Reforzar la escala
Durante los últimos ejercicios el mercado global de transacciones corporativas ha registrado un gran comportamiento. Esta dinámica se ha apoyado en la consolidación de las expectativas de crecimiento, en unas condiciones de financiación muy atractivas, y en los efectos que la represión financiera ha provocado en los activos cotizados en los mercados, con la ruptura del balance entre rentabilidad y riesgo asumido.
En el mercado doméstico, el ejercicio 2018 ha mantenido la tónica de buen comportamiento de las operaciones, compartiendo características con la tendencia observada a lo largo de los últimos años. Entre otras, el protagonismo sostenido de los fondos internacionales (responsables de más del 70% del total invertido en el mercado de capital riesgo), y la predominancia de operaciones focalizadas en el middle market (operaciones entre 10 y 100 millones de euros), que ha registrado cotas máximas, acaparando prácticamente 1.ooo millones de euros de inversión hasta la fecha, con un 85% de las inversiones concentradas en la banda de menor tamaño de este segmento.
La tendencia hacia la originación y cierre de operaciones focalizadas en empresas de menor dimensión también se ha observado en las operaciones cerradas en los mercados. En el último trienio, el 90% de las operaciones culminadas han comprometido importes inferiores a 500 millones de euros, con un ticket medio de inversión de 65 millones.
En este contexto de inversión, la pyme española ha continuado reforzando las tendencias activadas por la crisis financiera. En particular, el aumento de la presencia internacional, elemento diferencial y muy atractivo para los inversores no residentes. Sin embargo, este creciente posicionamiento exterior requiere ganancias de productividad que favorezcan la capacidad competitiva de la empresa. Incrementos de productividad que, además de apalancarse en las mejoras tecnológicas, pasan necesariamente por aumentos de la escala empresarial.
En este sentido, el potencial para empresas e inversores es prometedor. La observación del entramado empresarial español sigue mostrando que el tamaño medio de las empresas españolas es notablemente inferior al de economías del entorno, debido a la escasa participación que tienen las empresas medianas en la economía española. Una mayor dimensión no sólo favorece la capacidad competitiva, sino que además refuerza la estabilidad en tiempos de crisis.
Por ello, el proceso de consolidación del middle market debe involucrar también a las empresas de menor dimensión, cuyo protagonismo ha sido reducido hasta la fecha. Orientar el interés hacia el tejido empresarial de menor tamaño puede suponer una ventaja estratégica y una oportunidad para aquellos inversores dispuestos a dar el paso, los cuales podrían disfrutar de una menor competencia, así como compensar el agotamiento que podría comenzar a observarse en las opciones de inversión en empresas más grandes.
Pablo Guijarro e Isabel Gaya son profesores de Afi Escuela de Finanzas
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