José Antonio Bragayrac

Podemos ser optimistas y ver el vaso medio lleno frente a un rival como El Salvador que, sin desmerecer, apetecía como el sparring perfecto para hacer notar al Perú de Jorge Fossati con un nivel propio de una selección de jerarquía. O por lo menos no como una que gane con las justas. En ese esfuerzo por apilar buenas noticias es que aparece el nombre de como la personificación máxima de la esperanza y Joao Grimaldo con pequeños chispazos de alegría. El ‘Orejas’, que hace buen tiempo se reinventó en la posición de delantero, volvió a recordarnos que esa aleación de experiencia y talento, aunque sea a cuenta gotas, basta para marcar la diferencia. En especial frente a un oponente cuyo registro en ataque fue nulo. Si había un equipo frente al cual era posible concentrar los esfuerzos en generar juego ofensivo a través del pase pensado y cortito, ése era el cuadro centroamericano. Pero que el partido acabe con la tribuna del Subaru Park pidiendo a gritos el ingreso de -quien no pisa una cancha hace ocho meses- es la evidencia más concreta de qué tan listo llega este equipo a la Copa América.

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Hay que pecar de un exceso de entusiasmo para decir que Perú mejoró cualitativamente porque, a diferencia del partido frente a Paraguay, ante El Salvador sí se atrevió a llegar a puerta contraria a través del remate directo. Sin molestias en las labores defensivas, la Bicolor solo tenía que concentrarse en ensayar sus virtudes en el juego ofensivo. Lo intentó, pero sin precisión ni lucidez para finalizar arriba. Producto de ese no saber qué hacer con la pelota, Gianluca Lapadula apenas participó de manera activa en el juego en el primer cuarto de hora, lapso en el que apenas tocó dos veces la pelota.

  • Los números de Lapadula ante El Salvador
RolCifra
Minutos jugados82
Goles0
Asistencias1
Remates a puerta3
Toques26

¿Qué hacemos con la pelota?

El gran problema sigue siendo las buenas decisiones. Con Sergio Peña de mixto y Piero Quispe teniendo la responsabilidad de hace jugar al equipo, la poca eficiencia de Perú para llegar al gol se maquillaba en los remates de larga distancia del mismo Peña, pasando por Cartagena o incluso Advíncula. La buena costumbre empezaría con ‘Orejas’, que a los 14 minutos casi vence al portero Mario González.

Si frente a Paraguay hubo que replegarse y estar atento la contragolpe rival, la angustia frente a El Salvador pasó por enfrentar a un oponente que se tiró atrás. El cuadro de Dóniga le cedió la pelota a Perú sabiéndose incapaz de hilvanar juego, pero también conocedor de cuánto nos cuesta desde hace ya buen tiempo construir con profundidad y vértigo.

Así, el gol llegó más por limitaciones defensivas que por mérito en ataque. Estar bien ubicado y una sarta de rebotes, propició que Edison Flores marque el 1-0, tanto que en lugar de propiciar un alivio y aire para elaborar más y mejor, terminó siendo el recordatorio de que la diferencia entre ambos equipos fue mínima.

Difícil evaluar a Wilder Cartagena, reemplazante natural de Renato Tapia en la Copa, frente a un rival que le exigió lo mínimo. Habrá que esperar al rigor de Chile para verificar que puede asumir el rol del ‘Capitán del Futuro’. Hasta entonces, queda claro que este Perú solo tiene las cuentas claras del mediocampo hacia abajo: Gallese, Araujo, Callens y Zambrano son los elegidos. La apuesta por Luis Abram este viernes no alcanza para confiar en que sea titular en el debut copero.

De ahí en adelante todo se nubla. Es cierto, Gianluca Lapadula tiene el titularato asegurado en ofensiva, pero su poco acierto seguirá siendo reiterativo mientras no encuentre sociedades que lo engrían para que su descomunal esfuerzo y entrega no queden en anécdota.

Metros más atrás, Edison Flores resuena por su habilidad para rematar de lejos. Es más vertical y encarador que Quispe, quien vuelve a repetir el problema: no genera. Le cuesta ir hacia adelante o encontrar el pase gol, su juego se concentra más trasladar, pero siempre parece que busca a alguien más que asuma el rol decisivo en los últimos metros. Que esto mismo se haya notado ante El Salvador es preocupante.

A Quispe volvió a costarle asumir el rol de conductor. | Foto: FPF
A Quispe volvió a costarle asumir el rol de conductor. | Foto: FPF


El amago con Cueva

Este sábado se sabrá si finalmente Christian Cueva se suma al plantel que disputará la Copa América. Que Fossati haya jugado con la idea de hacerle sumar minutos ante El Salvador, deja abierta la duda. ‘Aladino’ no está en nivel para convertirse en la solución a tantos problemas, exponerlo tras ocho meses sin jugar puede ser contraproducente. Sin embargo, la angustia de no encontrar mejores opciones quizá arrastre al entrenador a disponer del ex Alianza Lima.

Surge la pregunta de si la alternativa terminará siendo la de resetear el anterior estilo de juego para apostar por otro con menos ‘chocolate’ y más vértigo. En ambos casos, ya es evidente que no contamos con la amplitud de jugadores que nos permita probar distintos caminos. Es aquí donde toca ver la sapiencia del ‘Nono’. Este viernes 21 el Chile de Gareca, remozado y fuerte, nos espera como primer gran termómetro. Peor aún, porque enfrentaremos a un entrenador que, seguramente, conozca a este plantel mejor que Fossati mismo. Lo que implica reconocer más fácil las virtudes que perdimos y las debilidades que heredamos desde el fallido repechaje.

Cueva, en la parte superior de la banca de suplentes. (Foto: FPF)
Cueva, en la parte superior de la banca de suplentes. (Foto: FPF)
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Entre deudas y más dudas

Que Edison Flores declare tras el partido que al grupo le está costando adecuarse al 3-5-2 en el juego ofensivo, da claras señales de que Perú no la está pasando bien y puede que esa incapacidad tan evidente para crear termine generando un bloqueo de ideas producto del estrés.

Perú no se ha olvidado de jugar, más bien a perdido a sus principales intérpretes como Trauco, Yotún y Cueva; posiblemente los futbolistas más eficientes en anteriores etapas. El nuevo sistema, además, también complica a la hora de buscar una elaboración más limpia. Con todo, queda la duda de que sea ‘Orejas’ el acompañante de Lapadula y no Bryan Reyna.

También queda saber si finalmente Andy Polo quedará por la banda derecha y Luis Advíncula pruebe en la izquierda. Ambos jugadores de regular nivel cuando han sido exigidos de veras. En medio de ese mar de especulaciones, Oliver Sonne tampoco ha mostrado gran cosa, ni ante El Salvador, frente al que jugó más de 20 minutos. Por otro lado, el ingreso atrevido de Joao Grimaldo despierta cierta ilusión, recostado por la banda izquierda y buscando encarar y romper líneas. Podría terminar siendo una variante a Quispe o una segunda alternativa al acompañante en ataque. Pero ese es el problema. Aún no podemos recitar una oncena de memoria. Quedan al menos tres partidos para que el entrenador Jorge Fossati dé señales inequívocas de que, al menos, esta Copa América sirva para un mínimo progreso.

Recordemos, el principal objetivo son los seis partidos de Eliminatorias que nos esperan en los últimos meses del año. De ellos dependerá la posibilidad de Perú para mantenerse con vida en la pugna por un cupo mundialista. Cuajar un equipo con casi dos años a la deriva en cuanto a estilo, sistema e intérpretes adecuados; es la gran tarea de Fossati. Desde hoy el tiempo también es un rival en ese camino.

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