“Cuidar a tres niños es una cosa muy seria”
Ina Othmer es una "au pair" alemana que se encarga de los pequeños de una familia de Terrassa
Tez blanca, cabello rubio y ojos azules. A primera vista, Ina Othmer (Geisingen, Alemania, 1998) es una más de los millones de turistas occidentales que pasan por Barcelona al año. Todo lo indicaría, incluso el escenario del encuentro para esta entrevista. Posa sin problema al principio de La Rambla y acepta con entusiasmo una charla en el Café Zurich de Plaça Cataluña. Ella no se considera guiri, sino una currante más. Cuida a tres niños de una familia de Terrassa desde el pasado abril y tiene pensado seguir hasta el próximo. Va por la ciudad como si llevara toda la vida viviendo en ella. Y enseguida, las apariencias engañan: nada de niña dulce y despistada, es una mujer decidida y valiente.
La primera prueba de ello es su madurez. Las criaturas a las que cuida tienen nueve, doce y catorce años. Ella, efectivamente, solo cinco más que la mayor. Sin embargo, a poco que se le oye explicarse se entiende por qué los padres le fían sin problema a sus hijos. Habla de la educación, de la responsabilidad, del trabajo y del esfuerzo. “Cuidar tres niños es algo muy serio, pero me gusta”, dice. Por su trabajo recibe a cambio manutención, alojamiento y una paga semanal. Su segunda misión con los niños es, obviamente, enseñarles ese inglés perfecto que ella habla aunque no sea su lengua nativa. Aclara que trabajar en verano no es la idea de sus vacaciones de ensueño, pero está contenta. Tendrá tiempo para todo.
Se entrega a su trabajo, pero no se deja avasallar. Tiene claras cuáles son sus obligaciones y sus derechos. “Una cosa muy buena es que no tengo que limpiar. Solo estar con ellos, que no es poco, y cocinarles de vez en cuando”, explica. Cuenta que algunas compañeras au pairs han tenido mala experiencia porque hay familias confunden los roles. “Creen que tienen una sirvienta, y no es eso”, añade. En su caso, le gusta cocinar e intenta hacerles a los niños platos típicos alemanes o serbios, de donde es su madre. ¿Con éxito? “Not really…”
Joven pero madura, solo lleva 5 años a uno de los niños que cuida
Conductora experta
“El verano huele a crema solar”
¿A dónde te irías de vacaciones? Me encantaría poder ir alguna vez a las Islas Maldivas.
¿A qué huele el verano para ti? A crema protectora solar.
¿Qué quieres ser cuando seas mayor? No lo puedo responder todavía... ¡No lo sé!
¿Eres más de gin-tonic o de tinto de veranos? De gin-tonic.
Acaba de terminar el bachillerato y, antes de entrar en la universidad, decidió vivir un año en Barcelona. Aún no sabe qué carrera estudiar, pero no importa. Deja claro que tome la decisión que tome, será la suya: “Será algo relacionado con la educación. Mi padre es profesor, y a mí no me importaría. Pero no lo hago porque él me lo diga, ¡ojo!” Antes de venir a Barcelona ya había trabajado como becaria en guarderías y centros de educación infantil, en la agencia para la que trabaja era requisito indispensable tener un mínimo de horas de experiencia con niños.
¿Y por qué eligió Barcelona? “¿En serio me lo preguntas?”, dice mirando a su alrededor. Le gusta el caos de la ciudad. Viene de un pueblo pequeño. “No hay Zara cerca de casa”, dice bromeando. Le gustan las compras, salir con otras compañeras internacionales e ir la playa. “¡En mi pueblo siempre llueve!”. Topicazo, pero al sur de Alemania, junto al lago Constanza, debe ser verdad. Lo que más le llama la atención de la ciudad es la diversidad. “Cuando veo señoras con el pelo teñido de azul, o con tatuajes, me encanta. Eso en mi pueblo sería imposible”, explica.
Por supuesto, también hay lo que no le gusta. Cuando los niños tienen cole, los lleva y los recoge en coche y van a colegios distintos. Dice que la primera vez que condujo casi le da algo, pero ya se ha hecho experta: “Creía que estaban todos locos. ¡Incluso la Policía se salta los límites de velocidad!” Por algún sitio tenía que salir el choque cultural. Ella cree poco menos que está en la España profunda —no ha estado nunca en otra ciudad que no sea Barcelona— y por lo tanto, el proceso independentista le pilla lejos. Tampoco se mete en líos. Por supuesto, aclara que respeta todas las ideas. En casa, la familia mezcla el catalán y el castellano y a ella le da lo mismo, sigue con su inglés. Promete hacer más esfuerzos por aprender español e integrarse. Pero de momento, solo se relaciona con gente internacional en esa lengua.
Es aplicada y seguro que no tendrá problemas. Lo que dice, lo hace y lo demuestra. Como ejemplo, explica que le gusta la noche barcelonesa y a la pregunta de si prefiere gin-tonic o tinto de verano, un sábado por la noche vía whatsapp, elige el gin-tonic con foto enviada incluida.
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