Muere a los 37 años el exdiputado brasileño David Miranda, marido del periodista Glenn Greenwald
El joven político, el segundo diputado abiertamente gay de la historia de Brasil, estaba ingresado en un hospital de Río de Janeiro en estado grave desde hacía nueve meses
El exdiputado federal brasileño David Miranda falleció este martes en Río de Janeiro a los 37 años, después de nueve meses internado en un hospital luchando contra varias infecciones. Su marido, el periodista estadounidense Glenn Greenwald, informó de su fallecimiento en las redes sociales: “Con la más profunda tristeza comunico la muerte de mi marido, David Miranda. Iba a cumplir 38 años mañana. Su muerte, al inicio de esta mañana, se dio después de una batalla de nueve meses en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Murió en paz, rodeado de nuestros hijos, con la familia y amigos”, escribió. Miranda y Greenwald estaban juntos desde hacía 18 años y habían adoptado dos niños.
El joven político brasileño fue ingresado en una clínica de Río de Janeiro el 6 de agosto del año pasado para tratar una infección gastrointestinal, pero desde entonces fue sufriendo diversas infecciones que derivaron en una septicemia. Su estado de salud fue variando a lo largo del tiempo, aunque según contó el propio Greenwald hubo varias ocasiones en que los médicos avisaron de que sus posibilidades de supervivencia eran casi imposibles. La mayor parte del tiempo estuvo estable pero en estado grave.
Miranda nació en la favela de Jacarezinho, una de las más violentas de Río, y no tuvo una infancia fácil. Nunca conoció a su padre y su madre murió cuando él tenía cinco años. Con nueve ya empezó a trabajar entregando panfletos, y de adolescente dejó la casa de su tía y se fue a vivir con sus primos. Conoció a Greenwald en la playa de Ipanema cuando tenía 20 años, y se casaron poco después. Enseguida empezaron a hacer planes juntos. Se mudaron a EE UU, donde Miranda estudió periodismo y márketing. Empezó a ganar notoriedad cuando coordinó la campaña para buscar asilo para el exagente de la NSA Edward Snowden. Trabajó con Greenwald en la revelación de los programas secretos de vigilancia global de EE UU, y en 2013 llegó a ser detenido por el Gobierno británico en el aeropuerto de Heathrow, en Londres, precisamente por ese trabajo.
Años después, volvería a formar tándem con su marido cuando éste reveló desde la versión brasileña del diario digital The Intercept las conversaciones entre el exjuez Sérgio Moro y los fiscales que llevaron a la cárcel a Lula da Silva. Esas filtraciones fueron clave para el regreso político del expresidente. Miranda solía aparecer junto al periodista en actos de la izquierda, aunque para entonces él ya era una figura conocida en la escena política brasileña. Empezó en la política municipal, cuando se convirtió en 2016 el primer concejal abiertamente LGTB+ de la ciudad. Tres años después, en las elecciones que dieron el triunfo a Jair Bolsonaro, dio el salto a la política nacional, ocupando el escaño del diputado federal Jean Wyllys, el primer congresista gay del país, que dejó Brasil por las reiteradas amenazas de muerte que sufría.
Miranda también sufrió la resistencia de la extrema derecha, sobre todo por su trabajo en favor del colectivo gay. Su primera propuesta de ley en la Cámara de Diputados trataba de incluir a la comunidad LGTB+ en los mecanismos de protección frente a la violencia prevista en la ley contra la violencia de género. Otra de sus banderas era la lucha animalista. Gran amante de los animales, junto con su marido cuidaba de decenas de perros adoptados en su casa de Río.
Miranda inició su carrera política en el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), a la izquierda del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula. Es la misma formación de la que formó parte la concejala Marielle Franco, brutalmente asesinada en 2018. Los dos trabajaron juntos en el Ayuntamiento de Río y eran grandes amigos. En las elecciones del año pasado pretendía reeditar su escaño como diputado con un partido más hacia el centroizquierda, pero su candidatura se acabó retirando en el último momento porque ya estaba hospitalizado. La decisión, “extremadamente difícil”, la tuvo que tomar Greenwald tras consultarlo con su entorno más cercano, porque en ese momento Miranda no estaba consciente. Su muerte provocó una fuerte conmoción en la escena política brasileña. El presidente Lula da Silva tuiteó que fue un “joven de trayectoria extraordinaria que partió demasiado pronto”.
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