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Ibaka agranda su expediente camorrista

El internacional español reincide en sus peleas sobre la pista y es castigado con tres partidos de suspensión por liarse a puñetazos con Marquese Chriss

Faustino Sáez
Marquese Chriss (izquierda) e Ibaka se pelean este lunes durante el partido entre los Cavaliers y los Raptors en Cleveland.
Marquese Chriss (izquierda) e Ibaka se pelean este lunes durante el partido entre los Cavaliers y los Raptors en Cleveland.David Richard (USA TODAY)

Entre los highlights de la NBA, cargados de mates impetuosos, triples inverosímiles y asistencias deslumbrantes, se cuelan también, de cuando en cuando, trifulcas de alto voltaje por la carrocería y cilindrada de los púgiles. En esta ocasión, el protagonista de una de esas tánganas fue el reincidente Serge Ibaka. El internacional español de origen congoleño (29 años y 2,08m) se lio a puñetazos con el ala-pívot de los Cavaliers Marquese Chriss (de 21 años y la misma estatura) en el Cleveland-Toronto Raptors (126-101) de la madrugada del martes. La pista del Quicken Loans Arena se transformó en cuadrilátero y el intercambio de golpes entró directo al ránking como la pelea más salvaje de la temporada. El castigo: tres partidos para Ibaka y uno para Chriss.

Ibaka terminó por los suelos, en la zona de los Cavaliers, mientras pugnaba con Chriss por un balón que volaba desde la línea de fondo del campo contrario. En mitad de la aparente normalidad de la jugada llegó el cortocircuito. Ibaka se fue a por su rival, le empujó por la espalda, le agarró del cuello, le empotró contra la protección de la canasta y comenzó a sacudirle antes de que éste iniciara su defensa. Volaron cuatro crochets sin llegar a impactar hasta que los árbitros y compañeros consiguieron separarles.

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Conocedor del protocolo, Ibaka se marchó directamente a los vestuarios, antes incluso de que le notificaran su expulsión del partido, la misma sanción que recibió Chriss. Tras la contienda, ninguno de los dos jugadores quiso valorar el incidente. Tan solo un portavoz de los Raptors trató de aportar algún atenuante en favor de Ibaka, apuntando que el pívot había recibido alguna provocación verbal de su rival tras caer al suelo. Atendiendo a los baremos disciplinarios de la NBA, la sanción a Ibaka es de bajo rango, sobre todo, dada su condición de reincidente. Además de los tres partidos, eso sí, el pívot de Toronto dejará de percibir unos 448.000 dólares de su sueldo por el castigo (unos 396.000 euros) mientras que Chriss perderá 22.000 dólares.

De puños ligeros y escaso talante negociador, Ibaka —que esta temporada promedia 15,1 puntos y 8,1 rebotes por partido— se ha convertido en un habitual de las trifulcas. Su expediente de camorrista tiene numerosos hitos, como su pelea con James Johnson, de los Miami Heat, en enero de 2018. En aquella ocasión, el intercambio de golpes le costó un partido de sanción. Era su segunda inhabilitación en menos de un mes, después de que su propia franquicia le castigara con otro partido de suspensión por enfrentarse con un directivo del equipo. Tras los incidentes, entre la autocrítica y la obstinación, Ibaka publicó una carta de disculpas. “Me enorgullezco de ser un jugador pasional que juega duro en la cancha. (...). Pero, a veces, durante un partido, mis emociones pueden derivar en malas reacciones, y no me siento orgulloso de ello”, señaló entonces. Sin embargo, a pocos días de cumplirse el segundo aniversario de su pelea con Robin López (Chicago Bulls) —que la crítica calificó como la refriega más violenta de la década—, Ibaka volvió a calzarse los guantes.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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