Cuestión de salud pública
Como en casi todos los temas de esta vida, el tiempo se encarga de poner en su lugar a las personas y sus hechos, y la historia, en muchas ocasiones, de hacer justicia.
Hasta hace muy pocos días, la ex ministra de Sanidad Elena Salgado ha sido, para algunos, la ministra de la prohibición de fumar y casi prohibir beber.
Pero, para otros, ha sido la primera mujer que ha intentado conseguir una buena salud para todo el conjunto de la sociedad. Los fumadores nunca admitirán que les ha mejorado su salud y los no fumadores nunca le agradeceremos lo suficiente haber mejorado también la nuestra. En cuanto a la no llevada a cabo Ley de Prevención del Consumo de Alcohol en Menores, fue, como siempre, una batalla perdida ante los intereses políticos y económicos.
Es probable que algún día se reconozca la figura del "bebedor pasivo", que a muchos les suena a cachondeo, pero que, existir, existe. Y si no, que se lo pregunten a todas esas mujeres y niños víctimas de violencia doméstica por el abuso del alcohol de sus compañeros o progenitores, a aquellos jóvenes que cada vez con menos edad están alcoholizados y aquellos familiares que han perdido a sus seres queridos por la conducción de personas bajo los efectos del alcohol.
Claro está que a todos nos molesta que nos pongan limitaciones, en especial si dicha limitación afecta a uno mismo y no al prójimo. Parece que en nuestra memoria, salud pública va unida sólo a lo de "agua vaaa...". Los tiempos han cambiado. La salud pública, ahora, contempla temas como alcohol, tabaco y otras drogas, pero, claro, para unos esos temas les producen dinero, y para otros, placer momentáneo y, además, los cementerios están llenos de personas que no querían ser "las más sanas del mismo".
Gracias, ministra, por intentarlo.
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