta, la del comedor, con lo que no se produjo violencia al entrar”, explicó a Servimedia el director del centro, Marcos Romero. “Fuera sí se quedaron más chicos que gritaban e insultaban, con amenazas tales como: ‘¿Dónde están los curas, que los vamos a quemar?”. En el forcejeo por mantener abierta una ventana a una profesora le pillaron tres dedos causándole “heridas leves”, añadió.
Tanto los padres laicos de la Ceapa como los católicos de la Concapa (asociación mayoritaria en la concertada) rechazaron esos comportamientos. Además, el Sindicato de Estudiantes los condenó y se desvinculó del suceso, aunque ha reconocido que lo protagonizó un grupo de personas que salió de la manifestación convocada por ellos en Mérida. También la secretaria de Estado se mostró muy “sorprendida y muy preocupada” por ese suceso.
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