Tres grandes orquestaciones, tres…
La Sinfónica de Galicia vuelve a demostrar su versatilidad sonora dirigida por Carlo Rizzi con tres obras para gran orquesta
El vigésimo segundo concierto de abono de la Orquesta Sinfónica de Galicia se ha celebrado con tres obras de grandes orquestadores: los Tres preludios sinfónicos para el Edipo Rey deSófocles de Ildebrando Pizzetti (1880 - 1968), la Iberia de Claude Debussy (1862 - 1918) y Aus Italien, de Richard Strauss (1864 - 1949). En el podio Carlo Rizzi, cuyos conciertos con la orquesta gallega se cuentan por éxitos.
La obra de Pizzetti tiene todas las características esperables en quien el régimen fascista instaurado en Italia por el dictador Benito Mussolini (1883 - 1945) habría de adoptar como su compositor fetiche: una más que notable grandilocuencia y la típica mirada hacia un pasado glorioso. O más bien -como señala Xoán M. Carreira en sus notas al programa-, “una pasión por una Antigüedad inventada y transfigurada en un paraíso artificial”.
Rizzi, que domina como pocos la expresividad de las obras de gran orquestación con su control del sonido basado en la mejor exposición de los planos sonoros, supo dar a la obra el carácter de nostálgica grandeza que le es propio. Destacó la calma tensa del inicio del tercer preludio, marcado como con molta espressione di dolore y su serenísimo final,
Nueva demostración de virtuosismo orquestal en la Iberia de Debussy. El ritmo y la gracia en Por las calles y los caminos, la sensación de suspensión sonora en Los perfumes de la noche y la alegría en La mañana de un día de fiesta marcaron una versión con la idónea lectura de los diferentes ambientes y climas sonoros de la obra “más española” del francés.
En Aus Italien volvió a lucir la versatilidad de sonido de la Sinfónica de Galicia desde la solemnidad del coro de metales de En el campo. El sentido de la grandeza y la proporción de Ruinas de Roma y la sensación de tranquilidad un tanto edulcorada de un mar blandito de En la playa de Sorrento precedieron a esa especie de “variaciones para un tren de montaña” que suena en las Escenas de la vida napolitana con el tema de la canción Funiculi funicula, Como dato curioso, esa canción fue compuesta seis años antes por Luigi Denza (1846 - 1922) y que Strauss utilizó creyéndola canción popular, lo que le costó perder un juicio por plagio y el pago al compositor italiano de los correspondientes derechos de autor.
En resumen, un concierto compuesto solo por obras de gran orquestación muy al gusto del director italiano, que satisfizo las expectativas del auditorio. Tutti felici, pues. Quizás se podría valorar la conveniencia de interpretar o no en un mismo concierto tres obras con estas características de sonido, con el consiguiente sobreesfuerzo físico por parte de los intérpretes. Algo que me recuerda los viejos carteles taurinos cuando anunciaban la lidia de seis hermosos y bravos toros, seis, de la prestigiosa ganadería de XX por los espadas…
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