P�gina Principal Regresar De M�xico para el Mundo  Foto Galer�a del �rbol del Tule Mapa del Sitio


 MEXICO EN TUS SENTIDOS

 

 

Autor:
Ing. Manuel Aguirre Botello
Diciembre, 2005
 

 

NOTA IMPORTANTE:

Algunos de los temas inclu�dos en este trabajo est�n basados en la investigaci�n realizada por Don Octavio Ch�vez G�mez, mismos que se encuentran publicados en su libro "La Charreria Tradicion Mexicana"

 

 

 

Eres el visitante:
 
desde Dic.  2 de 2005

 

Tu opini�n es importante
Manda un mensaje


o haz contacto con:
Ing. M. Aguirre

 

 

   EL CHARRO Y LA CHARRER�A
   La Charrer�a
  Andanzas y Faenas
  Atuendos y Atav�os
  De M�xico al Mundo
  Regresar a D�divas

 

 

 

 

 

  REDES SOCIALES
  
 


La Charrer�a
La peculiar figura del charro mexicano es un s�mbolo de nuestra mexicanidad.
Desde una perspectiva, hist�rica, la figura del charro mexicano, se remonta a la �poca de la colonia, cuando se originaron las haciendas de econom�a mixta, agr�cola-ganadera, conocidas como estancias o ranchos.

Sin embargo el primer contacto de los pobladores ind�genas de Am�rica con el caballo, animal de cuatro largas patas, empleado como medio de transporte, se remonta a la �poca de la conquista.

En 1519, Hern�n Cort�s originario de Extremadura, Espa�a zarp� con su flota, proveniente de Cuba decidido a emprender la conquista de M�xico.
Llevaba bajo sus �rdenes menos de 700 hombres entre mariner�a y soldados.
Cuando la expedici�n lleg� a M�xico en abril, las tribus del litoral, sometidas a los aztecas, acogieron a Cort�s como libertador, identific�ndolo como Quetzalcoatl,


Cort�s desembarca en Veracruz en 1519.

el dios rubio, de piel clara y ojos azules, que seg�n la leyenda hab�a de regresar en su ayuda, procedente del mar.

Al desembarcar, los conquistadores espa�oles tra�an consigo 14 caballos a quienes los habitantes ind�genas confundieron como caballo y jinete en un solo ser. Fueron tomados por monstruos, ya que los ind�genas no conoc�an semejante animal.
Las armaduras, los ca�ones y los fusiles contribuyeron a la convicci�n de que Cort�s y sus hombres eran seres superiores, declar�ndose la poblaci�n ind�gena en sumisi�n.
Con las huestes del extreme�o llegaron 16 caballos que en Tabasco hicieron por primera vez su aparici�n b�lica con 'pretales y cascabeles', mostrando el arte de montar a los abor�genes.
Bernal D�az del Castillo, conquistador y hombre de campo, entendido en equinos, supo relacionarlos con los nombres de sus due�os.



Bernal D�az del Castillo

"Un caballo zaino, una yegua alazana muy buena, de juego y de carrera; una yegua rucia de buena carrera; otra yegua rucia muy poderosa, un caballo casta�o oscuro muy bueno y gran corredor: un buen caballo casta�o, perfecto casta�o, buen corredor; un caballo overo, labrado de las manos y era bien revuelto; un caballo overo, algo sobre morcillo, no bueno para cosa ninguna; un caballo muy bueno de color casta�o algo claro y muy buen corredor, es muy buen caballo oscuro, que le dec�an el Arriero y una yegua casta�a

que pari� en el nav�o; es decir el primero nacido en tierra mexicana."
Aquellos caballos y yeguas, fueron los primeros que trotaron por el territorio.
Sin embargo por razones de tiempo y de guerra no deben considerarse a�n como la simiente de la caballada mexicana.

En tiempos de conquista, los caballeros portaban armadura, a veces mallas, yelmo y rodela.
La caballer�a fue un arma de gran provecho en la conquista, y aun muchos a�os despu�s.

Existen unos estribos, hallados en los m�danos de Veracruz: son romos por la parte que roza la barriga del caballo, y hacia afuera y por debajo del pie llevan cuchillas, as� se comprende por qu� los jinetes tambi�n se defend�an con los pies.

Hasta 1619, los caballos estaban prohibidos para los ind�genas y los criollos, a�n cuando ellos fueran fueran descendientes de reyes.


Matanza de Cholula, Lienzo de Tlaxcala

Conocido es que la legislaci�n europea fue inflexible para castigar a los infractores hasta con la pena de muerte.
Sin embargo, los indios y los mestizos ten�an que ocuparse del cuidado de todos los animales y como los caballos estaban en libertad, hab�a que lazarlos, jinetearlos y amansarlos con la reata.

Fue as� como Don Antonio de Mendoza, primer virrey de la Nueva Espa�a, (1535-1550) se vio obligado a otorgar permisos para que los indios montaran, pues hab�a que defender la tierra y cuidar el ganado.

En 1619 , el virrey Luis de Tovar God�nez otorg� el primer permiso escrito para que 20 ind�genas en la Hacienda de San Javier , Pachuca, actual capital de Hidalgo, "pudieran montar libremente caballos con silla, freno y espuelas.

Las necesidades rurales variaron las circunstancias, pues se precis� de la ayuda de los abor�genes para la guerra y los servicios rurales.

Dentro de los precursores de la Charrer�a en M�xico, se reconoce a Sebasti�n de Aparicio (1502-1602).

Sebasti�n lleg� a la Nueva Espa�a en 1532, desempe��ndose como carretero y constructor de caminos.
M�s tarde, adquiri� una hacienda en Puebla dedic�ndose a la ganader�a y la agricultura, as� como amansador e instructor de actividades relacionadas con la domesticaci�n y aprovechamiento de las bestias para el tiro, la carga y la silla.
Sebasti�n de Aparicio, muri� en su hacienda de Puebla en 1602.

La Fiesta Charra durante la Colonia�
En el siglo XIX, durante la �poca de la colonia, los terratenientes, poseedores de ganado y propietarios de grandes extensiones de tierra, fueron los mayormente beneficiados con la econom�a rural, para la cual, requirieron de gran cantidad de trabajadores.

Las haciendas pr�speras, llegaron a emplear varios centenares de peones permanentes, un tanto eventuales y en menor cantidad de arrendatarios y de aparceros que se encontraban en los l�mites de las haciendas, esparcidos en rancher�as o congregaciones y en peque�os caser�os.
El agro mexicano gir� durante varios siglos en torno a la econom�a de las haciendas,  predominando  aquellas  criadoras de ganado mayor,  en donde


Charros en la �poca colonial.

surgieron, una significativa escala de trabajadores protagonistas de hechos que dar�an origen al charro y a la charrer�a.

Los trabajadores de las Haciendas, teniendo mayor injerencia la poblaci�n de libre movilidad como los arrendatarios, aparceros y rancheros, dejaron grata memoria escrita de aquellas faenas camperas, finalizadas en festejo, conocidas como Rodeos.

Conforme a lo reglamentado en 1574, el rodeo era una batida circular que hac�an los vaqueros montados en sus caballos para bajar el ganado de las serran�as y concentrarlo en un punto donde se har�a la selecci�n de animales, ayud�ndose de largas puyas con punta de hierro, similares a las garrochas.
Los animales sin marca �orejones� se repart�an entre los distintos �se�ores de ganado�, y los de marca desconocida eran entregados a los representantes de las autoridades virreinales como bienes mostrencos.

La faena de amansar y arrendar o hacer a la rienda los caballos que, como el ganado bovino se hab�an multiplicado en estado semi-salvaje en las grandes planicies, requer�a de hombres diestros y entrenados.

Para separar el ganado que vagaba sin reconocer l�mites de la Hacienda a la que pertenec�an, se designaba un sitio llamado rodeo. Ah� se reun�an para contar, reconocer y vender el ganado mayor.
Enseguida los vaqueros marcaban a las bestias con el hierro del hacendado en sitios especialmente designados, ocasi�n que se convert�a en una celebraci�n colectiva.
Nacieron entonces los herraderos y as� algunos animales eran elegidos para la agricultura o el transporte, y se proced�a a caparlos para facilitar las labores.

La actividad conocida como �Coleadero� surgi� como una necesidad, pues a menudo, las haciendas ten�an demasiado ganado; una vez que los animales estaban separados, los vaqueros acostumbraban derribarlos, tir�ndolos por la cola. Surg�a as� entre los jinetes un enfrentamiento amistoso-deportivo.
 

Los Charros� De sus andanzas y faenas�
Durante las dos primeras d�cadas del siglo XX ten�an todav�a lugar los rodeos, llamados entonces jaripeos.
En el corral mayor se llevaba a cabo la concentraci�n de animales para iniciar la selecci�n en dos peque�os corrales anexos y realizar las tareas de conteo, herraje y capaz�n, implicando la participaci�n de experimentados jinetes, muy h�biles en el manejo de las reatas para las lazadas de los animales.

A los jaripeos se invitaba a connotados charros, expertos en las lides de lazar, colear y jinetear el ganado.
Participaban tambi�n los se�ores hacendados y el espect�culo era presenciado por sus familiares y por la poblaci�n ranchera de los alrededores.
Para dar de comer a toda esa concurrencia, eran sacrificados tres o cuatro novillos y se preparaba una suculenta carne acompa�ada de las populares tortillas reci�n echas en los comales.

No faltaba el tequila en botellas o bules que se acostumbraba beber a boca de botella, pasando de mano en mano. El Tequila era tra�do de las tabernas cercanas que lo produc�an.
La m�sica daba el �ltimo toque a la fiesta campirana amenizada por un conjunto de mariachi de alguno de los ranchos pr�ximos.
Entre los de a caballo, no faltaban los desaf�os de tirar una botella al suelo, y a carrera tendida, levantarla sin caer del caballo�

 
El Charro protagonista en la Historia de M�xico�

A lo largo de la Colonia y en la �poca de la Independencia, abundaron los hechos importantes de nuestra historia en los que el hombre a caballo jug� un papel de vital importancia, tanto en las luchas, como en el mantenimiento de la paz, y gracias a sus haza�as los charros consolidaron su figura.

El antecedente de c�mo se fue conformando la charrer�a como grupo importante, se remonta al siglo XVIII, cuando un contingente de soldados llamados �Dragones de la Cuera�, vigilaban los presidios desde Bah�a Matagorda, en el Golfo, hasta el r�o Sacramento, en California del Norte.
El grupo proteg�a a la Nueva Espa�a de las invasiones de los indios b�rbaros, all� por 1730.
De la vestimenta de estos soldados, sobresal�a la cuera de ante, que resultaba resistente a las flechas y hac�a las veces del �escahuipil� de la �poca prehisp�nica.
Esta prenda ten�a mangas y llegaba hasta las rodillas; estaba acojinada por dentro con piel de borrego y era usada con un cintur�n de piel cruzado al pecho. En las bolsas de la cuera, estaban bordadas las armas del rey.
 

El Chinaco� antecedente m�s directo del charro�
Durante la  guerra de Independencia,  se les  nombraba �cuerudos�  y  eran

Chinaco en Chapultepec

conocidos por su habilidad con el manejo de la reata para lazar �realistas� en la regi�n del baj�o. Consumada la Independencia, la personalidad del charro, aguerrido y poderoso, surge para dominar las fuerzas de la naturaleza y acrisolar la riqueza de nuestro reci�n nacido pa�s.

Durante la guerra de 1847, los charros, no solo usaban con maestr�a la reata y el machete. Don Pablo de Ver�stegui, hacendado de R�o Verde, convoc� a una guerrilla contra el invasor ej�rcito norteamericano.

Durante el Porfiriato, se hicieron famosos los �Rurales�, un cuerpo de voluntarios cuya misi�n consist�a en perseguir a los ladrones y a los asaltantes que asolaban el campo mexicano, haciendo intransitables los caminos de M�xico.

El grupo estaba formado por hombres que vest�an como charros, con la cl�sica indumentaria, portando sombrero gris galoneado en plata.
Como parte de la Secretar�a de Guerra participaban en los desfiles del 5 de mayo y 16 de septiembre y eran ovacionados por la concurrencia.


Los Rurales en la �poca porfiriana
Durante la �poca de la Revoluci�n y el reparto agrario, muchas Haciendas desaparecieron o quedaron irremediablemente fraccionadas.
Inicia entonces el �xodo masivo del hombre de campo hacia los centros urbanos.
Con nostalgia, tanto el antiguo hacendado como sus caporales y vaqueros, buscan un lugar en d�nde recrear las faenas campiranas que orgullosamente hab�an desempe�ado en las haciendas, las estancias y los ranchos.
As� nacen las Asociaciones y los Lienzos Charros y la Charrer�a se convierte en deporte nacional y espect�culo sin precedentes
 
Los Charros� De sus atuendos y  atav�os�
El notable historiador Luis P�rez Verd�a en su libro �Historia Particular de Jalisco� (1911) hace referencia al ranchero rico que: ��usaba vestido de cuero o de g�nero de lana, mangas o sarape de estambre o de Saltillo, que alcanzaba el precio de una onza de oro, botas de montar llamadas de campana con ataduras de cuero o fuertes cintas de color y sobrero de ancha falda��
El traje charro tiene, entre sus antecedentes, los atuendos de los jinetes hispanos, quienes hac�an prendas verdaderamente extraordinarias, especialmente suntuosas, con adornos de plata y oro.
Seg�n algunos historiadores, su origen principal est� en el traje de Salamanca, Espa�a, al que tambi�n se llamaba �Charro�.

Maximiliano de Habsburgo

Maximiliano fue sin duda uno de los grandes promotores del traje de charro.
En sus viajes, el emperador se hac�a acompa�ar por �gente de a caballo� que luc�a con mucho orgullo su indumentaria.
Maximiliano prefer�a la chaquetilla corta sin adornos y el pantal�n ajustado con botonadura de plata; el sombrero que complementaba su atav�o era de ala planchada galoneado en plata, as� como la toquilla del mismo material.

Para los patrones, se confeccio-naban sarapes y jorongos, con pantalones de jerga en blanco y negro.

Para los peones, adem�s de chaquetas, calzoneras y pantalones de cuero, pantalones de jerga en rojo y negro. Las mujeres, estaban encargadas de bordar las camisas de padres, hermanos y novios.

A los sombreros se les fueron agregando bordados distintos que hac�an juego con el resto del traje: dibujos de flores, �guilas, b�hos o serpientes; todo en plata u oro, seg�n los gustos y las posibilidades del due�o.

 
El atuendo Charro de ayer y de ahora ...
El atuendo charro ha tenido dos etapas importantes:
La correspondiente a la �poca de Maximiliano y la que sigue vigente hasta nuestros d�as.
 
Traje de Faena�
el m�s usual para las competencias

 

Traje de Media Gala� es m�s ornamentado y se utiliza tambi�n para las competencias.
 
Traje de Gala� puede usarse a caballo, pero no se utiliza para la ejecuci�n de faenas.

 

Traje de Etiqueta o Ceremonia�    el m�s elegante de todos,   se utiliza en ocasiones muy especiales,  pero nunca a caballo.

 

Como parte importante del traje de charro, Las espuelas� fabricadas en Amozoc, Puebla� �cuyo pav�n no borra el tiempo, ni el andar maltrata��, seg�n reza el refr�n popular, mantienen vigente la herencia del dise�o �rabe y espa�ol.

El atuendo del caballo con sus arreos, hacen juego con la vestimenta de su due�o.
La silla ha sufrido modificaciones, conforme fueron surgiendo nuevas labores con el ganado.
La anquera, descendiente de la gualdrapa, que es como una enaguilla de cuero grueso que cubre el anca del caballo y va ribeteada alrededor de su parte baja con zarcillos o brincos, hermosamente calados, de los cuales cuelgan algunos adornos lamados �higas y cascajos� a los que la gente de campo llama �ruidosos�. Este aditamento sirve para amansar al potro y asentarle el paso y es muy �til para ayudar a su educaci�n, adem�s de que lo defiende de las cornadas de los toros.

 

 
El Nuevo Charro�
La fiesta charra, se inicia con el desfile general de los charros participantes y de las Adelitas de alguna Escaramuza, quienes recorren en sus corceles el ruedo y rinden honores a la bandera.
Enseguida se suceden, de acuerdo al orden establecido, las diferentes suertes, que entre las m�s conocidas podemos mencionar: La Cala de Caballo, el Pialar, el Coleadero, la Jineteada de Toro, la Terna, el Jineteo de Yeguas, las Manganas y el Paso de la Muerte.
 

 


Para conocer m�s sobre este tema, puedes consultar el libro denominado "La Charrer�a Tradici�n Mexicana", escrito por Don Octavio Ch�vez G�mez" y publicado en 1991 por el Instituto Mexiquense de Cultura.


Tambi�n te puede inetresar: 

El Aguacate y el Guacamole

El Cacao y el Chocolate

 

 

Tu opini�n es importante
Manda un mensaje


o haz contacto con:
Ing. M. Aguirre

 
Regresar a D�divas de M�xico al Mundo


 
Regresar a MEXICO MAXICO

Ir a la P�gina Aguirre Botello

 

 

Derechos de Autor Reservados -
�ltima revisi�n: domingo, 03 mayo 2020.