Fayón recrea la Batalla del Ebro y multiplica por tres su población
El municipio aragonés revive este fin de semana uno de los episodios más cruentos de la Guerra Civil española
Aquel día de julio de 1938 también hacía calor. El verano de aquel año fue el más cálido del siglo pasado, según explica quien ha contado muchas veces esta historia. Aitor García, joven historiador y técnico de Patrimonio de Fayón, lleva mucho tiempo preparando este fin de semana, cuando el municipio revive uno de los sucesos más dramáticos de su existencia y también de la Guerra Civil española, la batalla del Ebro. Esta es la única recreación del país que discurre por tierra, río y aire, y que consigue además que una localidad de apenas 300 habitantes pase a tener 3 mil hasta este domingo.
Era ya de madrugada cuando las fuerzas republicanas de las divisiones 42 y 44 desembarcaron y tomaron la orilla del Ebro en este municipio aragonés de frontera con Cataluña. Los republicanos lograron pasar al resto de efectivos, mientras la artillera franquista intentaba frenar su avance y aunque lograron una victoria inicial, la definitiva fue para las tropas sublevadas y acabó decidiendo aquí el final de la Guerra Civil. De esto han pasado ya 86 años, pero este sábado 300 recreacionistas venidos de Zaragoza, Galicia, Cataluña, el País Vasco y Francia harán que todo reviva. Hasta un avión caza de acrobacias reproducirá las estrategias de bombardeos y ametrallamientos que se vivieron aquella jornada, y junto a la pirotecnia contratada por el Ayuntamiento, casi parecerá real.
“En estos tiempos de desmemoria, donde el olvido se está institucionalizando, el recuerdo se aprovecha en Fayón para el conocimiento y la utilidad social”. Lo dice Miguel Sanz, diputado provincial de Zaragoza —institución que apoya la recreación—, en clara alusión —sin citarla— a la derogación de la Ley de Memoria Democrática de Aragón por el gobierno de Jorge Azcón esta legislatura. También porque, según él, lo que ocurre este fin de semana en este municipio es “la intrahistoria de las batallas“ porque aquí, explica, pasaron muchas más cosas más allá del episodio bélico, historias que afectaron a los habitantes del pueblo y que han ido transmitiéndose de generación en generación. De hecho, una de las novedades de esta XVI edición, es la recreación del Consejo Municipal de Fayón y su disolución por las fuerzas franquistas.
“Este consejo —explica Aitor Garcia— administró la vida civil y económica del pueblo, creó su propia moneda, colaboró en la colectivización de las minas de carbón para la industria de la guerra republicana y logró evitar que se extendieran los actos violentos entre vecinos, como sí ocurrió en otros municipios”. El pueblo entero se involucra de alguna manera en esta recuperación de su historia, aunque a algunos —confiesa Oscar Suárez, presidente de la Asociación Cultural Recreacionista de Voluntarios de Fayón— hay que convencerlos porque tienen miedo escénico o les da vergüenza”, pero “es uno de los objetivos que nos hemos marcado”, subraya el alcalde, Roberto Cabistany, que sean ellos los que transmitan lo que saben o les han contado de generación en generación. “Quienes mejor que ellos —apunta Suárez— para ilustrar todos esos movimientos de tropas y la propia batalla, con todo lo que provocó, el sufrimiento de tantos vecinos, las penurias que pasaron en un municipio rural como este”. Sería —asegura— un gran homenaje para sus padres y abuelos.
Los habitantes de Fayón colaboran de distintas formas. Los más jóvenes son, según este voluntario, los más entusiastas con la recreación, pero los mayores también son los que más aportan limpiando trincheras, adecentando el campo de batalla y ofreciendo los servicios al público que viene. “No nos podemos quejar”, concluye.
El pequeño término municipal de esta localidad está a reventar este fin de semana. “Está todo lleno desde hace muchas fechas —apunta el alcalde— los tres campings, el hostal, las pensiones, todo”. La recreación suscita también interés internacional. Este año, un grupo de recreacionistas franceses se meterá en la piel de las Brigadas Internacionales, pero en otras ediciones han sido polacos, ingleses y hasta americanos de Estados Unidos han intentado venir varias veces “pero por problemas con las aduanas y el armamento, todavía no lo han logrado”. Todos los participantes acuden perfectamente uniformados, según el bando, y también los vehículos son de la época: un blindado BA-6 de origen ruso, un camión Ford, una ambulancia Chevrolet original que fue utilizada en la misma Batalla del Ebro, las embarcaciones tipo Llaüt, o varias motocicletas de entonces.
Muchas de estas piezas forman parte del Museo de la Guerra de Fayón, una joya de la historia que pasa desapercibida en un almacén de más de mil metros cuadrados a las afueras del pueblo, y que esconde uno de los mejores equipamientos del país sobre la guerra civil española. Es el centro con más artefactos explosivos inutilizados originales de la contienda —con más de 1.300— además de abundante material de aviación, vehículos, armas y equipamiento de logística militar. El museo, que merece una visita detenida, recrea permanentemente trincheras, hospitales, y hasta un estudio de radio portátil de los de entonces, y cuenta con archivo histórico y espacio memorial. Pero su mérito reside en que gran parte de lo recogido allí ha sido recolectado por los propios habitantes de Fayón, durante años, desde que acabó la guerra hasta hoy. Este fin de semana, esta zona de Mequinenza volverá a revivir la guerra. Está por ver, según cuenta el alcalde, si con la derogación de la ley de memoria, podrán recibir a partir de ahora las subvenciones que han solicitado para seguir con sus proyectos adelante. “Estamos —dice— en plazo y espero que seamos seleccionados”.
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