Ander Herrera: “Nadie nos prepara para el éxito”
El centrocampista del Manchester United reflexiona sobre el fútbol y sobre su club, puntero en lo económico
Escondida entre la campiña, donde corretean los ponis y varias granjas salpican el verde paisaje, se encuentra el Aon Trainning Complex, la lujosa y hermética ciudad deportiva del Manchester United. “¿Hay un paquete para mí?”, pregunta Ander Herrera (Bilbao; 27 años) al asomarse por la recepción del edificio principal. Y Cath, una mujer que se niega a dejar el trabajo y que lleva 48 años en el club para alegría del resto, se levanta, le da un beso y el paquete. “Vamos arriba que estaremos más tranquilos”, señala el centrocampista, que cumple tres temporadas en el United y ya celebra títulos, como la Copa de Liga de hace tres semanas ante el Southampton. Ahora toca la Liga Europa (contra el Rostov), un torneo que por exigencias del guion deben tomarse muy en serio.
Pregunta. En el Athletic y en el Zaragoza no pudo, pero ya suma tres laureles con el United. ¿Sienta bien eso de sentirse campeón?
Respuesta. Por supuesto. Cuando eres un niño, sueñas con ganar títulos y tus ídolos suelen ser de equipos campeones. Y sí, ganar te hace sentir mejor, pero no es el único objetivo. Te hace sentir igual de campeón sentirte realizado con lo que haces, dedicarte con ilusión y pasión, entregarte del todo.
P. ¿Ganar no es el fin?
R. Es un fin pero hay más. Si no, nadie recordaría al Athletic de Bielsa o a la Holanda de Cruyff, por ejemplo. Equipos que hacían divertir e hicieron muy bien al fútbol.
P. ¿Qué llena más: la satisfacción personal, el reconocimiento público o los contratos millonarios?
R. Todo va unido. Lo primero es sentirte realizado. Si no voy contento a entrenarme o pienso que no doy lo mejor de mí… será complicado que lo demás funcione. Así, desde el momento en que no te puedes recriminar nada, nace todo lo demás. Y si juegas bien y con regularidad, llega el reconocimiento y también los contratos millonarios. Pero para llegar a eso hay que trabajárselo, machacarte, evitar tentaciones… He prescindido de muchas cosas para llegar hasta aquí.
P. ¿Es fácil perder el norte o creérselo demasiado en un club así?
R. Ahí entra la educación de cada uno. Yo viví algo parecido con mi padre, que jugó en el Zaragoza y luego fue secretario técnico. Entiendo que a un chico que ha nacido en un entorno más humilde y de repente la rompe y es reconocido en todos lados, no lo asimile o lo lleve con naturalidad. Es que nadie nos prepara para el éxito y quizá los clubes deberían tenerlo más en cuenta.
P. El éxito del United debería ser la Premier y Champions, ¿no?
R. Ese es el ADN del club y el equipo está en formación de ser campeón. Se están haciendo las cosas bien y llevamos dos títulos cuando los rivales de la Premier no llevan. No es una obligación inmediata, pero a medio-largo plazo es el objetivo porque es lo que debe hacer este club, que se alimenta de grandes títulos.
P. Les toca el Rostov en la Liga Europa. ¿Esta competición también es el objetivo?
R. Desde luego. Es el partido más importante que hemos jugado hasta ahora junto con la final de Copa ante el Southampton. Y debemos ser realistas porque en la Premier no estamos entre los cuatro primeros, plazas que dan acceso a la Champions. Por tanto, este campeonato es clave porque es la siguiente vía que nos puede llevar a jugarla.
P. Hablaba de objetivos a medio-largo plazo. ¿Esa es la ventaja de Inglaterra, que deja tiempo para trabajar?
R. Sí. Una vez, Bielsa nos explicó que la palabra proyecto no existe en Argentina porque al técnico le dan tres partidos para ganar. Eso hace que se juegue mal y con miedo a perder.
El Zaragoza, las espinilleras, cosas que no cambian
Ander siempre lleva al Zaragoza en el corazón porque lo vivió de niño. "Viajé a la final de Montjuïc contra el Madrid, vi vencer al mismo Madrid 6 a 1 en la Copa y 1-5 en el Bernabéu con goles de Juanele, Milosevic, Garitano…", enumera con ilusión. "Y yo quiero volver algún día para intentar vivir esas cosas con mi Zaragoza". Tanto es su amor al club, que añade: "Me da igual en qué categoría está porque mi zaragocismo no depende de eso. Iría al club aunque estuviera en Preferente". Del mismo modo, hay otra cosa que tampoco cambia para el medio del United: las espinilleras. Resulta que lleva las mismas que le regaló un entrenador de las inferiores del Zaragoza, Rafa Latapia, cuando apenas contaba con nueve años. "Son unas Adidas buenísimas porque aún no se han roto", cuenta con orgullo.
P. ¿Usted siente ese miedo?
R. A mí me daría miedo no aprovechar lo que tengo porque estoy muy agradecido de estar en el club con más seguidores del mundo y uno de los tres con mejor economía. Por eso, si hay un día que no estoy como debiera, pienso en mis amigos que trabajan sin parar y cobran 1.500 euros. Intento ser un buen profesional y no dejo nunca nada por hacer. Soy un apasionado del fútbol.
P. Decía que el United es un club puntero en lo económico, lo que le permitió traer a Pogba, el fichaje más caro de la historia [120 millones]. ¿Cómo lleva esta etiqueta?
R. Tiene 23 años y sorprende porque lo toma con naturalidad y transmite siempre su alegría y aura positiva. Se ha convertido en una bestia del fútbol mundial, pero quiere ser el mejor del mundo y por eso siempre quiere hacer más.
P. Aunque a él también se le pide más…
R. Si hubiera costado 40 millones diríamos que se sale. Pero como ha costado lo que ha costado, pues la gente se queda en lo hace muy bien pero que le falta. Estamos expuestos a eso; es inevitable. Pero a él no le afecta. Es más, creo que disfruta estando en el ojo del huracán.
P. ¿Es verdad que Ibrahimovic pone la cabeza como un bombo?
R. Tal cual. Es muy competitivo y si fallas un día o das un mal pase, te lo hace saber. Quiere ganar cualquier partido, hasta el de fútbol-tenis, y se enfada si no tenemos más posesión que el rival. Eso, a la larga, te pincha y no te permite desconectarte. Eso sí, si le haces una broma, la acepta. Bueno, ¡te la guarda pero la acepta!
P. ¿Y cómo ha asumido Rooney su papel secundario?
R. Estoy gratamente sorprendido de cómo lo lleva. El otro día, en la final de Copa, iba a salir a jugar pero marcamos gol y se quedó en el banquillo. Aunque celebró el tanto y el triunfo muchísimo, independientemente de que en ese momento no era el protagonista. Eso es Rooney y esas cosas me dicen que lo que hago y a lo que me dedico tienen sentido.
P. ¿Qué papel tiene Mourinho en la gestión del vestuario?
R. Mourinho es la definición del entrenador de un equipo grande. Administra los egos de forma fenomenal porque no pega un tiro al aire ni da una puntada sin hilo. Entiende al futbolista y no castiga el fallo si en el día a día das todo y tienes compromiso. Por eso, todo lo que dice está meditado y tiene una finalidad.
P. Y siempre le pone sobre el césped…
R. Estoy muy agradecido, claro. Tengo claro lo que quiere de mí y él sabe lo que le puedo dar.
Mourinho es la definición del entrenador de un equipo grande; no da puntada sin hilo
P. ¿Qué quiere de usted?
R. Que cuando el equipo pierda el balón esté bien colocado; considera que tengo una buena reacción para intentar recuperarlo. Y me puede utilizar ahí o un poco más adelante cuando juega Carrick atrás, o incluso en la banda si hay que defender a alguien.
P. ¡Qué distinto de hace 10 años!
R. Sí porque yo era mediapunta de las inferiores del Zaragoza, en teoría el más imaginativo… Pero creo que en los clubes grandes, cuanto más adelante, más caro está jugar. Y hay que adaptarse. Tengo la sensación de que siempre he defendido. Valverde, por ejemplo, valoraba que de 10 comenzara la presión y la defensa del equipo. Ahora hago lo mismo pero desde más atrás. Aunque con el balón tengo más responsabilidad porque solo tengo dos centrales por detrás. Y si la pierdes ahí… En eso, debo agradecer a Van Gaal la seguridad del balón que me dio porque él le daba mucha importancia a no perderlo.
P. Van Gaal quería la posesión, pero no os dejaba salir de sitio. Bielsa era lo contrario en ataque. ¿Y Mourinho?
R. Van Gaal era posicional y a Bielsa no le importaban las idas y venidas. Y con Mourinho es a momentos porque sabe que tenemos jugadores para ello. Bielsa se refería a las posiciones del campo con números: 2, 3, 4, 5… Pero no le importaba que salieras de sitio. Su jugada perfecta es centro de un lateral y remate del otro. Tanto él como Van Gaal son entrenadores que no les gusta especular, pero totalmente diferentes. Mou quiere equilibrio. Si hay dos laterales ofensivos, a uno le pide que sea más defensa; si Pogba se va al ataque, yo me tengo que quedar. Así con todo. Y funciona. Es un ganador.
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