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Los conservadores acusan a la BBC de parcialidad

Enric González

El Partido Conservador británico y la British Broadcasting Corporation (BBC) se llevan muy mal estos días. Durante el mandato de Margaret Thatcher hubo algunos problemas pero los hombres de John Major han hecho un auténtico casus belli de las informaciones de la radiotelevisión pública sobre su reciente congreso en Blackpool. El presidente del partido, Chris Patten, ha acusado a la BBC de tener "prejuicios" anticonservadores y de ofrecer una información sesgada. El director general de la BBC, John Birt, ha respondido que "no se dejará intimidar por ningún partido". El mal humor de los tories se incrementa con cada sondeo electoral. Los laboristas han recuperado la ventaja y, en estos momentos, parecen superar al partido en el Gobierno por casi siete puntos. Varios aspectos de la política conservadora -la CE, el desempleo y el Servicio Nacional de la Salud, sobre todo- son de puro cristal, y no resisten un examen informativo riguroso. Ante la falta de mensajes positivos, al partido le han entrado ganas de matar al mensajero, en este caso por el medio informativo independiente más poderoso del país, la BBC.

Los conservadores han desplegado todos sus instrumentos, incluida la prensa escrita que les es Fiel, para criticar a la BBC. The Evening Standard ha publicado feroces reportajes sobre el supuesto derroche de medios de la compañía. The Sunday Times aseguraba el domingo que el propio primer ministro, John Major, había dirigido personalmente una severa reprimenda a John Birt durante el congreso de Blackpool. Y algún ministro parece dispuesto a boicotear a la cadena televisiva. El ministro de Empleo, Michael Howard, rehusó en el último minuto una invitación para acudir al programa On the record, alegando que se le preparaba una encerrona.

El presidente de la BBC ha enviado una carta a los conservadores en la que señala que "las próximas elecciones serán muy duras y disputadas; en la campafía se encenderán las pasiones. La BBC seguirá escuchando cualquier queja y considerándola seriamente. Pero no se dejará avasallar por ningún partido". La radiotelevisión pública tiene su independencia garantizada por la ley, y los partidos gobernantes carecen de medios para influir directamente en los programas informativos. Sin embargo, la carta que protege los derechos de la BBC se renueva periódicamente, y en 1996 -es decir, a finales de la próxima legislatura- caduca la vigente carta.

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