Malargüe y la ciencia

4 febrero 2010

Quienes visiten la ciudad de Malargüe, al sur de la provincia de Mendoza, no sólo pueden disfrutar del tradicional chivito y apreciar las bellezas naturales de la región, haciendo excursiones a los campos volcánicos de la Payunia o a la Caverna de las Brujas con sus estalactitas y estalagmitas; sino que también pueden entrar en contacto con hechos científicos, por ejemplo, el Observatorio Pierre Auger o el Complejo Planetario Malargüe. En efecto, la sala del Observatorio donde se da diariamente una charla explicativa sobre el proyecto de detección de rayos cósmicos se encuentra siempre colmada, al igual que el domo del Planetario.

Lo cierto es que esta ciudad de 25 mil habitantes, que produce el 80 por ciento del petróleo de la provincia, tiene la intención de convertirse en un polo científico del país. De hecho, ya cuenta con una escuela especializada en ciencia, que lleva el nombre del director emérito del proyecto Auger, James Watson Cronin (Nobel de Física 1980), quien consiguió el medio millón de dólares para la construcción del edificio. Asimismo, Malargüe es el lugar elegido por la Agencia Espacial Europea (ESA) para construir una estación de apoyo para misiones interplanetarias que costará 40 millones de euros.

Rayos cósmicos

El Observatorio Pierre Auger tiene el objetivo de detectar el origen y la identidad de las partículas de alta energía provenientes del espacio exterior, que se conocen como rayos cósmicos. En noviembre de 1995, la Unesco eligió a la Argentina como la sede sur del proyecto, y Malargüe ofrecía una planicie que, además de permitir la instalación de los tanques detectores en una superficie de unos 3 mil kilómetros cuadrados, se encuentra a una gran altura sobre el nivel del mar y proporciona un cielo limpio para detectar las partículas con mayor facilidad que en otras regiones. El observatorio correspondiente al hemisferio norte se construirá en Lamar, en Colorado, Estados Unidos.

El Observatorio Sur consiste en un conjunto de 1600 tanques detectores de superficie, distanciados a un kilómetro y medio entre sí, y que se pueden observar desde la ruta cuando uno viaja a Malargüe desde San Rafael. Estos tanques se complementan con un conjunto de 24 telescopios de fluorescencia que detectan la luz ultravioleta que producen las cascadas de rayos cósmicos al atravesar el aire. (ver “Lluvia extraterrestre”, en EXACTAmente número 44, diciembre 2009)

En el proyecto trabajan alrededor de 400 científicos de más de 80 instituciones, entre las que se encuentra la Facultad de Exactas. Si bien las observaciones comenzaron ya en el 2004, el observatorio se inauguró en forma oficial en noviembre de 2008. Sin embargo, la historia de los rayos cósmicos en la Argentina, y en la provincia de Mendoza, es más antigua, y se remonta a mediados del siglo XX.

Una historia aún más extensa

Con el fin de detectar partículas cósmicas, alrededor de 1950 se construyó un refugio en la cordillera de Los Andes en las laderas del cerro Laguna, vecino del volcán Maipo, y hubo un plan de construcción de un observatorio, con 30 mil detectores Geiger emplazados a lo largo de dos kilómetros cuadrados, que nunca fue realizado. Sin embargo, en el refugio se realizaron estudios con placas nucleares que se expusieron a la radiación. Entre los investigadores que allí participaron, que no estaban ligados al emprendimiento original, se encontraban Juan Roederer y Juan José Giambiagi. Con posterioridad se creó el Centro Nacional de Radiación Cósmica (actualmente el Instituto de Astromía y Física del Espacio, IAFE). En 1960, Roederer, su fundador, fue nombrado director.

Para ver las estrellas

Está claro que Malargüe, que vive de lo que producen las entrañas de la Tierra, está muy interesada en el cosmos y, para ver las estrellas, dispone del primer planetario digital fijo de la Argentina. Inaugurado a mediados del 2008, el Complejo Planetario Malargüe está ubicado en un predio de una hectárea y media de superficie, y consta de un conjunto de cuatro edificios, que incluyen, además del domo, un museo de ciencias y una sala de conferencias. Se destaca especialmente el diseño del techo del domo, que consiste en una pirámide de 13 metros de lado, cubierta con grandes tejas triangulares, coloreadas con una pintura tornasolada en la gama del azul.

En cuanto al sistema digital de proyección, éste permite proyectar más de cien mil estrellas, de ambos hemisferios. Puede posicionar el lugar de observación (latitud y longitud) y el cielo observable en la fecha exacta que se desee, miles de años atrás o adelante. Asimismo simula efectos atmosféricos como crepúsculos, centelleo de las estrellas, y posiciona la Luna y los planetas de forma exacta en cada fecha, cambiando automáticamente a medida que transcurre el tiempo durante la sesión de planetario.

Cabe destacar que el sistema digital erradica, de la zona central de la sala, al instrumento electromecánico tradicional, característico de muchos planetarios, como el de Buenos Aires. Además, el operador, ubicado frente a su consola, detrás de las butacas, interactúa con el público y puede mostrar los objetos celestes según los requerimientos y preguntas de los asistentes.

Cuestiones terminológicas

El término planetario es muy amplio, pues designa tanto a la sala de espectáculos, a la cúpula de proyección como al propio edificio que contiene en su interior los elementos que hacen posible la representación. Si bien pueden confundirse los planetarios con los observatorios, un planetario ofrece una representación óptica sobre una cúpula cerrada, mientras que en un observatorio, mediante instrumentos ópticos (telescopios), se puede tener una observación directa del cielo (siempre y cuando no esté nublado). De todos modos, los planetarios suelen contar con telescopios ubicados al aire libre para que el público pueda realizar observaciones.

(Información sobre planetarios en http://www.cielosur.com/planetarios.php).

Por otra parte, cabe señalar que el Observatorio Pierre Auger no es un observatorio astronómico, sino astrofísico. Su objeto de observación no son las estrellas, sino las partículas subatómicas, que se detectan con instrumentos especiales.

por Susana Gallardo – Jefa de redacción

2 respuestas to “Malargüe y la ciencia”

  1. mar said

    quisiera recibir la revista exactamente en mi domicilio.donde debo suscribirme?gracias mara

    • revistaexactamente said

      Mar, la revista la podés retirar de manera gratuita en la FCEyN, en la Secretaría de Extensión, Graduados y Bienestar. No hay, por ahora, suscripciones particulares. Saludos.

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