ASUNCI�N (PARAGUAY).- Con uno de los �ndices de deforestaci�n m�s elevados del mundo, los bosques tropicales de Paraguay se encuentran seriamente amenazados. En los �ltimos 50 a�os, se ha perdido casi el 90 por ciento de la cobertura boscosa original del territorio paraguayo, debido principalmente a la expansi�n de las actividades agr�colas y ganaderas. Ante esta situaci�n, muchos ind�genas se ven obligados a abandonar sus tierras y desplazarse a las grandes ciudades.
Ni�os ind�genas de la Colonia Ach� de Arroyo Bandera, en la Reserva de Biosfera del Bosque Mbaracay� (Paraguay)
Paraguay, situado en el coraz�n de Sudam�rica, con una poblaci�n de 6.347.884 habitantes y una densidad de poblaci�n de 14 hab/km2 es considerado, en t�rminos biogeogr�ficos, como un ecotono o zona de transici�n natural entre ecosistemas distintos, donde viven especies propias de ambos medios y suelen ser zonas de alto inter�s biol�gico. El pa�s est� dividido por el r�o Paraguay en dos regiones, la regi�n Oriental con el 39% del territorio y el 97% de la poblaci�n y la regi�n occidental o Chaco, con el 61% del territorio del pa�s y apenas el 3% de la poblaci�n.
Desde el a�o 1945, el avance de la poblaci�n en zonas rurales de la Regi�n Oriental se ha desarrollado a expensas de los bosques de Paraguay, llev�ndolos al borde de la extinci�n. Es en esta regi�n donde se ubica uno de los bosques tropicales con mayor peligro de desaparici�n en el mundo, el Bosque Atl�ntico del Alto Paran�, que forma parte del bioma Bosque Atl�ntico, del cual tan s�lo queda un 7,4% de lo que fue su original cobertura forestal.
Entre 1945 y 1997, el 76.3% de la cobertura boscosa original de la Regi�n Oriental de Paraguay fue convertida en tierras para la producci�n agropecuaria; en el mapa se puede apreciar el avance de la deforestaci�n. Seg�n estudios de la FAO, entre 1984 y 1991, la tasa media de deforestaci�n fue de 300.000 ha/a�o, el equivalente a m�s de una tercera parte de la superficie de la Comunidad de Madrid. Los remanentes de bosque que quedan est�n siendo disputados entre los que quieren preservarlo y los que quieren reducirlo a madera, a le�a, a carb�n o directamente a cenizas.
Mapa de avance de la deforestaci�n en el Bosque Atl�ntico del Alto Panam�
Como aseguran medios de comunicaci�n paraguayos, las sucesivas leyes, supuestamente protectoras del patrimonio forestal, no dieron resultado debido en su mayor parte a una causa: la corrupci�n de las autoridades encargadas de hacerlas cumplir.
�Cu�les son las causas de esta deforestaci�n? Son m�ltiples: principalmente los bosques han sido talados o quemados para dar paso a actividades agropecuarias y m�s recientemente a monocultivos mecanizados como la soja, un producto importado sobre todo por Europa y China como pienso para ganado. En el a�o 2001, la soja ocupaba el 44% de la tierra arable en Paraguay. En d�cadas pasadas el modelo de explotaci�n del territorio era predominantemente ganadero, con grandes estancias que fueron formadas a partir de deforestaci�n y pastura y muchas de las cuales recientemente se reconvirtieron a agricultura en gran escala.
"Esto ha conllevado, adem�s, que un �rea como El Chaco (en la regi�n occidental) que no era importante para los ganaderos ahora lo sea por los precios competitivos que se tienen, pues en la regi�n oriental y debido al boom agr�cola los precios de la tierra son muy elevados en comparaci�n con El Chaco" asegura Danilo A. Salas Due�as, coordinador de programas de la ONG paraguaya Fundaci�n Mois�s Bertoni. Parad�jicamente, en un pa�s con participaci�n en dos de las mayores hidroel�ctricas del mundo, Itaip� y Yacyreta, la principal fuente de combustible, al menos en el 80% de los hogares rurales, es la le�a que se usa para cocinar y calentarse, agregando una presi�n m�s sobre los remanentes boscosos.
La deforestaci�n ha sido fomentada por compa��as madereras brasileras, cuyos aserraderos se asentaban en la zona de frontera con Paraguay, donde las leyes ambientales son menos estrictas
Por otro lado la deforestaci�n ha sido fomentada por compa��as madereras brasile�as, cuyos aserraderos se asentaban en la zona de frontera con Paraguay, donde las leyes ambientales son menos estrictas y procesaban someramente la madera, que enviada a Brasil era "nacionalizada" y vendida en el mercado internacional. De esta situaci�n, se�ala Salas, "se ha pasado en la actualidad a un modelo de exportaci�n de carb�n vegetal, donde los bosques son convertidos en hornos rudimentarios a carb�n y luego este es exportado a Brasil donde se tiene una alta demanda del mismo por parte de la industria sider�rgica", y a�ade que "en parte el cambio est� dado en que las maderas de alto valor comercial ya no existen y que con la reconversi�n de grandes �reas a ganader�a extensiva se tienen importantes vol�menes de madera con bajo valor comercial pero importante volumen para generar carb�n vegetal". Este negocio ha crecido un 5000% en los �ltimos 4 a�os.
Entre septiembre y octubre del 2007, diferentes focos de incendios provocaron la p�rdida de 900.000 hect�reas de bosques nativos en su mayor�a. Estos incendios fueron provocados por un conjunto de elementos naturales y humanos, agravando la situaci�n. "Este fen�meno se est� actualmente presentando nuevamente en diversos puntos del pa�s, esperamos que no llegue a los mismos n�meros del a�o pasado", declara Salas.
La deforestaci�n tiene diferentes consecuencias. Entre ellas, la p�rdida de biodiversidad: numerosas especies de animales y plantas se pierden cada a�o de manera irreversible. Se produce una p�rdida de suelo debido al aumento de la erosi�n y una alteraci�n del ciclo del agua, adem�s de p�rdidas econ�micas y sociales.
Los problemas sociales suelen aparecer en los colectivos ind�genas, que viv�an en armon�a con la naturaleza y tras la deforestaci�n se enfrentan a problemas de desplazamientos a las grandes ciudades. Ocurre algo similar con las comunidades campesinas, que previamente eran mano de obra en explotaciones agropecuarias, pero que con la mecanizaci�n de la agricultura, se ven obligadas a desplazarse al extrarradio de las grandes ciudades. Esta situaci�n ha forzado una ola de migraci�n de brasileros que ha generado un clima xenof�bico en algunas zonas del pa�s.
La deforestaci�n masiva contribuye al cambio clim�tico y con ello al calentamiento global, lo cual ya est� afectando el comportamiento de la temperatura y la frecuencia e intensidad de las lluvias en Paraguay, lo que a su vez provoca inundaciones y sequ�as que amenazan la seguridad humana y ocasionan grandes p�rdidas al sector productivo y al ecosistema.
La deforestaci�n masiva est� afectando el comportamiento de la temperatura y la frecuencia e intensidad de las lluvias en Paraguay
Por otro lado, seg�n declaraciones recientes en un medio de prensa paraguayo de la bi�loga Antonieta Rojas, las nuevas epidemias de Fiebre amarilla en Paraguay pueden estar causadas por el alto �ndice de deforestaci�n: "se puede decir que el proceso de deforestaci�n es la principal causa de las grandes epidemias; el desmonte hace que todo el ciclo de los vectores sea alterado, incorporando al ser humano dentro de este ciclo. Estos insectos viven en zonas de bosques, algunos viven en las copas de los �rboles, otros viven en el suelo, y cuando el hombre entra a talar o a cazar, invadiendo el h�bitat de los vectores, ocurren las primeras infecciones", explica esta bi�loga.
Recuperar el bosque perdido es una utop�a, pero diferentes organizaciones en el pa�s luchan por frenar la deforestaci�n de los remanentes boscosos y por recuperar corredores biol�gicos que unan estos remanentes. Es el caso de WWF o Fundaci�n Mois�s Bertoni.
*Vanessa S�nchez es ambient�loga y trabaja en la Fundaci�n Global Nature
(Las conclusiones y puntos de vista reflejados en este art�culo son responsabilidad �nicamente de su autor y no representan, comprometen, ni obligan a las instituciones a las que pertenece).
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Que se puede decir! Qu� pena! S�lo felicitar a los que se dedican a alertarnos de estos sucesos. +
Soitu.es se despide 22 meses despu�s de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aqu� est�n las conclusiones. Mal, mal...
Algunos pa�ses ven esta pr�ctica m�s cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Seg�n el Instituto para la Diversificaci�n y Ahorro de la Energ�a (IDEA) casi la mitad de la energ�a consumida en los hogares espa�oles se debe a la calefacci�n y en la mayor parte de los casos no se hace de manera eficiente.
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