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She-Hulk y ‘Lady’ Thor: la complicada cuestión de las superheroínas y el feminismo en Marvel

La compañía está embarcada en el complejo proceso de feminizar su universo, que hasta hace poco tiempo era terreno exclusivo de los hombres. Hablamos con varias fans para preguntarles si va por el buen camino.

Mujeres superheroes
'COLLAGE' DE ANA REGINA GARCÍA CON IMÁGENES DE ©Walt Disney Co./ MARVEL STUDIOS, Everett Collection / CORDON PRESS

Hay que reconocer que fue una jugada arriesgada. El lanzamiento hace unas semanas en Disney+ de Ms. Marvel, una comedia familiar centrada en las aventuras de una chica de 16 años de ascendencia musulmana, fan de los Vengadores, y que lucha por encajar hasta que obtiene sus propios poderes, no fue especialmente bien recibida por una parte de los fans de la franquicia, en su mayoría hombres, recelosos de que el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM) evolucione hacia un panorama más inclusivo, acostumbrados a un tipo de historias con las que esta nueva serie tiene bien poco que ver.

Los datos de audiencia no acompañaron: según los datos publicados por la newsletter The Entertainment Strategy Guy, el primer episodio de Ms. Marvel fue seguido por 4,2 millones de hogares, una cifra significativamente menor que la de otros programas similares como Loki, protagonizado por el aristocrático Tom Hiddleston, que alcanzó en su día los 12,2 millones.

A pesar de esto, en general la crítica recibió Ms. Marvel con elogios. La facción más dura de los fans, sin embargo, la crucificó en IMDB, otorgándole solo una estrella de diez. De hecho, el 22% de los usuarios de esta plataforma que dio esta puntuación podría ser una medida no científica del porcentaje de seguidores reacios al cambio.

El pasado 8 de julio, se estrenó en todo el mundo Thor: Love and Thunder, una película en la que Natalie Portman interpreta a Jane Foster, una astrofísica y exnovia de Thor que se convierte en la superheroína Poderosa Thor y obtiene poderes similares a los del dios.

El anuncio en 2019 de que Portman había sido la elegida para interpretar este rol que ya había encarnado en dos películas anteriores de la saga, desató las críticas de los fans al considerarla “demasiado femenina” y muy diferente al personaje que aparecía en los cómics. El apelativo ‘Lady Thor’ se empezó a usar de forma despectiva.

Finalmente, el estreno este próximo 17 de agosto de She-Hulk: abogada Hulka, promete seguir agitando el debate en torno a la introducción de personajes femeninos en el Universo de Marvel y su representación. She-Hulk es una serie que contará la historia de Jennifer Walters, una abogada que, al recibir una transfusión de sangre de emergencia de su primo, Bruce Banner, cuyo alter ego es Hulk, adquiere los superpoderes de este pero de una forma más leve. Walters tendrá que adaptarse a partir de entonces a esta nueva situación a la vez que lucha por continuar con su carrera de abogada.

Ginger Gonzaga, una de sus actrices protagonistas, declaró en una entrevista que la nueva serie introducirá tramas y personajes que incidirán en temas de la agenda feminista, pero el hecho de que los directores hayan definido la serie como una comedia legal, en la que la protagonista trata de seguir adelante con su vida a pesar de convertirse cuando se enfada en un enorme monstruo verde, no promete muchas sutilezas en los temas a tratar.

Resulta irónico además que los poderes de She-Hulk se disparen gracias a la rabia y al miedo, algo de lo que las mujeres andan bastante sobradas hoy en día.

Todos estos ejemplos dejan clara la intención de Marvel por cambiar el testosterónico panorama de su universo mediante la introducción de personajes femeninos y sobre temas relacionados con el feminismo, pero también las enormes dificultades que la compañía está teniendo para hacerlo. Sus problemas fundamentalmente son de dos tipos.

Por un lado, chocan con una parte de los fans, ese 22% que decíamos antes y puede que unos cuantos más. La mayoría hombres blancos, jóvenes y heterosexuales, a quienes todos estos cambios les suenan mal y sospechosos, los califican como “woke” en sentido despectivo y los rechazan sin darles la más mínima oportunidad.

Por otro lado, Marvel sigue, de alguna manera, batallando contra sí misma ya que, en muchos casos, sus directores y guionistas están realizando esta “feminización” de forma insuficiente y torpe. En muchas de sus producciones, las mujeres, superheroínas o no, continúan siendo personajes auxiliares, damiselas en apuros, están enamoradas o subordinadas a los personajes masculinos, y además su aspecto suele tender a la hipersexualización como, de hecho, algunas actrices como Scarlett Johansson han denunciado en el pasado.

Sin duda, en las pelis y series de Marvel hay más mujeres, pero parece que, aún así, el problema está lejos de solucionarse. Además, la actitud de los jefes de la compañía autofelicitándose en cada rueda de prensa por cada pequeño avance en este sentido, tampoco facilita que empaticemos con ellos en la difícil tarea que tienen por delante.

Para saber un poco más del tema, me he puesto en contacto con varias fans del UCM para preguntarles su opinión sobre esta cuestión. No me costó encontrar a muchas dispuestas a hablar, lo que ya de entrada me demostró que son legión. ¿Marvel lo está haciendo bien o no?

“Marvel es un motor de contenido hecho por hombres para hombres”, afirma, tajante, Andrea Mena, comunicadora cultural. “Y aunque intente introducir pequeños cambios sigue siéndolo. Los personajes principales siguen siendo hombres, las mujeres están relegadas a ser el interés romántico o una superheroína cosificada e hipersexualizada como en el caso de Viuda Negra, y la diversidad se encuentra en el 90% de los casos en los personajes secundarios”.

Janira Planes, periodista y autora de la newsletter Truffle Season, un boletín semanal sobre tecnología, memes y cultura de internet, aunque opina igual que Mena, valora el trabajo que desde la compañía se está haciendo y destaca el papel de la argentina Victoria Alonso, presidenta de posproducción y productora ejecutiva de Marvel, que en muchas ocasiones se ha declarado comprometida con la causa de hacer los productos de la compañía más diversos e inclusivos. “Creo que, realmente, Marvel cada vez lo hace mejor”, explica. “Y en ese aspecto creo que influye bastante que una de sus ejecutivas más top sea una mujer, defensora de las mujeres en general y con mucho carácter. No es casualidad que en la película del Dr. Strange, una de las protagonistas, América, sea una chica venezolana con madres lesbianas. Incluso para mí la Viuda Negra, aunque esté sexualizada en algunos casos, es un personaje muy potente y siempre ha sido uno de mis personajes favoritos y más inspiradores porque veías que era una tía súper sexi y, a la vez, muy inteligente”.

Elisa McCausland, periodista, crítica cultural e investigadora en la UCM, cree que “la estrategia de Marvel pasa por un feminismo de mercado, es decir, por un compromiso con el feminismo en el marco de una cultura de mercado que no puede permitirse la ruptura de demasiadas reglas”. Y señala además una cuestión un poco más profunda: “El problema es que Marvel esté llevando la agenda de lo que es o no es feminista, definiendo el marco del feminismo mainstream del siglo XXI, cuando existen otras muchas expresiones con personajes y discursos mucho más interesantes”.

Andrea incide también en este aspecto. “El problema real es que Marvel tiene demasiado poder en su industria y que representa prácticamente un monopolio. No podremos ser realmente exigentes hasta que se rompa esa maquinaria”.

Yu, creadora de contenidos bajo el nombre de @mad4yu, considera muy positivos los esfuerzos que Marvel está haciendo para diversificar sus protagonistas, destacando también los personajes de otras razas o LGTB+ que están cada vez más presentes en sus series y películas. No obstante, considera que la herencia de este universo pesa mucho. “Los cómics se dibujaron y se escribieron en una época en la que la mentalidad de la sociedad no era tan avanzada o tan evolucionada como ahora, y abundaban las tramas o los personajes sexistas o racistas. No obstante, estoy segura de que el proceso de actualización seguirá y lo irán haciendo mejor. Al final una empresa grande de este estilo, al igual que Netflix por ejemplo, tiene que dar ese paso”.

Andrea incide también en este último pensamiento: “Actualmente la demanda de una oferta más feminista ya no solo de su target sino de la esfera pública es mucho mayor, y por eso se ven obligados como empresa a incluir más representación”, ahonda. “Más que un cambio político se trata de un cambio de mercado; es decir, Marvel sigue queriendo vender más que nadie. Y para mantenerse actualizados, hacen falta líneas como la de Ms. Marvel o concesiones al colectivo LGTBIQ+ como la bisexualidad de Loki en su serie, o la sexualidad de Valkyrie en Thor: Love and Thunder. Está bien que tengan que darse a las nuevas exigencias de corrección política”, continúa, “al final, es muy importante que el público en edad de formación tenga referentes de otros géneros, etnias, etc”.

“Teniendo en cuenta que nunca ha vuelto a pisar la cultura popular una superheroína tan feminista como la Wonder Woman creada por el Clan Marston en 1941, igual a las superheroínas actuales les convenía echar la mirada al pasado”, apunta Elisa. “Por eso hago siempre tanto hincapié en la importancia de conocer la genealogía, tanto del cómic como de sus autoras y autores dado que la historia no es por definición progresiva, más aún, en ocasiones existen muchos intereses para que lo actual parezca lo más revolucionario. Para quien conozca el universo superheroico existen muchos personajes que trasladan ideas tan feministas o más que las visiones actuales”.

“El mundo del cómic es históricamente masculino”, recuerda Andrea. “Pero aun así, es verdad que en los cómics de Lee ya había un Spiderman antipolicía y aparecían multitud de personajes diversos (aunque tuvieran solo una línea narrativa), con una mirada avanzada a su momento”.

“Yo creo que están usando su enorme influencia para transmitir mensajes que ellos creen que son correctos”, responde Yu, “y me parece estupendo. Cuando era niña me habría encantado ver a Mighty Thor y pensar ‘yo también puedo ser una diosa de Asgard y tener poderes, puedo llamar a los truenos y controlar mi martillo’”.

Hablando más específicamente sobre el tema de la raza, Yu explica que en Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos, la primera película que tuvo como  protagonista a un superhéroe de origen asiático “se cae en el típico estereotipo del padre chino que es muy estricto y que no le deja hacer nada al protagonista… Sugiriendo que el padre chino es el malo, el hijo chinoamericano es el bueno pero, aun así, reconozco que me hizo muchísima ilusión ver a un superhéroe que tenía mis ojos rasgados. No veo mal que Marvel sacrifique un poco el tamaño de la audiencia para dirigirse a diferentes públicos con mentalidades diferentes. Creo que es positivo”.

A pesar de esa herencia editorial, Janira cree que los personajes femeninos actualmente son mucho más profundos e interesantes de lo que eran hace un tiempo en el cine y en los tebeos. “Veo a las mujeres mucho más complejas, con muchos más matices y que tratan temas que no son solamente ‘estoy enamorado de este o del otro’. También observo cierto toque femenino a la hora de cuidar, de tener en cuenta los sentimientos de los demás. No sé, es como que las superheroínas tienen un punto más emocional y de más complejidad que sus compañeros hombres, e incluso que frente al individualismo de estos, ellas generan más comunidad”.

Para finalizar, Janira afirma que, a pesar de todo, de los hombres que reclaman el stick to the original story, “me da la sensación de que a Marvel le da un poco igual y que va a seguir por el camino que ya ha empezado. Porque saben perfectamente que si no atraen a otro tipo de público se van a quedar atrasados”.

Queda claro, por tanto, que aunque encontrar el equilibrio en este proceso es muy complejo para Marvel, la única forma de intentar alcanzarlo es rodar más y mejores films con superheroínas para que, tanto la sociedad en su conjunto, como los fans masculinos, abandonen con el tiempo su actitud hacia las películas protagonizadas por mujeres.

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