La leche, ¡qué crisis!
Los excedentes a bajos precios inundan los mercados de la UE
La Comisión Europea también se equivoca en sus previsiones. Si no, que se lo cuenten a los cientos de miles de ganaderos de toda la Unión que hoy sufren precios hundidos en origen, sacrifican animales y cierran explotaciones.
Hace ahora justamente un año, tras un periodo de precios disparados hasta superar los 0,48 euros por litro de leche, Bruselas daba luz verde a un incremento en las cuotas de producción del 2%, 2,8 millones de toneladas más en toda la UE, hasta los 145,7 millones, para responder a las previsiones de una mayor demanda en todo el mundo.
Según los datos manejados por la Comisión, entre 2003 y 2007 se había registrado un aumento de la demanda de 5,5 millones de toneladas. Además, todas las previsiones apuntaban a que entre 2007 y 2014 serían necesarios 8 millones de toneladas más debido al mayor consumo de leches frescas y, sobre todo, de quesos.
La cuota española de producción supone dos terceras partes de la demanda
España es hoy una especie de vertedero de la leche barata que sobra en Francia
Las empresas bajan precios, aumentan 'stocks' y abandonan las rutas de recogida
Hoy, la realidad es que sobra leche en todos los países comunitarios. Se han venido abajo los precios en origen, llegando en algunas zonas hasta los 0,20 euros por litro. En algunos países se está produciendo un recorte masivo de animales en las explotaciones de leche o el abandono de las mismas. Finalmente, las medidas de intervención comunitarias para regular los mercados se han manifestado insuficientes para resolver el problema.
Alemania, uno de los países más afectados en el centro de la Unión Europea, ha pedido que se abra un debate sobre la situación del sector entre los ministros de Agricultura durante su reunión de la próxima semana. No se espera que en ella se adopte algún tipo de acuerdo para hacer frente al problema, pero se confía en que sirva de base para la aplicación de nuevas medidas.
Por su parte, las organizaciones agrarias comunitarias han reclamado a la Comisión Europea la necesidad de mantener y ampliar los actuales mecanismos de intervención para regular los mercados. Estas medidas, tras la reforma de la OCM, se concretan, sobre todo, en la compra de 30.000 toneladas de mantequilla y de otras 109.000 toneladas de leche en polvo.
En el sector español la situación es especialmente grave debido a la existencia de unos costes de producción superiores a otros países. Ello está afectando negativamente tanto a los ganaderos como a las propias industrias a la hora de competir en un mercado único.
España tiene una cuota de producción de solamente 6,24 millones de toneladas para venta directa, frente a una demanda de leche y productos derivados de casi nueve millones de toneladas. Este déficit de producción en relación con la demanda interior se ha cubierto tradicionalmente con importaciones procedentes de otros países comunitarios, fundamentalmente Francia y hasta de Portugal.
La actual crisis económica se ha traducido en España y en el resto de los países comunitarios en un recorte de la demanda justamente cuando se estaba registrando un aumento de la producción. A esta situación se ha sumado el fuerte crecimiento de las marcas a precios bajos, lo que ha supuesto un cóctel explosivo para ganaderos y las propias industrias lácteas
De la cuota de producción total de la Unión Europea, aproximadamente un 20% se ha destinado tradicionalmente a la exportación. Hoy, con la caída de la demanda, esa leche se ha quedado en el mercado interior. Las montañas de excedentes en los principales países productores se han traducido en un fuerte incremento de salidas a bajos precios hacia los países deficitarios, como España, tanto de leches frescas como de productos transformados como quesos fundidos alemanes.
Estas importaciones de leche se han llevado a cabo en diferentes frentes. Por un lado, las han realizado las propias industrias españolas, tanto las de capital nacional como las filiales de grupos franceses, ante la necesidad de ofrecer precios baratos a la gran distribución a partir de una materia prima adquirida a precios más bajos. Por otra parte, desde el sector ganadero se denuncian las importaciones de leches ya envasadas desde la propia gran distribución o la transformación por algunas industrias de leche en polvo en leche fresca, algo prohibido por la normativa actual.
Consecuencia de las entradas masivas por una u otra vía de leche o productos derivados y a pesar de que esta campaña tampoco se va a cubrir la cuota de producción asignada a España, sobra más leche que nunca. En ese escenario, los ganaderos, frente a los 0,48 euros litro que llegaron a percibir hace un año, en la actualidad se deben contentar con cobrar 0,30 euros. Las industrias, que en muchos casos han sido las causantes de los problemas en el campo, en la actualidad son también víctimas de las exigencias de la gran distribución y de la caída de la demanda. Las empresas han visto crecer sus stocks hasta el punto de que, en algunos casos, han decidido no sólo bajar los precios, sino dejar de recoger leche a los ganaderos, que al final son quienes pagan todos los platos rotos.
En esta situación, industria y organizaciones agrarias coinciden en la necesidad de poner en marcha planes de reestructuración. Desde la parte ganadera, para lograr unas explotaciones más competitivas frente al resto de los países comunitarios aumentando el tamaño de las granjas.
En la actualidad el número de explotaciones se sitúa solamente en unas 24.000, frente a las 130.000 de mediados de los noventa. Las organizaciones agrarias reclaman también planes de abandono para ajustar el sector, así como apoyos para la mejora de las explotaciones que opten por seguir en la actividad. Para defender la demanda de un producto nacional, han llegado a plantear la posibilidad de que en el cartón se pueda poner la leyenda "leche española".
En la misma línea de defender los intereses del sector español, desde la industria láctea -con una facturación de unos 8.000 millones de euros y casi 30.000 puestos de trabajo directos- se aboga por un plan de reestructuración de la leche desde la producción a las empresas. Ese plan, que se quiere negociar a corto plazo con la Administración, debería contemplar desde la estructura y la propia ubicación de las explotaciones ganaderas hasta la política industrial y de comercialización.
Pero, por el momento, mientras llega ese plan, hay crisis general en todo el sector lácteo en la Unión Europea y una situación límite en el sector español, que hoy es el vertedero de los excedentes comunitarios y que se ha convertido en una especie de colonia de Francia. -
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