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Bienvenido, ‘Monsier’ Dupont: las Series Mundiales de rugby a siete coronan a Francia

El galo, el mejor jugador de rugby que ha competido en España, lidera en Madrid el triunfo de su selección en la final de esta modalidad olímpica

Antoine Dupont, líder de la selección francesa, en una imagen cedida por la organización.
Antoine Dupont, líder de la selección francesa, en una imagen cedida por la organización.Mike Lee (KLCfotos)

Antoine Dupont es un ganador, da igual con cuántos compañeros juegue. Una semana después de ganar la Champions, el nombre más deseado del rugby mundial decanta este domingo en el Metropolitano la final de las Series Mundiales de rugby a siete, la modalidad olímpica que ha llevado al arquitecto del rugby francés a plantar a su selección de XV para buscar el oro en París. Así es como Madrid dio la bienvenida al mejor jugador de rugby que jamás ha competido en España. El torneo que el rugby patrio considera su plataforma de lanzamiento a la primera línea mundial fue también la última gran cita de la modalidad antes de los Juegos.

World Rugby, la federación internacional de este deporte, estrenó en Madrid su formato de finales, similar a un masters de tenis, tras un calendario con eventos en Dubai, Ciudad del Cabo, Perth, Vancuver, Los Ángeles, Hong Kong y Singapur. Tras la disputa de la fase de grupos y de los cuartos de final durante viernes y sábado, el domingo sirvió de plato grande, con cuatro semifinales competidas al extremo –todas se decidieron por una anotación– y la noticia feliz para el rugby español, que discutía en casa la permanencia entre los 12 mejores equipos del mundo y lo consiguió tanto en chicos como en chicas.

Dos tiempos de siete minutos y siete jugadores por equipo aseguran un juego dinámico y caótico que desemboca en una incertidumbre de la que a menudo carece el formato mayoritario con 15 jugadores. También hay palizas, pero el castigo dura 14 minutos en lugar de 80 y luego hay otro partido. “No tenemos los mismos equipos ganando siempre”, resume la directora del evento, Paula Hernández, que mira a las nuevas generaciones. “Nuestro potencial mercado es el mundo sub-35 años [representaron un 40% de los asistentes]. La gente no aguanta tanto tiempo sentada, los partidos del rugby XV son bastante largos. Nos estamos fijando en modelos como la NBA, que aportan dinamismo, para crear un producto atractivo para todo el mundo”.

Frente al espectador estático del rugby XV, el del sevens es nómada: entra y sale según los partidos que le interesen –cada día juegan todas las selecciones, que discuten su puesto final, aunque queden apeadas del cuadro principal–, y cambia de asiento en busca de la sombra. “Para nosotros es más que el deporte, es una experiencia para todo el mundo”, subraya Hernández tras unos días con actividades musicales –un escenario dentro del estadio– o una fan zone fuera del recinto que albergó una competición de rugby-playa.

Hernández argumenta que el sevens “está creciendo muchísimo en todo el mundo” gracias a ser la modalidad olímpica. Fiyi, un escalón por debajo de los grandes en el XV, esgrime medallas de oro gracias a un formato que encaja con su rugby físico, de talento desbordante y aún carente de la estructura que exige el XV. España esgrime más de 35.000 jugadores registrados y más de 300 clubes. Madrid organizará también las dos próximas ediciones. “Puede generar un legado para el rugby en general, que es lo que buscamos en World Rugby. Quizás dentro de unos años podamos ver el resultado”.

Entre un 35 y un 40% de los asistentes a la final de las Series Mundiales fueron extranjeros. “Estamos muy contentos; la ciudad también lo está”. Turistas de Reino Unido, Irlanda, Portugal, Francia o Argentina, la afición más ruidosa, orgullosa de su primer puesto en la temporada regular en el cuadro masculino antes de ser superada por la defensa francesa en la final (19-5). Australia sí venció a la selección gala en el cuadro femenino gracias al triplete de Maddison Levi (26-7).

Pero los focos fueron para Dupont, suplente en la final antes de generar el ensayo decisivo. “Ha sido un atractivo muy importante. Ha movilizado a muchísimo público de Francia, estamos muy agradecidos”. Los precios –desde ocho euros– han buscado más la difusión del deporte en España que la recaudación. El Metropolitano superó el sábado y el domingo los 20.000 espectadores en una modalidad con 12 horas de competición en la que no hay estadios llenos. El viernes sirvió de invitación para los centros escolares, el granero al que aspira el rugby español del futuro.

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