A medida que la dirección republicana se ha podido explicar mejor y ha recibido también el aval público del propio Pedro Sánchez, se consolida la idea de que el pacto entre ERC y PSC supone un evidente salto cualitativo en el autogobierno catalán. De eso parece que no hay dudas. El argumento que puede hacer hoy tumbar la investidura de Salvador Illa en la consulta a las bases de ERC es la desconfianza que existe entre estos militantes hacia el PSOE, pero también, hay que destacarlo, hacia su propia cúpula.
Por tanto, es posible que en el ánimo de los cerca de 8.700 militantes de ERC que hoy están llamados a votar puede tener más peso este distanciamiento hacia los negociadores del acuerdo que la valoración del propio pacto en sí. Hoy están en juego muchas cosas. De forma automática, el triunfo del no supondría más meses de parálisis en Catalunya, con elecciones en octubre y las consecuencias ya sabidas de mayor inestabilidad en la legislatura española. Pero el rechazo del pacto también implicaría un freno a la vía del diálogo que socialistas e independentistas han impulsado con medidas tangibles –indultos, amnistía, uso de las lenguas cooficiales en las Cortes, traspasos pendientes a la Generalitat– y otras que se han comprometido a hacer en el futuro, tanto en este acuerdo que está en discusión como en el de investidura entre el PSOE y Junts. Es cierto que el catalán aún no es oficial en Europa, pero el ministro José Manuel Albares está haciendo un trabajo titánico para lograrlo.
La pregunta que nos podemos hacer es cuál es la alternativa a esta estrategia de negociación que ofrece Sánchez y que Esquerra y Junts, con diferentes grados de entusiasmo, se han apuntado a explorar. Parte del independentismo, no obstante, desea que hoy gane el no para tener una nueva oportunidad en octubre de recuperar la mayoría absoluta. Lo que haría con ella es difícil de predecir, y la experiencia del procés ha sido un fiasco. Por ello, justamente, ha retrocedido en las últimas elecciones. Por razones muy diferentes, la oposición a Sánchez también desea que hoy triunfe el no.
Pocas veces la votación de una militancia va a ser tan seguida como la que hoy protagonizará Esquerra. Veremos cuál es su nivel de confianza.