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Reportaje:CATÁSTROFE EN EE UU | Los equipos de rescate

200 héroes en medio del caos

Un centro médico de emergencias de Misisipi se ha convertido en ejemplo para EE UU

En el condado de Hancock, en la costa del Golfo, donde la plácida vida frente al mar se mezclaba antes del paso del Katrina con la vida en pinares recónditos, no todo fue un desastre. El huracán provocó inundaciones de hasta cinco metros, se llevó las casas, la luz, los teléfonos, las infraestructuras y las vidas de muchas personas cuyo número aún habrá que determinar, pero los servicios de emergencia médicos locales funcionaron. Y lo hicieron tan bien que el Emergency Service Center, que se ha instalado frente al Hancock Hospital, alrededor del que se coordinan todas las labores de asistencia médica que cubren a los 40.000 habitantes del área, se ha convertido en un ejemplo a seguir, al que pronto llegarán observadores de todo el país para aprender de ellos, según confirma uno de los supervisores, Joel Ellzie.

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Además, el FEMA, la vapuleada agencia federal de emergencias que se está llevando todos los golpes por su lentitud ante la catástrofe, llegó a Hancock tres días después del huracán y montó un hospital de campaña, todo un récord comparado con el retraso en dejarse ver en otros puntos de la costa del Golfo como Biloxi, donde hasta el domingo, nadie sabía dónde encontrar a sus responsables.

En el Emergency Service Center trabajan ahora unas 200 personas entre personal del FEMA y del American Medical Response (AMR), donde salta a la vista el buen nivel de coordinación, aunque según John Kinsey, otro de los supervisores del campamento, "sólo se trata de sentido común". "Ellos nos dicen lo que necesitan y nosotros a ellos, es tan sencillo como eso. Cuando hay una emergencia es importante hablar y tener un plan". Este sureño de raza blanca (el 70% de los habitantes de la costa del Golfo son blancos, 63% en el conjunto de la población de Misisipi) lleva una semana durmiendo en una furgoneta porque su casa fue engullida por el Katrina. Tiene un brazo roto y el alma cansada.

"Yo ya no pienso estar en el próximo huracán", dice. Lleva toda la vida viviendo en esta costa y ha sufrido sus tormentas, ha trabajado durante años como médico en ambulancias del AMR y ha estado en la guerra de Irak apoyando en clínicas del Ejército durante seis meses. "Te aseguro que aquello es un paraíso comparado con este infierno", afirma muy serio. La guerra le parece un paseo comparada con la sensación de haber sentido que el mundo se acababa bajo el agua. Pasó 36 horas atrapado junto a los jefes de emergencias locales de la policía, los bomberos y el Ayuntamiento de Bay Saint Louis en un edificio en el que estuvieron a punto de morir ahogados. "Uno de nosotros era católico y le pedimos la última bendición", recuerda sin querer dar más detalles. Cuando por fin pudieron salir de allí, el edificio, desde el que habitualmente coordinaban las emergencias ante huracanes o cualquier otra catástrofe, estaba inutilizable, así que decidieron trasladar su cuartel general frente al hospital. Montaron tiendas de campaña, trajeron vehículos de emergencia y hablaron con el FEMA, que acudió a la llamada.

En cuanto al Hancock Hospital, ahora sólo sirve de almacén de medicinas, ya que las inundaciones han estropeado la mayoría de los equipos y ahora los hongos provocados por la humedad se están apoderando de él. "Aun así, durante las primeras 48 horas atendimos a unas 800 personas, somos el único hospital del condado, no teníamos otra alternativa. Además, teníamos un plan preparado de antemano y funcionó", explicaba el lunes su administrador, Hal Leftwitch, quien, como la mayoría de los locales, hoy es un homeless (sin hogar) que ahora duerme en su coche y que no ha parado de trabajar desde hace diez días.

En total, entre el hospital de campaña del FEMA, el Hancock Hospital, el AMR y el Emergency Center Service de Hancock se han atendido a 1.500 personas. Esa infraestructura sirve para responder a la emergencia inmediata, pero a medio y largo plazo es necesario que haya un hospital más grande en la zona. Por eso, el pasado lunes la Guardia Nacional hacía su aparición con 80 soldados especializados en medicina y se afanaba en construir un centro provisional con el que el condado de Hancock pueda ir tirando hasta que la sede original del hospital pueda rehabilitarse.

Policías armados patrullan en una lancha por una de las calles inundadas, ayer en Nueva Orleans.
Policías armados patrullan en una lancha por una de las calles inundadas, ayer en Nueva Orleans.ASSOCIATED PRESS

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