Las europeas ponen en marcha la legislatura
Sánchez tiene previsto acelerar si sale reforzado y prepara su plan de regeneración. Díaz y los sindicatos aprietan con la reducción de jornada. La negociación en Cataluña condiciona todo
Las elecciones de este domingo son tal vez las más europeas desde que existe esta inédita fórmula de voto simultáneo en 27 países. La Unión Europea está ante una encrucijada decisiva en la que los votantes deciden qué peso le dan a la ultraderecha y si esta puede llega a entrar con fuerza en la Comisión Europea, algo que alteraría todos los equilibrios sobre los que se ha construido el gobierno de Europa. Esa es la decisión transcendental, la que marcará la política en toda Europa a partir del lunes, la que moverá las piezas en el corazón del poder del continente. Y es la que dominó casi toda la campaña en España, hasta que el juez Peinado decidió cambiarla este martes por completo con el anuncio de la citación de Begoña Gómez para el 5 de julio.
Pero además del elemento fundamental, de fondo, el que puede cambiar la historia de Europa, las elecciones tienen también unas evidentes consecuencias para la política española. Los cuarteles generales de todos los partidos están muy pendientes del resultado porque, según diversos dirigentes consultados, estas europeas terminarán de fijar los equilibrios de la política española y supondrán, si las cosas van como prevén las últimas encuestas, el arranque definitivo de una legislatura que lleva casi un año empantanada. Pedro Sánchez y su equipo tienen todo listo para pisar el acelerador a partir del lunes si, como prevén los sondeos, el resultado está muy cerca de un empate entre los dos grandes partidos.
Todos, salvo el CIS, auguran una victoria del PP pero por escaso margen, algo que en la práctica supondría un espaldarazo para el presidente y una evidente derrota del plebiscito contra él que pretendían el PP y Vox. La posibilidad de que el PSOE ganara, algo que se antoja muy difícil ―el PP se come todo el voto de Ciudadanos y las europeas son siempre las peores elecciones para los gobiernos, porque se moviliza mucho el voto de castigo― pero que algunos socialistas no ven imposible, supondría un exitazo para Sánchez que dejaría a Feijóo noqueado y debilitaría de forma decisiva su oposición para los próximos meses, aunque no parece previsible un cambio de liderazgo en el PP. El sorprendente final de campaña del PP, con Esteban González Pons diciendo que si hay empate “Sánchez se queda y nosotros, no voy decir cómo, pero también” y Feijóo “podemos sacar mejor o peor resultado pero nunca nos van a tumbar” alienta el optimismo del presidente. Pero incluso en el caso más probable, según los sondeos, esto es una victoria ajustada del PP, en La Moncloa ven a los populares muy tocados y el camino mucho más despejado para acelerar con varios proyectos pendientes y sobre todo para consolidar la mayoría de la investidura y lanzarse a negociar los Presupuestos.
España lleva más de un año en una especie de periodo electoral permanente en el que una parte muy importante del país, jaleada por la oposición, cree que Sánchez está a punto de caer. Y el presidente y su equipo llevan todo ese tiempo asegurando que no va a ser así. Las catalanas ya supusieron un golpe muy duro a esa tesis del final inminente de Sánchez, que logró un éxito indiscutible en la comunidad que más buenas noticias electorales ha dado a los socialistas en los últimos años. Pero las europeas pueden ser el espaldarazo definitivo.
Desde mayo de 2023, cuando fueron las municipales y autonómicas en las que el PP y Vox se hicieron con el poder en buena parte del país, no ha habido tregua. Primero generales en julio, después meses dramáticos para la investidura, después la ley de amnistía y las movilizaciones en su contra, después arrancó 2024 con las votaciones de los decretos pactados en el último minuto con Junts, después las elecciones gallegas, más tarde las vascas, después las catalanas y ahora las europeas, y en medio los cinco días de reflexión de Sánchez con el vértigo que supusieron para todo el PSOE, que vio como su líder podía dimitir.
Después de este domingo, si no hay sorpresa en Cataluña, donde las negociaciones para una investidura son muy complejas, Sánchez podría tener casi dos años, hasta febrero de 2026, cuando tocarían las de Castilla y León, sin ninguna elección. Y en La Moncloa ya preparan, en negociación con Sumar, una aceleración de la legislatura que pondrá encima de la mesa en las próximas semanas todas las cuestiones que estaban esperando. Eso sí, siempre que el resultado sea bueno. Porque una victoria aplastante del PP o un ascenso muy fuerte del bloque de la derecha podría suponer un gran acicate para la oposición y también que se instale de nuevo la idea de que el final de Sánchez está cercano. En ese escenario, sus aliados de la mayoría de las investidura tendrían menos incentivos para pactar con el PSOE y Sumar. Los populares creen que esta última semana, con Begoña Gómez como gran protagonista, puede suponer que la distancia entre el PP y el PSOE se vaya a cuatro escaños, pero los socialistas creen que la maniobra del juez Peinado ha sido tan burda que movilizará más a la izquierda.
Diversos dirigentes de los grandes partidos nacionales, de los nacionalistas y de los independentistas consultados creen que todos los protagonistas de la dos grandes negociaciones que vienen ahora para consolidar la legislatura, esto es la de la investidura de Salvador Illa en Cataluña y la de los Presupuestos en el Congreso, estarán muy pendientes del resultado de esta noche para interpretar por dónde van los movimientos y para ver si hay legislatura para rato o empieza una agonía imparable de la coalición progresista. Además, si ERC recupera algo de espacio frente a Junts ―es posible que le gane las europeas en Cataluña― también podría dar algo de tranquilidad interna y reforzar un poco a Oriol Junqueras, que es quien se ha echado a la espalda la campaña de los republicanos antes de dejar el liderazgo en manos de Marta Rovira para retirarse a viajar por toda Cataluña para intentar ganar el congreso interno en noviembre.
Sánchez tiene una semana de agenda internacional muy intensa. El martes viajará a Jordania, para participar en una cumbre centrada en la guerra en Gaza, el jueves recibirá la visita del presidente turco, Recep Tayip Erdogan, después viajará a Suiza para participar en una cumbre de apoyo a Ucrania y el 17 tiene una cena de primeros ministros en Bruselas para evaluar los resultados de las europeas. Por tanto, no parece que esta semana sea de grandes anuncios. Pero todo está listo ya para pactar con Sumar la agenda de regeneración democrática que prometió el presidente después de su amago de dimisión y poder presentarla. Hay equipos trabajando en este asunto de forma específica, se han pedido ideas a muchos expertos, pero las decisiones se han dejado para después de las elecciones.
Todos los temas abiertos tocan derechos fundamentales, serán muy polémicos y contarán con el rechazo casi seguro de la oposición, tanto los que puedan afectar a los medios de comunicación ―sobre todo la transparencia en su financiación― como los que toquen a la justicia ―hay dudas sobre la oportunidad de cambiar el sistema de acusación particular que permite a grupos ultraderechistas como Manos Limpias dominar la agenda política― pero Sánchez y los suyos creen que hay un ambiente social propicio y que esta campaña, con el inédito protagonismo de un juez de instrucción o el ascenso de un propagador de teorías de la conspiración como Alvise Pérez, puede servir de ejemplo para que muchos ciudadanos respalden las medidas que se van a proponer.
Sánchez también tiene que tomar una decisión definitiva para ver cómo se resuelve el problema de la renovación del Consejo General del Poder Judicial. El Gobierno aún se plantea la posibilidad de que el PP, que tiene presión del mundo de la justicia, acepte una negociación en serio como la de finales de 2022. De hecho el Ejecutivo ha planteado un paquete: negociar varios órganos pendientes, incluido el gobernador del Banco de España. Los populares quieren renovar el Banco de España aparte, y el Gobierno le ha contestado que todo junto, porque no tiene sentido ponerse de acuerdo para una cosa y no para la otra, que es más urgentes porque lleva más de 2000 días bloqueada, cinco años y medio.
Sánchez dará probablemente un ultimátum, y si el PP sigue en el bloqueo, llevará al Parlamento una solución legal que está preparando Félix Bolaños, ministro de Justicia, y aún no quieren desvelar. El cambio de mayorías es la vía más delicada. Además, el PP ha perdido mucho crédito ante la Comisión Europea después de pedirle que mediara y mantener delante de ella su bloqueo de cinco años y medio. Otro asunto de la agenda inmediata es la reducción de la jornada laboral, medida estrella de Yolanda Díaz que ya se está negociando con patronal y sindicatos. Los empresarios de momento no parecen dispuestos a un acuerdo, pero en el Gobierno y en los sindicatos creen que si ven fuerte al Ejecutivo en las europeas y entienden que la legislatura va para largo, tal vez tengan incentivos para buscar un pacto.
“Habrá acuerdo con la patronal si las elecciones no favorecen a los que están contra el Gobierno”, resumió con claridad Pepe Álvarez, líder de UGT, el viernes en un simbólico mitin con Sánchez en el que este sindicato se incorporó a la campaña socialista, algo que no es nada frecuente. Álvarez fue especialmente entusiasta y llegó a decir que a Sánchez y a su esposa les atacan “no por una cuestión personal” sino porque “el presidente y su mujer están pagando las consecuencias de las políticas que han hecho. Porque sabíamos que no iba a salir gratis convertir 3,5 millones de contratos en indefinido”. El acuerdo debería estar esbozado antes del verano, así que este es un asunto que claramente se va a acelerar.
Sumar puede quedar debilitada tras el resultado de las europeas si las encuestas aciertan, porque está viendo cómo Sánchez le quita mucho espacio y Podemos juega sus bazas en sus elecciones preferidas, las que le vieron nacer hace 10 años. El presidente ha hecho un nuevo giro a la izquierda aún más profundo y apela al orgullo “zurdo”, la palabra que usa la derecha argentina para definir despectivamente a los progresistas y que se popularizó después de que la explotara Javier Milei en su polémico mitin con Vox en Vistalegre. En el acto con la UGT reivindicó incluso al espíritu de resistencia de la izquierda en la Guerra Civil, y recordó que el socialista Julián Besteiro decidió no huir tras la caída de Madrid, fue encarcelado y acabó muriendo en prisión un año después.
Ese tono izquierdista de Sánchez, sumado a su apuesta por el combate ideológico contra Milei y contra Vox, y sus decisiones a favor de Palestina y contra Israel, han achicado el espacio de Sumar, que sin embargo confía en que su tarea de Gobierno recupere ese lugar propio con mucho tiempo por delante hasta las generales. Por eso Sumar es la más interesada en que el Ejecutivo se ponga en marcha a toda velocidad después de las elecciones y ya está mostrando cómo puede marcar perfil propio con decisiones importantes del ministerio de Pablo Bustinduy, que ha promovido recientemente una multa de 150 millones de euros a cuatro compañías aéreas por cobrar por el equipaje de cabina y una investigación a las plataformas de pisos turísticos.
Todo está listo para pisar el acelerador, y para eso es decisivo un buen resultado en las europeas. Pero no basta. Todos los caminos de la legislatura conducen a Cataluña, y es absolutamente imprescindible para la estabilidad de la mayoría de Sánchez que allí no haya una repetición electoral, según admiten todos los consultados al máximo nivel. Este lunes habrá pistas importantes, con la formación de la mesa del Parlament. Las negociaciones son intensas durante todo el fin de semana, hay conversaciones a todas las bandas y lo que se dice en público no tiene nada que ver con lo que está sucediendo en privado, según diversas fuentes. Después, ERC tiene la papeleta más difícil, la de dejar paso a Illa con su abstención, y además la dirección ha dejado la decisión en manos de los militantes, lo que ha hace aún más imprevisible.
Andoni Ortuzar, líder del PNV, que suele tener muy buen olfato y también información, pronostica que habrá repetición electoral en Cataluña y Sánchez podría tener la tentación de convocar las generales el mismo día que esas supuestas catalanas, en otoño. Pero varios dirigentes catalanes consultados creen que ese no es el escenario más probable, que sería un suicidio para ERC, que iría a las elecciones sin liderazgo, con el partido abierto en canal, y que es mucho más razonable pensar que Illa sufrirá para ser presidente, pero que al final lo conseguirá en agosto.
Este lunes habrá mucha información para ver cómo se está moviendo la política catalana, la más decisiva en este momento para la legislatura. Las europeas y sus consecuencias inmediatas son así un especie de arranque real de la legislatura, después de casi un año en el que todo ha sido inestabilidad alrededor de una gran pregunta que se repite hace meses en todos los círculos de poder y que puede tener respuesta muy clara esta noche y para bastante tiempo: ¿Sánchez aguanta o está a punto de caer?
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