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Entrevista:

"El ciudadano sabe ya que o defiende él su libertad o no se la va a defender nadie"

Carlos Totorica (PSOE), alcalde de Ermua (Vizcaya), de 43 años, sabe que todas las miradas de los ciudadanos de este país volverán a estar prendidas en su pueblo este fin de semana, cuando se cumpla un año del asesinato por ETA de Miguel Ángel Blanco.Pregunta. No habrá sido fácil para el pueblo de Ermua digerir tantas muertes, los asesinatos de ETA en otros pueblos, cuando apenas ha podido recuperarse de su propio drama de hace un año...

Respuesta. Imagíneselo... Todas esas muertes, esos crímenes, este pueblo los ha vivido como propios, en la evidencia terrible de que ETA sigue matando, eligiendo como blanco a la gente más indefensa... Sin duda por eso, y porque lo que sucedió aquí hace un año nos ha marcado a fuego, la gente de este pueblo ha salido a la calle cada vez, cada vez... Aquí se tiene muy claro que ante la realidad de que ETA sigue matando, y los partidos políticos no acaban de articular una alternativa concreta que acabe con la violencia, los ciudadanos son los dueños de su propio destino. Sin duda este pueblo es algo atípico, porque hay otros lugares donde la gente está igual de concienciada pero no logra superar esa barrera del miedo, no se atreve a salir a la calle.

P. Pero no puede negar que aquí también cunde el desaliento, que se está extendiendo un sentimiento de frustración...

R. Yo no diría que es ésa exactamente la actitud con la que viven los ciudadanos de Ermua todo lo que está pasando en el País Vasco. Lo que sí es cierto es que la gente ya no acepta discursos teóricos, conceptos y debates tan artificiales como el del llamado contencioso vasco. Y cada vez está más claro que si las cosas continúan como hasta ahora, los partidos políticos, empezando por el Partido Socialista y siguiendo por todos los demás, lo pagarán en votos en las próximas elecciones. Aquí, y en todo el País Vasco, las cosas han cambiado mucho en la sociedad, pero también es cierto que los partidos políticos van a remolque de esos cambios; no están, no estamos, a la altura de las circunstancias. La imagen de nuestra división es lo que más frustra a la gente.

P. No sé si el apoyo masivo, sin fisuras, de los ciudadanos de Ermua es suficiente para mantener la resistencia psicológica frente al terror, a la intimidación brutal que están sufriendo los concejales del PP...

R. Yo diría que los concejales aquí están resistiendo bien. Pero no podemos negar que hay una situación extremadamente delicada para la gente del PP. Yo creo que va a haber una dificultad real, por parte del Partido Popular, para formar sus listas en las próximas elecciones. Porque una cosa es aguantar el tirón estando ya en el banco, con los nombres y apellidos en una lista, diciendo "bueno, me ha tocado asumir este papel", un papel heroico, porque estoy convencido de que a los concejales del PP en este momento se les está forzando a ser héroes, y otra cosa muy distinta es... Los concejales de aquí están aguantando bien, pero tengo dudas de que se les pueda pedir una renovación de esa apuesta humana tan terrible. Porque ETA va a continuar matando, eligiéndoles como objetivo esencial.

P. ¿Serviría de algo que el PSOE, u otro partido, ocupase solidariamente los huecos que pueda dejar el PP en las candidaturas? R. Supongo que no, porque ETA tiene el objetivo de dinamitar la base social y la estructura política del Partido Popular en el País Vasco, porque el PP es el que gobierna en el Estado. Si en este momento estuviéramos gobernando el PSOE, estaríamos cayendo los socialistas.

P. Aunque sea usted el alcalde de Ermua, no sé si se le ocurrirá algo nuevo que decirles a sus convecinos, cuando hay un asesinato y luego otro.

R. Ya no es una cuestión de palabras. Me muevo porque, como les pasa a todos, siento que es mi libertad la que está en juego. Y al final, ¿qué nos queda por hacer? Lo que sí sé es que mientras sigan matando a la gente yo me siento mejor acudiendo a una manifestación que si no voy. Yo afronto la situación desde una actitud más de resistencia, de hacer saber a ETA que nos tendrá enfrente mientras siga matando que desde el convencimiento de que vayamos a tener resultados concretos en nada. Porque no veo que vaya a producirse una articulación de los partidos políticos, una actitud de unidad frente al terror.

P. Debe ser duro que le paren a usted por la calle sus vecinos y no saber explicar qué han hecho los partidos políticos de todo aquel caudal humano que nació como reacción al asesinato de Miguel Ángel Blanco...

R. Sin duda es duro. Porque es punto menos que imposible que un ciudadano de a pie entienda por qué los partidos políticos estamos ahora más divididos que hace un año y podamos tener diagnósticos tan enfrentados como para no ser capaces de luchar con una sola actitud frente al terror. Es inexplicable. Yo soy de los que piensan que a ETA le afecta más ver a miles de ciudadanos unidos en la calle que lo que puedan decir los dirigentes políticos. ETA empezará a percibir que esto se les acaba cuando vean a las masas en la calle como el franquismo tuvo que ver a las masas en la calle.

P. Pero ETA ya ha visto eso. Y aquí, en Ermua, de una manera difícilmente superable. Y no parece que les haya hecho mucha mella, a lo que se ve.

R. Tampoco el franquismo cayó en un año o en dos... Ahora, el peligro que existe es que ante la presión que ETA está haciendo la gente acabe agarrándose a ese clavo ardiendo de la "mesa mágica", de la negociación.

P. Los ciudadanos de Ermua fueron pioneros, a raíz del asesinato de Miguel Ángel Blanco, en practicar el aislamiento de Herri Batasuna. Pero no está claro que se haya conseguido algo con eso. Hay gente que asegura que están "crecidos" los violentos.

R. Desde luego, la gente de HB se lo ha pensado lo de utilizar la violencia en Ermua. Porque saben que si utilizan la violencia se van a encontrar con que la gente se les va a enfrentar. No se puede decir que hayan cambiado sus posiciones, pero no están tan envalentonados como antes. Me temo que si las cosas se complican, la gente de Ermua no dudaría en responder a agresiones físicas con agresiones físicas. En todo caso, soy contrario al aislamiento social de HB con la misma vehemencia que apuesto por su aislamiento político. Si nosotros salimos masivamente a la calle, ellos saldrán menos.

P. Hay quien dice que es usted demasiado conciliador.

R. Lo que hago es asumir una realidad social de obligada convivencia cotidiana y procurar no introducir elementos de provocación que no producen sino más violencia. Aquí se comparte las calles, los patios de los vecinos, las fiestas, los hábitos de vida... Esto no es Irlanda. Aquí hay tensión y miedo, es innegable. Pero no creo que sirva para nada añadir más tensión, alimentar la semilla del odio, sin más horizonte que dar rienda suelta a la visceralidad.

P. Este fin de semana todos volveremos los ojos a Ermua. Pero no está claro que sus ciudadanos podrán disimular, con su solidaridad, su desaliento.

R. Yo tampoco estoy muy seguro de eso. Porque la gente que salió a la calle en aquellos días, ahora hace un año, ha vivido, quizá, un espejismo. Pero eso no le resta sentido, sino todo lo contrario, a su capacidad de movilización, a su lección de ciudadanía y de solidaridad. El ciudadano sabe ya que su libertad, o se la defiende él, o no se la va a defender nadie. Sabe que es una tarea suya. Y ante la alternativa de salir a la calle o no hacer nada, por dignidad, porque en Euskadi o vencemos el miedo o nos van a vencer ellos psicológicamente, merece la pena seguir en la brecha.

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