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La mujer fálica irrumpe en el cine

Un curso analiza en El Escorial los nuevos estereotipos femeninos

El cine comercial reciente ha descubierto un nuevo estereotipo femenino: la mujer fálica, 'un personaje fuerte, que no necesita a los hombres y que sabe utilizar la violencia para conseguir sus fines', según describe la profesora de Teoría de la Información e investigadora del Instituto de Investigaciones Feministas, Asunción Bernárdez, quien dirige esta semana un curso de verano sobre violencia de género de la Universidad Complutense, en San Lorenzo de El Escorial.

La teniente Ripley de la saga Alien, las tres detectives de Los ángeles de Charlie, la intrépida Lara Croft de Tomb raider o la doctora Aki, heroína virtual de Final fantasy, son algunos ejemplos de ese nuevo rol cinematográfico por el que las productoras sienten predilección y que la crítica feminista ha definido como la mujer fálica. El extremo lo representa la película francesa Fóllame, que enlaza con los postulados del nuevo feminismo más radical, el cual 'se atreve a representar lo políticamente incorrecto, la violencia y la pornografía', según Bernárdez.

La profesora ofreció en su conferencia de ayer los pros y contras del nuevo personaje para la imagen de la mujer. A su juicio, es positivo en cuanto rompe con la tradicional imagen victimista que de ella ofrece el cine; además, la iguala al hombre en la posibilidad de acceder al poder a través de la fuerza, mental y física. Sin embargo, Bernárdez advierte de que estas flamantes superheroínas 'siguen respondiendo en su físico al modelo de belleza tradicional a los ojos del macho, y se convierten rápidamente en objetos de consumo'.

También repasó Bernárdez viejos estereotipos negativos que persisten: el de 'la mujer profesional desquiciada', aquella que no cumple con sus obligaciones domésticas por culpa de la ambición y que aparece en películas como Armas de mujer o American beauty; 'la mujer que no acepta el sexo como aventura y exige un compromiso', como la protagonista de Atracción fatal; o la mujer destructora de familias, encarnada en la malévola protagonista de La mano que mece la cuna. Todos estos estereotipos, concluyó Bernárdez, 'son muestras del miedo que hay a un cambio de funciones en la sociedad, y son positivos porque reflejan que ese cambio se está produciendo'.

La profesora utilizó el ejemplo de Lara Croft, que atiende a sus admiradores en Internet, viste biquinis de Gucci y promociona ropa de submarinismo.

Recalcó que la sociedad aún demanda a la mujer que sea impecable en su presencia física, aunque aplaudió que los atributos pectorales de la Lara Croft cinematográfica abulten menos que los de la protagonista del videojuego en que se inspira.

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