La cadena de solidaridad de miles con la ultraderecha que posa falazmente de salvadora de Venezuela es simplemente hipocresía política. Ninguno de los expresidentes y operadores políticos que intentaron de manera abrupta ingresar a Caracas este fin de semana, sin ostentar las credenciales de observadores de los comicios y sin tener aval de la autoridad electoral venezolana, ha mostrado repudio con las sanciones y bloqueos económicos hasta a la comercialización de productos de primera necesidad que ha asfixiado a esa nación por más de una década.
Como en el libro de Eduardo Galeano, “Patas arriba. La escuela del mundo al revés”, la lógica política de los sectores hegemónicos del mundo es atribuirle el papel de salvador de las crisis a quienes las han generado. Así, hoy los más de 35 mil muertos en la Franja de Gaza no son responsabilidad de Israel que continúa bombardeando inmisericordemente ese territorio, sino de los propios palestinos, violentados históricamente por el poderío militar israelí.
Por eso, contrario a esta nefasta concepción, la innegable tragedia venezolana que ha expulsado a millones en una diáspora por el mundo no es consecuencia del Proyecto Chavista, ni de su mal continuador Nicolás Maduro, sino del inmenso embargo económico que ha padecido la sociedad venezolana.
La poderosa maquinaria de medios occidentales dedicados a aniquilar moralmente la agenda social de Hugo Chávez logró anticipar infundadamente un fraude electoral y posicionar como una verdadera heroína a María Corina Machado, y como un estadista al señor Edmundo González; escondiendo las inmensas maculas que contradicen sus aparentes loables intereses sobre Venezuela. Lo único que le interesa al capital transnacional por intermedio del dúo María Corina y Edmundo es la privatización de la industria petrolera y la destrucción de la agenda social construida por años por la línea Chavista e invisibilizada por la estructura mediática hegemónica.
No hay constancia de que se haya cometido un fraude en esta elección presidencial. Aún las elecciones no han sido auditadas, ni las actas han sido publicadas, ni se han recontado los votos. El Gran Polo Patriótico, coalición de partidos que apoyaron a Nicolás Maduro obtuvo los mismos 6 millones de votos que históricamente ha contabilizado en otras elecciones. Es altísimamente peligrosa esa narrativa sin basamento fáctico que busca un alzamiento armado en Venezuela como lo afirmó Milei, presidente argentino.
La crisis en Venezuela no se supera con discursos democráticos selectivos. Es curioso que ese grupúsculo de expresidentes de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA) se hayan alineado para condenar anticipadamente las elecciones y a validar como único resultado admisible la derrota de Maduro. Lo que sí es verdaderamente antidemocrático es la negación de una fuerza política que con un sistema electoral con observación internacional ha ganado varias elecciones en los últimos años.
El camino de superación de la crisis venezolana inicia con un consenso multilateral que propicie terminar los bloqueos, embargos y restricciones económicas como las que congelan los bienes y cuentas bancarias en Estados Unidos, las que prohíben el comercio con determinados bonos venezolanos de la petrolera estatal PDVSA, y las que restringen la importación de medicamentos y alimentos. Y, por otro lado, la devolución de los activos productivos usurpados al pueblo venezolano como la petrolera Citgo y las toneladas de reservas de oro que están en el Banco de Inglaterra en Londres.
Por lo pronto, es importante que se garantice la transparencia del proceso electoral publicando las actas y tramitando las solicitudes de reconteo reclamadas por la oposición derrotada. Esperemos que las negociaciones entre Venezuela y Estados Unidos puedan viabilizar un camino de reactivación de la economía venezolana y como consecuencia un retorno masivo por millones de migrantes a su terruño.
*Abogado y Magíster en Educación. Coordinador del Equipo de Trabajo de Medellín en el Proceso de Comunidades Negras (PCN). Colombia.
Publicado originalmente en www.diaspora.com.co