Una prioridad llamada vida
Una guerra que no se acaba. Un conflicto que persiste en el tiempo. Un odio que anida en los edificios ya convertidos en escombros. Las bombas dinamitan una paz inexistente mientras los hospitales no dan abasto ante tanto herido. Es la guerra. Una guerra que ha dilapidado por completo las ganas de vivir, de soñar, de sonreír a miles de personas. Un caos que ha dejado más de 1.700 personas muertas.
Muchas veces leemos en los periódicos cifras. Números que indican la devastadora situación que vive Gaza en estos momentos. Pero esos números son seres humanos. Familias enteras arruinadas, sin hogar, sin comida. En la calle. Niños que antes dormían en un sueño inocente, tranquilo y han sido despertados con misiles y bombas lapa.
Dicen que la máxima del ser humano es la felicidad. Yo creo que es la vida. Algo tan simple como sobrevivir se ha convertido para estas personas en algo difícil. Casi imposible. Se necesitan soluciones eficaces y firmes. Medidas que pongan fin a este río de sangre que no parece tener desembocadura. La dignidad humana, la vida tiene que pesar más que los intereses políticos o económicos.
El orgullo mata. La humildad cura.— David Cifuentes Galicia.
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