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Nuevas canciones, euforia económica y colores pastel: Taylor Swift renueva su ‘Eras Tour’ para el público europeo

La cantante da comienzo a su gira en el continente, que pasará por Madrid a finales de mayo, con un concierto en París en el que introdujo cambios y estrenó ocho temas de su nuevo disco

Taylor Swift, en el primer concierto de su gira europea, este jueves en La Défense Arena de París.Foto: MANUEL VÁZQUEZ | Vídeo: EPV
Álex Vicente

Borracha en la parte trasera del coche. Cansada de esperar a Romeo en el balcón. Tratando de dar con su antiguo yo después de una ruptura. Implorando a su ex que no la vuelva a llamar: nunca volverán a estar juntos. Enfrentada a quienes juran que tiene demasiadas citas. Reconciliándose con el hecho de convertirse en antiheroína. De ser la novia de América a la más vil de las serpientes, Taylor Swift recorrió este jueves todas sus encarnaciones en el inicio de la etapa europea de The Eras Tour, la gira más lucrativa de la historia, con un concierto eufórico en París, el primero de los cuatro que dará en la capital francesa. La gira, con un total de 50 fechas en el continente, seguirá luego por otros países europeos, como Italia, Portugal, Alemania, Reino Unido, Suecia, Polonia o Austria, y pasará por el Santiago Bernabéu de Madrid los días 29 y 30 de mayo.

En el público, un ejército de 40.000 espectadores con una aplastante mayoría de mujeres jóvenes, abundaban las prendas en tonos pastel y el brilli-brilli, vestidos de graduación reciclados y pulseras de la amistad con los títulos de sus canciones. “¿De qué era te has vestido?”, se preguntaban unas a otras. Si iban teñidas de malva, su disco era Speak Now, de la etapa country-pop. Si habían elegido el rosa, era Lover, colorista y agridulce. Si preferían el negro, se trataba de Reputation, su álbum de chica mala. Y si lucían lentejuelas en sus conjuntos o accesorios (o, en el peor de los casos, en todas partes), del reciente Midnights. Cantaban sus temas como si fueran himnos religiosos, sin errar en un solo verso, al lado de un público menos fundamentalista que apenas se sabía un par de estribillos. Formaban parte de ese segundo grupo quienes habían acudido a la Arena de La Défense, el barrio de negocios a las puertas de París —Marc Augé los llamó no lugares— igual que otros iban a ver a Michael Jackson en su tiempo: por la fascinación que suelen despertar los fenómenos de masas.

Taylor Swift, al inicio de su concierto de la gira 'The Eras Tour', este jueves en París.
Taylor Swift, al inicio de su concierto de la gira 'The Eras Tour', este jueves en París.Lewis Joly (AP / LaPresse)

El primero de sus conciertos en “la ciudad más romántica del mundo”, como expresó la cantante estadounidense de 34 años, dejó claro que, en este largo tramo europeo, habrá cosas que cambiarán y otras que seguirán igual. Se mantiene inalterable el concepto: un viaje musical, etapa por etapa, por todos sus discos (a excepción del primero, firmado cuando tenía 18 años y rústico en el peor sentido de la palabra: Swift nos invita a abrazar todas nuestras identidades previas, excepto las que nos provocan sonrojo al descubrir una vieja foto). Tampoco cambia la duración —46 canciones a lo largo de tres horas y media—, pero sí parte del repertorio, el vestuario, la escenografía y la coreografía, que sigue estando a cargo de Mandy Moore, que antes firmó la de La La Land.

En este espectáculo cronometrado como un reloj, bien engrasado después de 83 conciertos en todo el mundo (al final de la gira, serán 152), los reajustes están pensados para hacer hueco a su último disco, The Tortured Poets Department, publicado a finales de abril. Hasta ocho canciones del álbum, acogido con tibieza por la crítica, sonaron en París, del sencillo Fortnight a But Daddy I Love Him, Down Bad o Who’s Afraid of Little Old Me, además de loml, escogida como una de las dos canciones acústicas que Swift propone por sorpresa cada noche. La otra fue Paris, pasable bonus track que nunca había tocado en directo, escogida por su geolocalización.

Taylor Swift, este jueves en La Défense Arena de París. Foto: LEWIS JOLY (AP PHOTO) | Vídeo: EPV

Si unas entran, otras se van: Swift eliminó del concierto temas como The Archer, The Last Great American Dynasty, The 1, ‘Tis the Damn Season, Tolerate It, Mirrorball y Long Live. La mayoría pertenecen a sus dos discos folk grabados durante el confinamiento, Folklore y Evermore, que Swift fusionará en un único capítulo en sus conciertos europeos. “Siempre dije que esas dos obras eran como hermanas”, se justificó en el escenario. Los segmentos dedicados a sus discos más exitosos, como Red o 1989, no sufren grandes alteraciones. Y Midnights, un trabajo que ha ido creciendo con el tiempo, seguirá sirviendo de fin de fiesta.

Las entradas para ver a Swift en Europa cuestan, de media, un 87% menos que en Estados Unidos. Una quinta parte de los espectadores del concierto en París procedían de ese país, según la organización

En la audiencia parisiense nadie pidió matrimonio a nadie, como sí sucede en sus conciertos en Estados Unidos, pese a que entre el público abundara el acento americano. En esta tournée europea, las entradas para ver a Swift cuestan, de media, un 87% menos que en los nueve conciertos que dará este otoño en su país, según datos de Billboard. Sale más barato pagarse un avión para cruzar el océano que quedarse a verla en Indianápolis: una quinta parte de los 40.000 espectadores reunidos anoche en París procedían de EE UU, según la organización.

¿Qué fue lo mejor del concierto? Sin duda, el arranque con Miss Americana & the Heartbreak Prince, que pudo escribir Sylvia Plath si hubiera sido capitana de las animadoras, seguida de la mágica Cruel Summer, su éxito sorpresa de hace dos veranos. La eficacia a prueba de bomba de You Belong With Me, relato sobre un crush que prefiere a otra pretendiente y piedra angular de la retórica swiftiana, tan hábil que logra hacernos creer que es una perdedora redomada pese a ser blanca, guapa y millonaria (en 2023, su fortuna superó los 1.000 millones de dólares). La melancolía tenue de August, una de sus mejores canciones, que por suerte no ha sido sacrificada. La puesta en escena de I Can Do It with a Broken Heart, extraída de su nuevo disco —rebautizado por Swift en París como Rabia femenina: el musical—, que remitía a los tiempos del art déco y el Hollywood dorado. Y Vigilante Shit, con su burlesque tirando a casto —ya se sabe que el universo de Swift siempre tiende a lo asexuado— y sus medias de licra semitransparente que permitían reflexionar, desde el patio de butacas, sobre uno de los grandes debates de nuestra civilización: ¿qué distingue a lo kitsch de lo camp?

Taylor Swift, durante la parte del concierto dedicada a su nuevo disco, 'The Tortured Poets Department', del que tocó ocho canciones.
Taylor Swift, durante la parte del concierto dedicada a su nuevo disco, 'The Tortured Poets Department', del que tocó ocho canciones.Kevin Mazur (TAS / Getty Images)

Cruce de amazona y princesa Disney, la cantante estaba acompañada de un batallón de músicos veteranos y de una docena de bailarines racializados y body-positive, que la miraban con la devoción que merece alguien que reparte primas millonarias en sus giras —en 2023 premió con 50 millones de euros a su equipo técnico—, aunque nunca esté mejor que cuando se encuentra sola en el escenario, diminuta y vulnerable en medio de un estadio inmenso, convertido en metonimia de la sociedad. Lo demuestran los 10 minutos que dura All Too Well, de una intensidad emocional inigualable. La interpretación de Swift es tan convincente que, al llegar al final, parece que espere que Jake Gyllenhaal aparezca por la puerta para pedirle perdón. Hubo un atisbo de lágrima, o eso parecía de lejos, durante los tres minutos de ovación que levantó Champagne Problems, coescrita junto a otro ex, Joe Alwyn.

Contra lo que apuntaban los rumores, en el concierto no se habló de política. El vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, había pedido a Swift, con 550 millones de seguidores en sus redes sociales, que incitara al voto en las elecciones europeas, igual que hizo con éxito en las pasadas presidenciales en EE UU. “Taylor Swift estará en París el 9 de mayo, día de Europa, para dar un concierto, así que espero que haga lo mismo con los jóvenes europeos”, solicitó sin éxito. Aun así, el llamado efecto Swift, famoso por reflotar la economía de las ciudades en las que desembarca su gira, se empieza a notar en el continente. Según el portal Expedia, las búsquedas de hoteles en Liverpool han aumentado un 630% para la fecha de su concierto. En Dublín es un 185%. Y en Lyon, un 54%. También se ha registrado un récord de interés por la ciudad alemana de Gelsenkirchen, enclave poco turístico en el valle industrial del Ruhr, donde la cantante dará tres conciertos en julio. Tal vez solo una especialista en el desamor como Swift sea capaz de salvar a la Unión Europea.

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Álex Vicente
Es periodista cultural. Forma parte del equipo de Babelia desde 2020.
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