Urpi Torrado

El estado de la en el , dentro del contexto global reflejado en el “Informe mundial de felicidad” y otros estudios relevantes, presenta un panorama desafiante. A lo largo de los años, el Perú ha mostrado fluctuaciones significativas en su posición dentro del ránking mundial de felicidad. Al analizar dicho informe, se observa que los países nórdicos consistentemente dominan los primeros puestos gracias a sus robustos sistemas de bienestar social, baja percepción de corrupción y alta cohesión social.

El caso peruano es especialmente ilustrativo sobre cómo factores internos y externos influyen en la percepción de la felicidad. A lo largo de los años, el país ha enfrentado desafíos económicos, políticos y sociales que inevitablemente afectan el bienestar de sus ciudadanos. El análisis detalla que en los años en los que el Perú experimentó crisis políticas o económicas, como el 2017 y el 2020, se observó una disminución notable en los índices de felicidad. Estos años estuvieron marcados por inestabilidades políticas significativas y, en el caso del 2020, exacerbadas por la pandemia del COVID-19, que trajo consigo una crisis sanitaria y económica adicional.

Como complemento de ese ránking mundial, Datum Internacional llevó a cabo una encuesta nacional en el Perú utilizando el Cuestionario de la Felicidad de Oxford, un instrumento diseñado para explorar múltiples dimensiones del bienestar emocional y psicológico a través de preguntas que abordan cuatro factores críticos: sentido positivo de la vida, satisfacción con la vida, realización personal y alegría de vivir. Este enfoque multifacético permite un análisis detallado y profundo de los niveles de felicidad en diferentes contextos y demografías dentro del país. Los resultados de esta encuesta indican un índice de felicidad de 4,45 en una escala de 6, revelando que una mayoría de peruanos reporta niveles de felicidad que sugieren una moderada satisfacción con su vida. Este índice no solo refleja la resiliencia y el espíritu optimista de la población, sino también destaca la importancia de las relaciones personales y el apoyo comunitario como pilares fundamentales de su bienestar.

Los factores que propulsan la felicidad se anclan profundamente en el tejido social y familiar del país. Según el estudio, la familia y las relaciones cercanas emergen como los principales generadores de felicidad entre los peruanos. Este fenómeno se refleja en la alta valoración que tienen los vínculos personales y el apoyo mutuo, aspectos que se destacan consistentemente como fundamentales para el bienestar emocional. Además, la capacidad de adaptarse a las adversidades y mantener una actitud positiva ante los desafíos cotidianos también se señala como una fuente significativa de satisfacción vital. Estos elementos, combinados con un sentido de comunidad y pertenencia, no solo mitigarían los impactos de las crisis económicas y políticas, sino que también promueven una resiliencia colectiva que sustenta la percepción de felicidad en la sociedad peruana.

A partir de los diferentes ítems evaluados, podemos afirmar que el “carácter” de los peruanos colabora para hacerlos sentir felices: así, valoran la vida, son alegres, se sienten felices y son impetuosos; sin embargo, detrás de esto se percibe baja autoestima (lo que se refleja en porcentajes bajos de valoración personal, capacidad para hacer las cosas, poco optimismo y no poder hacer las cosas que le gustan). La encuesta también arrojó luz sobre las razones de infelicidad entre los peruanos, que se centran principalmente en la situación del país y los problemas domésticos. La crisis política persistente, la inestabilidad económica y la alta percepción de corrupción han sido factores significativos que afectan negativamente el bienestar de la población. Además, problemas personales como dificultades económicas en el hogar, desempleo o problemas familiares también contribuyen a los niveles de infelicidad.

Estos resultados permiten identificar áreas claves para la intervención y el desarrollo de políticas públicas que no solo busquen el crecimiento económico, sino también el mejoramiento de la calidad de vida y la felicidad de la población.


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Urpi Torrado es CEO de Datum Internacional