Odiseo
Odiseo (o Iluses para los latinos) es el más famoso embaucador de la historia antigua, sólo superado por Richard Nixon. También es conocido como Ulises o por el sobrenombre de «ese pelirrojo cabrón» que le puso Homero.
Forjando la leyenda
La guerra de Troya pilló desprevenidos a todo los griegos de tal modo que cuando Odiseo dijo el sí quiero en su boda aparecieron dos soldados de Agamenón y lo reclutaron a Troya. Es de destacar la ocasión en que iban de travesía cerca de Lesbos en dirección a Ilión (Troya, pero a los antiguos les molaba ponerles varios nombres a las cosas) cuando Odiseo aprovechó el momento para cagarse encima de Filoctetes que yacía durmiendo en la cubierta del barco. Aprovechando la situación le pintó una serie de simpáticas yagas en la piel. Tras preparar la escena se fue corriendo junto a Menelao para avisarle de que Filoctetes tenía la lepra y que si no lo abandonaban en la isla morirían todos. Sin pensarlo dos veces los griegos metieron en un saco al pobre Filoctetes y lo abandonaron en la isla de Lesbos donde fue esclavizado por las únicas habitantes de la isla: Xena y Gabrielle.
Troya era muy aburrida. La playa estaba llena de griegos desnudos tomando el sol y la única mujer la tenía Agamenón en su choza-palacio. De este modo se pasó diez años urdiendo un plan para agilizar el fin del conflicto bélico. Estaba un día dándose un baño en una palangana gigante cuando se quedó ensimismado observando a unas gaviotas copulando y a dos cangrejos copulando también. En esto que giró la cabeza y vió a Patroclo y a Aquiles haciendo lo mismo. Una antorcha se encendió en su mente. Ordenó a los griegos que construyeran una réplica gigante de una bicicleta de madera. Pusieron un gran letrero que ponía «Pocos kilómetros, motor nuevo, plan prever incluido» y se escondieron. Los troyanos no pudieron resistirse y, aún sospechando una trampa, no hicieron caso de lo que decía Casandra (hermana de Paris Hilton), y eso que Casandra probó con la psicología invertida, pero ni aún así. Por la noche los griegos salieron del caballo pegando gritos y mandobles a ciegas pero resulta que los troyanos eran unos vagos y aún no lo habían introducido dentro de la ciudad. Humillados y avergonzados se volvieron a meter dentro para intentarlo otro día.
De tour por el Mediterráneo
- Artículo principal: La Odisea
Con tanta facilidad destruyó Odiseo la ciudad de Troya, que en un acto de impiedad, se olvidó de ofrecer sacrificios a los Dioses, indignados éstos, decidieron castigarlo con un crucero por el Mar Mediterraneo en un barco de pescadores portugueses durante veinte años.
Todo empezaba bien, al retirarse Aquiles de los terrenos de batalla por la mala patada de Paris Hilton, se le hizo un homenaje con todos los honores, pero el problema empezó cuando en medio del combate se le acercaron Odiseo y Ayax para pedirle la camiseta. Estos comenzaron con una discusión ciclópea, al final Atenea intervino y le concedió la camiseta a Odiseo. Ayax pilló un cabreo mitológico y se fue a su tienda, mientras Odiseo cogió su trofeo, se despidió de los presentes y puso rumbo a Ítaca. Sin embargo todo era una trampa de los Dioses para fastidiar a Odiseo. La camiseta se transformó en una horda de monos titís del Peloponeso, estos se volvieron locos y aparte de morder a toda la tripulación de la trirreme se cargaron todos los cordajes y remos.
El Cíclope
Tras firmar la paz con los monos titís del Peloponeso llegaron a la isla de Sicilia. Para su sorpresa se encontraron una taberna excavada en la ladera de una montaña. Polifemo's Pub era el nombre del negocio. Nada más entrar empezaron a olerse algo extraño pero pensaron que serían ellos después de tanto tiempo sin ducharse. Allí un cíclope educado en las costumbres de la Alta Sociedad que se autollamaba Polifemo les condujo a una gran mesa. Comieron hasta reventar pero para desgracia de Odiseo resultó que nadie tenía ni un dracma con el que pagar por lo que usando todo su ingenio escaparon subrepticiamente disfrazados de ovejas.
Al darse cuenta de la jugada Polifemo gritó: «¡Malditos griegos! Venís a mi pub a comer y os vais sin pagar». En esto que se levanta Odiseo de su escondrijo y gritó a su vez: «¡Polifemo, estúpido! Recuerda que te ha dado por culo un griego apellidado Sepsual y llamado Homero dejandote ciego de tu tercer ojo... bueno, en tu caso, segundo.».
Polifemo salió fuera del Pub y gritó a sus hermanos que un griego le había jodido bien. Cuando sus hermanos le preguntaron cómo se llamaba tan despreciable criatura, el pobre Polifemo contestó: «Ha sido un Homero Sexual». Los demás cíclopes al oírlo estallaron en una estruendosa risa.
Circe
Tras dejar la isla de Sicilia, llegaron a otra isla más misteriosa aún. Nada más poner los pies en la playa, una serie de animales se les acercó. Los griegos estaban un poco desconcertados ya que estos animales parecía que los guiaban hacia algún lugar de la isla. Estaba quedandose rezagado Odiseo, cuando una piedra impactó en su cabeza. Más tarde se despertó con un dolor de cabeza de desproporciones peloponésicas. El ágil Hermes estaba de pie a su lado subiendose la falda. «¿Qué quieres de mí? ¿Y por qué te estabas subiendo los pantalones?» Inquirió Odiseo prudentemente. Hermes contestó alado, «En primer lugar, vengo a ayudarte. Te dirigías a la morada de Circe, gran bruja y pánfila. Te habría convertido en cerdo como hizo con tus compañeros. Si no llega a ser por mí ahora estarías teniendo orgasmos de media hora con una diosa de abundantes pechos. En segundo lugar, toma esta hierba y podrás ser inmune a sus hechizos. Adiós». Hermes, ni corto ni perezoso, echó a volar en dirección a la nevada cumbre del Olimpo no sin antes comentar: «¡Por cierto, existe algo llamado depilación brasileña!».
Pasaron unas horas hasta que dio con la morada de Circe, hallando a la diosa rodeada de animales en una orgía sin fin. Decenas de animales, ninfas y gorriones fornicaban al son de la música producida por un cangrejo violinista. Circe, al ver a Odiseo, rápidamente le invitó a beber algo. Pero Odiseo ya se había fumado la hierba, así que era inmune a todas sus artimañas. La tomó por los brazos y dijo «Por activa o por pasiva, me ayudarás a llegar a Ítaca». Circe lo miró con su mirada más melosa y contesto «¡Por pasiva, yo siempre por pasiva, seré tu can del averno!».
En Hispania
Odiseo ya no podía más, su líbido sexual se hallaba bajo mínimos y temiendo morir extenuado rescató a los compañeros que no se había comido. Decidieron escapar de la isla con la complicidad de los dedos regordetes de la aurora. Una vez en el barco Odiseo se dio cuenta de que sus compañeros aún eran animales por lo que decidió viajar a Iberia para montar un circo ambulante.
Pasaron varias semanas en el meadero de Poseidón y perdió a casi toda su tripulación por culpa de la estrecha de Escila. Cuando llegaron a Marbella una inspección de sanidad le cerró el chiringuito aún antes de abrirlo, así que decidieron buscar alguna zona de la costa hispana sin urbanizar. Al no encontrar nada desembarcaron cerca de un rebaño de vacas doradas. Odiseo era prudente en extremo y sabía que esas reses no tendrían ese color por azar. Ordenó a sus hombres que les dieran caza y las comieran. Helios, dueño de los animales se enfuerció al descubrir el festín. Con mucha prudencia y comedimiento clamó venganza a los demás dioses a grito pelado, casi histérico. Zeus, sentado en el Olimpo, alargó una pierna hacía el tablero del Risk™ y les metió una patada a los griegos que los envió directos al Hades menos a Odiseo, que acabaría de nuevo en medio del Mediterráneo salvándose gracias a una patera que pasaba por allí.
Calipso y media vuelta
Varios años viviendo en el tronco de eucalipto enseñaron a Odiseo a ser paciente. De improviso, un día llegó hasta una misteriosa isla. En ella vivía Calipso, una ninfa nínfula ninfómana marina. Ésta, al ver que un hombre había naufragado en su isla, bajó corriendo hacia la playa a la par que emitía unos gemidos y aullidos ciclópeos. Eso era porque ya no se acordaba de cuándo había sido la útlima vez que se había acostado con un hombre. Odiseo, al ver tal imagen, por un momento pensó que una caníbal quería devorarlo, pero no le dio tiempo a reaccionar y en menos de un segundo se encontró a si mismo siendo violado.
Al principio la idea no le disgustaba, pero el problema es que iban a todas partes copulando, dormían copulando, saludaban a las visitas copulando, comían copulando. En fin, estaban copulando a todas horas. Incluso si no copulaban, era simplemente porque estaban o fornicando, o follando, o revolcándose, o bien manteniendo relaciones sexuales. Sin embargo Odiseo, al pasar los años con Calipso, envejeció en ocho años veinte de golpe. Calipso ya estaba quedándose ligeramente satisfecha de su furor uterino por lo que le permitió volver a casa y le regaló un barco.
No hay nada como estar en casa
Odiseo no se lo podía creer, después de veintitantos años por fin llegó a casa e iba a follar con su mujer. Desembarcó en Ítaca y siguió por la única carretera de su patria (Odiseo sabía que cuando muriese, nadie le recordaría como Odiseo el Constructor). Tras un par de horas llegó a la casa de unos pastores donde fue recibido por la prudente Atenea. Le explicó ágilmente todo lo que había sucedido en su prudente ausencia.
- Su mujer había tenido un hijo, Telaengrapo, que ahora rondaba los dieciocho años. Odiseo nunca fue muy bueno en ni en matemáticas ni en lógica y creyó que su hijo era aún más viejo que él.
- Su casa estaba llena de pretendientes esperando a que Penélope terminase por fin de tejer el maldito jersey de lana. Jersey que alcanzaba la friolera cifra de noventaytantos metros cuadrados de envergadura.
- Su perro perdiguero, el moteado no, el otro, había muerto el invierno pasado de moquillo.
- Su madre había muerto... y su padre también, por una trombosis en el pene.
- El precio del tabaco no había parado de subir en su ausencia así que tuvo que fumar shisha usando té en vez de tabaco.
Todo esto le consternó sobremanera, sin embargo, tenía un plan.
El Plan Maestro
El plan era de una dificultad tan extrema que sólo la astucia de Odiseo y la complicidad de Teléfono, que estaba al tanto de todo, hicieron posible que se llevara a cabo con éxito. Pagaron a una puta para que encandilase a los pretendientes llevándoles a una habitación oscura. Una vez allí los ataban y los empalaban vivos.
El fin de sus días
Ya viejo Odiseo, feliz de acabar sus días en Ítaca, con su fiel esposa Penélope como compañera, le entró un momento de lucidez y le preguntó a su casta esposa: «Cariño, tengo una pregunta... ¿cómo es posible que Televisión sea mi hijo sí nació varios años después de mi partida y además es más negro que el azabache en la oscuridad de la muerte?» Su esposa lo meditó un buen rato, mientras su paciente esposo esperaba y contestó con su característica prudencia: «Cariño, fue la casualidad...». Odiseo la miró sin entender nada, aparentemente el alzheimer hizo su trabajo, pero murió en paz consigo mismo y con su persona.
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Geografía: Atenas - Esparta
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