La empresa de Marjaliza dice que la televisión que envió a Gómez nunca le fue devuelta

¿Dónde terminó el televisor que David Marjaliza envió a Tomás Gómez en las navidades de hace casi 13 años? Por una parte, la Guardia Civil en sus investigaciones de la trama Púnica (una supuesta red de compra de políticos y funcionarios) ha localizado la factura donde aparece el domicilio de un amigo de la infancia de Gómez, que sería el lugar al que se remitió el electrodoméstico. Se trata de Carlos Javier Carpio, íntimo de los exalcaldes Gómez y José María Fraile. Es, además, la persona que llamó la atención general al comenzar la campaña electoral de 2011 disfrazado de pulpo y que acompañaba a Gómez en sus mítines.

Por otra, la entonces secretaria de Gómez, Elisa Hernández, sostiene que el aparato lo recibió ella en el Ayuntamiento y que lo rechazó de forma inmediata y sin que su jefe mediara. Y, en tercer lugar, fuentes de las empresas de Marjaliza aclararon ayer que a ellos nadie les devolvió y que remitieron el televisor a la dirección que les dio el Ayuntamiento.

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Las empresas de David Marjaliza enviaron durante años a alcaldes de distinto signo político, concejales, técnicos y otros profesionales regalos navideños. “El 80% de ellos de entre 40 y 60 euros”, explicó hace unos días Marjaliza en la Asamblea. Entre ellos, cestas, jamones, botellas de vino... “Detalles”, que en ningún momento habían pretendido comprar voluntades políticas, rechazó el empresario. Porque “nadie se deja sobornar con un jamón o un televisor”, puntualizó.

Pero también había otros, más importantes, que “dependían del cargo” de la persona a la que se remitían. Es el caso del televisor TFT-LCD de 38” Mega Panorámico, que aparece en el listado de obsequios localizado por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO). Marjaliza asegura que no conocía a Gómez como tampoco otros muchos perceptores, porque eran los diferentes departamentos de su empresa los que decidían ese extremo.

Tras la aparición del televisor en los medios de comunicación, la exsecretaria de Gómez, jubilada desde el año pasado, declaró a EL PAÍS que se sentía “indignada”, porque lo que se estaba escribiendo no era la realidad. Hernández relató cómo un repartidor había llevado el electrodoméstico al despacho del alcalde. La secretaria recordaba el episodio con todos los detalles porque este tipo de dádivas no eran normales. Decidió devolverlo en ese momento y sin comunicarle nada a Gómez, ya que tenía su plena confianza.