El fichaje por ocho años de un niño de 12 provoca un escándalo en Alemania
Los padres del pequeño recibieron 16,6 millones por el traspaso
Pero tanto escándalo como la edad del pequeño y la duración del contrato ha causado lo exiguo de su precio: los padres del jugador, de nombre Marco, han recibido sólo unos 100.000 dólares (16,6 millones de pesetas) por el traspaso.
El padre ha señalado que, aunque el argumento decisivo para aceptar la oferta no ha sido el dinero, su hijo podrá ahora al menos comprarse una vivienda. "Será una vivienda en Siberia", ha ironizado el director deportivo del Colonia Hannes Linssen.
Un fuera de serie
En todo caso, el niño ha sido descrito como un auténtico fuera de serie por los expertos. "Marca un número de goles increíble" ha comentado Linssen. Menos entusiastas son, al parecer, los comentarios de sus profesores sobre su habilidad con las matemáticas.
"Un padre ha vendido a su hijo" ha resumido el primer entrenador de Marco, Klaus Papst. De hecho el contrato fue firmado directamente entre los progenitores del jugador y el club, mientras que el derecho deportivo sólo se aplica a las relaciones entre los clubes.
El Colonia ha jugado además en una zona de inseguridad jurídica. Según el derecho civil alemán un niño no es jurídicamente responsable hasta los 14 años y son sus padres quienes tienen que encargarse de los actos jurídicamente relevantes, como la firma de un contrato de trabajo.
Sin embargo, la duración del contrato sobrepasa ampliamente los cinco años previstos como máximo por la FIFA y la UEFA en el acuerdo sobre traspasos firmado en marzo. "No tenemos respuesta jurídica para limitar estas prácticas" ha señalado Ernst Thoman, responsable del sindicato de jugadores profesionales, quien estima que el asunto implica "una verdadera cuestión ética".
Y, para que no falte ningún ingrediente, está en juego la rivalidad entre los dos equipos, con sede en ciudades vecinas separadas por el Rhin. De hecho Marco había llegado al Leverkusen procedente del Colonia, con lo que su reciente fichaje no ha sido sino un viaje de vuelta a su ciudad de origen.
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